Según los datos oficiales, con fecha mayo del 2011, existen 18.164 cooperativas inscriptas en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social —INAES—, y el grueso de las mismas se dedica a la construcción de viviendas (1642), pero también existe un número importante categorizadas bajo el rubro de “Agropecuaria” (136), “Agropecuaria-Apícola” (7), “Agropecuaria sin industrial” (24), “Agropecuaria Agroindustrial” (46), las distintas clases de “consumo” (120), las distintas clases de crédito (245), “De Provisión” (345), “Servicios Públicos” (1038), “Trabajo” (12.408) y 61 sin categorizar entre las categorías más numerosas. A su vez, también están inscriptas 4.731 Mutuales inscriptas en el organismo público. En su gran mayoría, tanto las cooperativas como las mutuales, no cuentan con líneas de contacto, en otras los datos están incompletos o están desactualizados. El número total, entre mutuales y cooperativas, es de 22.895, no tan alejado del estimativo de 30 mil que calcula el dirigente José Piñero.
En los últimos ocho años, acceder a la información pública, fue una tarea de espionaje. Los boletines oficiales están digitalizados en una tercera parte, la sección tercera, en donde no se encuentras las contrataciones ni los subsidios escandalosos que se publican en las restantes secciones. Sin embargo, el listado y las fechas de inscripción de las cooperativas y mutuales en el INAES, el cual puede descargar cualquier ciudadano, demuestra el aumento exponencial de las mismas. El lector puede pensar que es una virtud o no.
Corre por su cuenta, al igual que criticar o alabar el aumento sustancial de los subsidios a ciertos organismos de derechos humanos pero recordemos que el ex ministro de economía, Roberto Lavagna, decidió dejar su cargo tras denunciar públicamente un sistema de “cartelización” en un congreso de la Cámara Argentina de la Construcción.
A su vez, según un especialista en saquear recursos del Estado-Gobierno citado por el periodista José Antonio Díaz en “La Kaja” informa que el negocio está en “licitar una construcción a un valor de entre un 100 a un 200% por encima del real. Canjear una “comisión” de entre el 15 y el 25% para el funcionario u organismo que concede, a cambio de u “adelanto” de certificación de obra equivalente al 25 o 30% del valor total. Y liquidación, por último, del pago por parte del Estado, aunque la obra no esté finalizada” (1).
Existen, hasta el 19 de abril del 2011, 1642 cooperativas categorizadas como “de construcción de viviendas”. La primer cooperativa inscripta data del 20 de septiembre de 1927 y es la emblemática y hoy desaparecida cooperativa “Hogar Obrero Cooperativa de consumo, edificación y crédito LTDA” que nació en Avenida La Plata 543. Pasaron 84 años y se fundaron 18.164 cooperativas, a razón de 216,23 inauguraciones por año. En cuatro meses del 2011, el promedio se superó pues se inscribieron 286 cooperativas mientras que en el año anterior, 1797. En el 2009, el número ascendió a 3161, una cifra altamente superior al promedio anual de 1927 a la fecha, y en el 2008 descendió a 1031.
¿Existirá alguna explicación lógica de ese subibaja que significa inscribir cooperativas en el INAES? Año 2007 en que se desarrollaron las elecciones presidenciales, el número fue más elevado al año posterior, y alcanzó las 1649 inscripciones. 2006, la cifra es menor aunque nada despreciable: 1444. Se observa que, en los años en que se desarrolla un proceso eleccionario, el monto de inscripciones aumenta. ¿Cómo explicar que en el 2005, el año en que el aparato kirchnerista derrotó al duhaldista en la provincia de Buenos Aires, el número de cooperativas debutantes haya sido de 2210? El subibaja continúa hasta tocar el piso de los primeros años. ¿Existe una relación política entre el fluctuante número de inscripciones de cooperativas y mutuales y los procesos electorales o es pura casualidad?
Durante el duhaldismo —año 2002—, se inscribieron 335 sellos. De más está decir, que la corta presidencia de Adolfo Rodríguez Saá no existieron inscripciones; es más, el país –o al menos este organismo no trabajó o nadie osó inscribirse desde el 10 de diciembre del 2001 hasta el 4 de enero del 2002. Con la Alianza, la oficina de inscripciones se tomó una larga y prolongada siesta pues, en dos años, 560 formularios fueron aprobados. En la década menemista, las empleadas administrativas también se aburrieron bastante pues solo se aprobaron 1130 ingresos, a un promedio de 130 por año, bastante menos que las 3160 del año record: 2009, producto de la reactivación económica, la incursión de un Estado presente y benefactor —imagina el autor— y, por qué no, el auge del cooperativismo como flamante negocio en boga.
Todos los gobiernos, desde 1927 a la fecha y con excepción del desliz de Rodríguez Saá —que no permite una generalización— aprobaron la creación de cooperativas. Si durante el primer peronismo, la inmensa mayoría pertenecía a la categoría de servicios públicos y agropecuarios, durante el kirchnerismo, el incremento mayor representan las cooperativas de trabajo. En fin, 13.868 cooperativas se crearon durante los últimos dos gobiernos —Néstor Kirchner y Cristina Fernández— a razón de 1.733,5 por año lo que significa que dos gobiernos crearon el 76,34% del total de cooperativas inscriptas en la historia reciente —y no tan reciente— de la historia argentina.
Luis Gasulla
Próxima entrega: ¿El cooperativismo es un fenómeno de la ciudad de Buenos Aires o es federal?
[1] Díaz, José Antonio. “La Kaja. Kirchner S.A.” Editorial Sudamericana, 2007, página 53.