Hasta ahora no hay confirmaciones sobre el accidente del avión Saab 340 que durante la noche del miércoles realizaba el último tramo entre las ciudades de Neuquén y Comodoro Rivadavia cuando se accidentó en el pueblo de Prahuaniyeu, ubicado a 35 kilómetros de la localidad de Los Menucos, en la provincia de Río Negro, dejando 22 víctimas fatales.
Hubo revelación de datos precipitados, los que debieron haber sido confirmados primero, y retraso en aquellos que correspondieron haberse dado a conocer con rapidez.
La aerolínea Sol —la cual transporta mayormente a empleados del petróleo entre Mendoza, Neuquén y Comodoro Rivadavia— tardó más de cuatro horas en emitir un comunicado advirtiendo meramente lo que estaba ocurriendo con ese vuelo. La empresa decidió colgar la notificación en su muro de Facebook primero, y en la portada de su sitio web después. A partir de allí, los medios de comunicación pudieron reproducir la información.
El morbo también parece haber dicho “presente” en la cobertura de este caso, ya que si bien entre los pasajeros se encontraba viajando Juan Carlos Begovic, mano derecha del polémico socio K Cristóbal López, beneficiado numerosas veces con el negocio del juego y sospechado de estar vinculado al lavado de dinero, la muerte de un bebé de 10 meses en ese mismo avión pareció una noticia más redituable.
La hipótesis de engelamiento (congelamiento de las gotas de agua que impactan sobre la estructura de un avión en vuelo o que ingresan dentro de alguno de sus componentes que tienen contacto con el aire exterior) no tardó en sobrevolar por las redacciones de los medios, asegurando que el mismo piloto había pedido aterrizar de urgencia al haberse presentado ese fenómeno. "No tenemos hipótesis”, "no se sabe qué dijo el piloto en la última llamada”, dijo el vicepresidente de la aerolínea, Juan Nifeneger. Cómo se llegó a esa hipótesis entonces, de dónde salió y quién la hizo trascender, es un enigma que —a pesar de que la caja negra del avión fue encontrada recién ayer por la tarde para estudiar las causas del accidente— los medios insisten en sostener.
En el día de hoy, los matutinos Clarín, Página/12, Ámbito, Diario Popular y Crónica coinciden en destacar en primera plana que, pese a que ya fue hallada la caja negra del avión de la empresa Sol, las causas del accidente se conocerán recién en unos meses. Sin embargo, La Nación usa el título principal para anunciar en forma potencial y sin brindar certezas en el interior de la nota sobre tal especulación: “El hielo habría sido la causa de la tragedia aérea”.
Según un extenso y meticuloso informe del Departamento de Transporte y Servicios Regionales y de la Oficina Australiana de Seguridad y Transporte emitido el 11 de noviembre de 1998 sobre la seguridad aérea de la aeronave Saab 340, la misma está certificada para operar en condiciones de hielo. Dicha nave cuenta con sistema antihielo y deshielo, tales como los dispositivos llamados “botas” (boots) ubicados en el ala vertical y horizontal. Las “botas” se inflan a voluntad del piloto, rompen y expulsan el exceso de hielo acumulado sobre ellas; luego pueden programarse para que lo hagan automáticamente. El manejo de este sistema queda a disposición de la pericia del piloto, quien determina en qué momento activar dicho sistema, sin embargo todos aseguran la capacidad y experiencia de los que en ese momento tripulaban uno de los aviones más seguros del mundo, con tan solo 3 accidentes entre 9 millones de vuelos.
Por otro lado, el representante de los pilotos agrupados en la Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA), Claudio Somoza, aclaró que "permanentemente se vuela en zona de engelamiento", afirmación refrendada por el ex piloto y cineasta Enrique Piñeyro quien dijo “Casi todos los aviones sufren engelamiento en vuelo”.
