El otro día informaban en la radio sobre las nuevas medidas de seguridad de
manos del famoso lituano lombrosiano devenido en fiscal de la Nazión, y de
madres que se quejan del Museo de la Memoria. Un funcionario decía: “es imposible asignar cuatro agentes de policía por cuadra, en
algunos municipios ni uno por cada diez”. Semejante proporción me hizo
recordar la marca hombre a hombre que propone cierta técnica avara en el
deporte más popular. También existe la marca “en zona”, donde podríamos
distribuir uniformados en las zonas más calientes de nuestra Ciudad y el
Conurbano... y con este concepto de seguridad terminamos en el lecho de
Procusto, que si las bandas se mudaron de La Cava a Villa Las Ranas, cuando el
problema no es tanto de geopolítica criminal, sino de raíz socioeconómica.
Ahora han aumentado las penas para los delitos, permitiendo
la acumulación de penas, ignorando los principios garantistas más elementales.
¿Es que habrá menos fouls si empezamos a sacar más tarjetas? Lástima que
Madorrán no lo pueda contestar, y a Castrilli, ni qué hablar, cuando en un
partido River- Ñuls expulsó a cinco jugadores de la banda... pero los fouls
siguen ¿y el fair play ? bien gracias. Don Corleone Blatter debiera aplicarlo
en sus sórdidos juegos de poder, cosa que tampoco hace don Chicho Grondona.
Paradójicamente, las barras bravas son las encargadas de hacer el trabajo sucio
en la política, a la hora de sacar las papas del fuego, prenden las urnas, como
hicieran en Catamarca los funebreros.
¿En qué consistirá el fair play de la seguridad? No
lo sé, pero quizás, si en vez de hacer tanta marca, jugáramos a la ofensiva,
apostando al crecimiento, generando puestos de trabajo, en vez de bravuconadas
tilingas como las del ministro de la pala, facilitando préstamos blandos para
emprendimientos genuinos, dejando de lado el clientelismo político, seguramente
haríamos un golazo olímpico y conseguiríamos la medalla dorada del pleno
empleo. Pienso que ahí radica uno de los gérmenes de la delincuencia.
¿O será que el fair play de la seguridad es la tolerancia
cero? Tal vez a ese nivel quieran llevar los conspicuos parlamentarios de la
calle Perú su fallido código contravencional. Estos afamados legisladores se
rasgan las vestiduras intentando imponer contravenciones a menores de 18 años,
ignorando la Constitución Nacional y los tratados internacionales que
garantizan los derechos de los menores, también de rango constitucional. Sería
mejor que dejen de lado su actividad lúdica de promulgar pomposas “leyes”,
y se preocupen un poco más sobre el derecho de fondo que rige en todo el país,
tal vez allí se den cuenta que hasta los viejos edictos policiales eran más
progresistas... deberían buscar la manera de garantizar techo, comida
y educación plena a los menores que quieren encarcelar, antes que
proponer retrocesos de este tipo.
Pero la seguridad es pasión de multitudes, como diría Muñoz,
que se preocupaba más que Clemente no ensuciara con papelitos el Mundial,
mientras se encontraba bañado en sangre por la Dictadura. ¿Es la seguridad una
bandera exclusiva de la derecha troglodita? A nadie le gusta que le afanen, que
lo fajen ni que lo estafen, que lo secuestren o que le maten a un ser querido, y
ciertamente, debe plantearse una política de seguridad pero con participación
de la sociedad en todo su conjunto, en forma solidaria. La otrora estructura bonaerense de las
manzaneras –calcada de un sistema chileno del gobierno de Allende- en vez de
consistir en un sistema de prebendas partidarias debiera ser una red de prevención
social en todo sentido, con sus delegadas electas mediante voto directo de los
vecinos. ¿Suena trosko? Puede ser, más de ninguna manera imposible, o acaso ¿los
sheriffs no son electos en otros países? Claro que las delegadas vecinales no
tendrían funciones policíacas, sino más bien de prevención y contención
psico-social. Ojo que tampoco esta estructura se convierta en un panóptico a la
manera de los comisarios políticos de la ex URSS. La garantía se plasma en el
voto directo de los vecinos, y en dicha estructura tendrían que tener una
activa participación todas las ONG’s intermedias de los barrios, clubes,
bibliotecas populares, merenderos, autoridades escolares, asambleas vecinales (¿en
qué quedaron la multiplicidad de asambleas vecinales originadas a partir del 20
de diciembre de 2001?).
La seguridad no pincha
Este tipo de modelos sociales se vinculan al famoso
significante K de la transversalidad... creo que el mismo ha sido bastardeado,
ya que no consiste en un mero maquillado de viejas transas y poroteo partidocrático,
sino que supone una idea superadora de la verticalidad y la horizontalidad,
Schopenhauer la ejemplificaba con dos modelos traídos de la etología, siendo la misma, la
distancia adecuada que deben conservar los puercoespines, para preservar el
calor corporal de toda la manada (de ahí la idea de simbiosis social) sin que,
hallándose juntos, los cuerpos se pinchen entre sí y puedan sobrevivir al frío,
o también sería, el grado de inclinación que deben tener las anteojeras de
los caballos, para poder ver el camino sin tropezarse, pero tampoco sin ver
hacia sus costados y espantarse. Guattari lo traspoló al análisis
institucional, siendo el coeficiente de transversalidad el grado de participación
superadora de la verticalidad y la horizontalidad, que en una terapia llevan no
sólo los médicos en un hospital, sino las enfermeras, para los pacientes
internados en el mismo. Mejor no hablemos de la salud pública de nuestro país
pues ello nos llevaría toneladas de café de por medio, pero estos son solos
pensamiento en voz alta para que la seguridad no sea un presente griego de los
comandos civiles aggiornados, pues para ellos la seguridad sólo viaja en Falcón
verde, porque esos pibes melenudos que toman cerveza en la esquina del barrio
barón, en algo andan...
Carlos del Mazo