Cada periodo presidencial deja marcada en nuestra historia sus principales características que definen la gestión, como una impronta o marca distintiva de la gestión gubernamental.
Todos los últimos gobiernos desde que se reinstauró la democracia en el año 1983, tuvieron algunos rasgos que los identifica claramente y los diferencia notoriamente de otros gobiernos.
Pero la gestión de los Kirchner, por lejos, se lleva las palmas. Lamentablemente no por características positivas sino por el contrario, por algunas, demasiadas, que afectan no solo al país, sino también a su proceso de afirmación del sistema democrático. En estas características, uno de los elementos que juegan un papel principal son los protagonistas en esa gestión.
Obviamente saltan a la vista el principal “rara avis”, es o era el matrimonio gobernante. Pero los Kirchner son objeto permanente de estudio y seguimiento por la mayoría de los medios, razón por lo cual esta nota se referirá a otros dos conspicuos funcionarios de los dos períodos presidenciales: los Fernández.
Alberto y Aníbal Fernández fueron jefe de Gabinete de Ministros de la gestión de la dinastía de los Kirchner respectivamente. El primero de ellos estuvo con Néstor Kirchner y unos pocos meses con su viuda (desde el mayo de 2003 hasta el julio de 2008). Aníbal por su parte también estuvo en toda la gestión de los Kirchner, primero como Ministro del Interior de Nestor Kirchner y cuando asumió su sucesora, esta lo designó primero como ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, hasta que en julio del 2009 fue designado jefe de Gabinete. Ambos dieron espectaculares saltos ideológicos para arribar al kirchnerismo. Alberto viene de una coalición liderada por Domingo Cavallo y Aníbal del duahaldismo.
Alberto Fernández, uno de los laderos principales de Néstor Kirchner durante su gestión, fue co-responsable principal de la construcción de este régimen desnaturalizado, demagógico y populista, una pseudo democracia similar a la de un país bananero.
Las perversas prácticas políticas que se instalaron en el país destruyeron las instituciones republicanas, anularon la ética y moral pública y convirtieron a la Argentina en una nación sin respeto por las normas y leyes, las cuales se adaptaron a los caprichos y deseos del gobierno y el estado de derecho en muchos aspectos, desapareció por completo.
Los “Derechos Humanos” tan proclamados por el gobierno, se utilizaron con fines electoralistas y cientos de presos políticos permanecen detenidos sin proceso ni condena durante muchísimos años, y el hambre, la mortalidad infantil, la pobreza y marginación hace estragos, precisamente en el escenario económico mundial más favorable en la historia de nuestro país.
Argentina se aisló del mundo con sus permanentes contramarchas, por su política tan imprevisible, contradictoria y cambiante. La fuga de capitales se constante y ya es similar a la sufrida a la salida de la convertibilidad.
Alberto era el vocero principal de la pareja gobernante. En repuesta a una nota de un conocido seminario, Fernández replicó: "Es maravilloso que me llamen el comisario político de Kirchner". La obsecuencia y la sumisión se instalaron sin ningún disimulo ni vergüenza, entre los funcionarios y dirigentes del oficialismo.
No se conoce con certeza las causas de su abandono del gobierno en el año 2008, pero desde ese momento y en particular en este último año, Alberto Fernández vive deambulando por los medios, explicando a quien quiera oírlo, con cara compungida, llorosa y voz lastimera, sus críticas al gobierno al que perteneció, pero al mismo tiempo, buscando rescatar la figura del ex presidente.
Su postura denota como que quisiera estar bien con Dios y con el diablo. No perder el favor del kirchnerismo, pero remarcando los desaciertos y gruesos errores cometidos, seguramente para salvar su grave responsabilidad histórica al respecto.
Cuando asumió Aníbal Fernández, después del interregno de Sergio Massa, siguió con casi los mismos errores cometidos por el ex presidente y Alberto.
Pero las características de este Fernández son totalmente diferentes a las de Alberto. Carga unos antecedentes no precisamente favorables. Durante toda su gestión como ministro, mediocre y lamentable, prácticamente desconoció la existencia de la inseguridad en el país y el explosivo auge del narcotráfico en el país. Y así durante casi toda la gestión del matrimonio imperial, estos aspectos tan importantes estuvieron descuidados por el gobierno. Inclusive se lo relacionaba con el narcotráfico. A tal punto de se lo llamaba el “narcoministro”.
En su personalidad, Aníbal es lo opuesto de Alberto.
Con un prominente y llamativo bigote, ridículo, casi cómico, adopta la postura de un gallito del arrabal, agresivo, dueño de la verdad revelada.