Si bien pueden existir razones por las cuales los pilotos no detecten signos de engelamiento y no activen los sistemas anti-ice, las consecuencias de ese fenómeno van desde turbulencia hasta pérdida de velocidad y sustentación; pero en ningún informe de seguridad sobre el Saab 340 se menciona la posibilidad de algún acontecimiento que desencadene un explosión, y mucho menos cinco, tal como aseguró un vecino a la prensa y testigo de la tragedia Raúl Goichoechea. Este afirmó a los medios que el avión parecía una “bola de fuego” agregando además que al principio el avión parecía aterrizar, pero luego levantó vuelo antes de explotar. ¿Cómo es posible que pilotos tan experimentados no hayan podido maniobrar un aterrizaje y cuando lo estaban logrando finalmente decidieran levantar vuelo?
El Capitán Gustavo Alberto Flores, Jefe Departamento de Meteorología Aeronáutica de la Dirección General Del Servicio Meteorológico Nacional, expresa en un informe que el engelamiento puede producir aumento de resistencia aerodinámica, pérdida de sustentación, pérdida de tracción en hélices, vibraciones, aumento de consumo, bloqueo de comandos, bloqueo de tren de aterrizaje retráctil, reducción de visibilidad en la cabina, inutilización de antenas, e indicaciones erróneas en instrumental. Si alguno de estos factores puede ocasionar cinco explosiones en pleno vuelo, es algo que deberán analizar los especialistas.
Accidentes de aeronaves producidos por ese fenómeno normalmente explotan al impactar con la tierra, pero raramente en el aire. Tal es el caso del fatal suceso en el que murieron hace 10 años Germán Sopeña, secretario general de Redacción del diario La Nación; Agostino Rocca, presidente del grupo empresario Techint; José Luis Fonrouge, director de la Administración Nacional de Parques Nacionales, y otras siete personas más en un accidente aéreo causado por engelamiento; la nave explotó al impactar contra el suelo.
En un video computarizado, el gobierno cubano recreó los últimos minutos del avión de Aerocaribbean que se estrelló en noviembre de 2010 a unas 200 millas al este de La Habana. Una condición de engelamiento severo a la altura de 20 mil pies combinada con varios errores de la tripulación en el manejo de la situación provocó el fatídico accidente. Aún así, la caída del avión a tierra fue lo que provocó la explosión.
Es preciso destacar que el "testigo" Goicochea luego cambió su versión y dijo “El avión se prende fuego cuando impacta contra el piso”, contradiciendo lo que había declarado en los medios en un primer momento. ¿Cómo es posible que una experiencia vista por el único testigo directo del accidente caiga en semejante contradicción no quedando claro si el avión explotó en el aire o en la tierra?
Durante la tarde de ayer, los peritos de la Junta de Investigación de Accidentes de la Aviación Civil encontraron la caja negra y afirmaron que la aeronave no tenía desperfectos a la vez que el secretario de Transporte de la Nación, Juan Pablo Schiavi, aseguró que el avión de la empresa Sol había cumplido con todas las revisiones técnicas. Fue "un accidente muy raro", se animó a expresar a los medios.
Llama profundamente la atención la desaparición de casi todo rastro de la nave en el predio donde cayó el avión. Ni una pequeña parte del mismo puede verse en las fotografías tomadas en el lugar del fatal accidente. Al parecer, las altas temperaturas que están dispuestos a soportar materiales como el titanio, fibra de vidrio y aluminio no fueron suficientes para dejar rastro alguno de la aeronave. Algo parecido sucede con los cuerpos de los pasajeros y tripulantes: "Es difícil reconocer los cuerpos porque están todos carbonizados", dijo el director del Hospital Los Menucos, Ismael Alí. Es difícil imaginarse cómo es posible entonces que el testigo Goicochea y personal de Aeronáutica que cercó el lugar —impidiendo el ingreso de los medios— aseguren haber visto en el predio no uno, sino dos zapatitos de bebé casi intactos seguramente propiedad del único menor que viajó en ese vuelo.
Si la costumbre argentina de encubrir impericias no prevalece, el tiempo dará respuesta a todos los interrogantes surgidos en un accidente por demás curioso, donde la especulación y la contradicción están haciendo por ahora su parte.
Eliana Toro
Twitter:@toroeliana