Es poseedor de dos títulos universitarios, contador y abogado. No obstante sobre el último hay dudas al respecto, y su educación y comportamiento no es precisamente el de una persona ni instruida y menos educada. Muy por el contrario, es el perfecto compadrito pendenciero, mal educado, vulgar y grosero.
Posee una conversación, en ocasiones con divertidos rasgos de humor y ocurrencia, pero realizarle entrevistas resulta muy dificultoso, ya que utiliza una dialéctica discursiva, desviando el sentido de las preguntas y utilizando constantemente repreguntas al interlocutor. Obviamente siempre quiere tener razón.
Pero lo más llamativo de este personaje demostrativo de la dinastía kirchnerista, es su sumisión y evidente obsecuencia y genuflexión a la presidente.
Si la presidente dice que la Luna es un queso, Aníbal sin titubear y con la más absoluta seguridad y convicción defiende la expresión o postura de su “ama” y sin el menor atisbo de vergüenza se lanza contra toda argumentación racional. Es como si la racionalidad y su propia dignidad se la hubiera tirado a los perros. Y es así como ha lanzado a la opinión pública los más disparatadas, extravagantes e irracionales conceptos, muchas veces inexactos, falsos o erróneos y ha arremetido frontalmente contra quien se le ha enfrentado.
La lista sería demasiado larga de mencionar, pero a modo de ejemplo comprende actores, periodistas, políticos, funcionaros, empresarios, dirigentes, escritores, investigadores, etc. Inclusive con su antecesor en el cargo. Casi parece una telenovela: Fernádez contra Fernández.
Demás está decir que en estos ataques, verdaderos exabruptos, el sin sentido, la estupidez y la irracionalidad produce un profundo sentido de vergüenza ajena y un grave daño y desprestigio al gobierno. Y más cuando el protagonista, es nada menos que el Jefe de Gabinete Nacional.
Aníbal Fernández está dentro de lo que un político llamó como “perritos falderos” de la presidente. También una Jueza integrante de la Corte Suprema de Justicia, lo llamó “…como un elefante en un bazar…”. “… no podés salir a dar explicaciones estúpidas. Colgaste varias bolillas del derecho procesal…", agregó la Jueza.
En definitiva, ambos Fernández caracterizan muy negativamente la gestión de los Kirchner y son co-responsables de haber armado esta perversa y letal bomba de tiempo que es nuestro país.
Afortunadamente pareciera que la presidente en uno de sus pocos momentos de lucidez, decidió echar a los personajes vergonzantes de su gabinete.
Ya tomó medidas con el Canciller, Héctor Timerman por sus increíbles declaraciones e insólito proceder en la cuestión del “avión contrabandista” norteamericano y seguramente el siguiente “perritos falderos” a ser removido será el inefable Aníbal Fernandez.
Alfredo Raúl Weinstabl
Sr. Periodista: con el debido respeto, es repugnante ller su nota y ver con que virtud Ud. describe todo lo negativos y más de estos dos políticos. No entiendo, como no ven que si bien hay muchas cosas que deben cambiar, el país mejoró mucho y considero acertado que a finales del período de Néstor cesó esa alza, pero es un proceso que se mantiene. Como dice el refrán, el tiempo da la razón y veremos quién está mirando mal (puedo ser yo y me disculpo si así lo es).
Sr. Puki: He aquí una síntesis excelente de Enrique Avogadro sobre la herencia K a la que contribuyeron en gran medida los aludidos hermanos makana, quiero decir los Fernández. O sea que el país no mejoró en absoluto como Ud. afirma, sino que es un completo desastre. El campo minado que dejará el kirchnerismo a su sucesor está conformado por aspectos tales como la complicada paridad cambiaria, la inflación creciente, la gran masa (40%) de pobres y miserables, la falta de reservas energéticas, el festival de subsidios cruzados, la increíble decadencia de la educación, la inexistente salud pública, la carencia de una infraestructura apta para el desarrollo, la ausencia total de seguridad jurídica, la destrucción de las instituciones y organismos de control, la porosidad infernal de nuestras fronteras, el creciente problema del narcotráfico, la corrupción desaforada, la esencial dependencia del tipo de cambio en Brasil y del precio internacional de la soja, el desmadre del poder sindical, la inseguridad ciudadana y la indefensión total de nuestra soberanía; lamentablemente, y pese a la importancia de esos temas, no agotan la lista de agujeros negros que recibirá quien se siente en el sillón de la Rosada.