Está en su naturaleza. Es imposible evitarlo. El artero ataque del escorpión se dirige contra quien lo ayuda, según la fábula que traduce la inevitable condición traicionera de ese abyecto ser que hoy podríamos identificar con el parricida Sergio Schoklender, alias “Schoky”, remedo de Chuky, encarnado muñeco maldito que sólo podría invocar en su favor el refrán “quien roba a un ladrón…”, como para pretender justificar lo injustificable.
La profundización del modelo kirchnerista, propuesta desde la primera magistratura a grito desgañitado de la viuda del ex presidente ausente con presunción de fallecimiento, se hace evidente en la entente Hebe de Bonafini-Sergio “Schoky” Schoklender, ya que la sociedad funcionó mientras robaban juntos dineros del estado, provisto por generosos subsidios y donaciones distraídos de otras partidas presupuestarias sólo para congraciarse con la lucha por los derechos humanos a nivel formal, mientras continuaba el saqueo a los jubilados, a los aportantes de las ex AFJP, desvío de fondos al Fútbol para Todos, la publicidad oficial, el drenaje constante de Aerolíneas Argentinas y muchos otros etcéteras.
En las últimas horas los argentinos nos enteramos que la banda se ha disgregado: el parricida Schoklender abandonó el barco capitaneado por Hebe de Bonafini, y sólo se trató de un tema de dinero tan simple y trivial como es el reparto del botín. Parece que Schoky tomó una porción mayor del fifty fifty y eso generó la incontenible furia de su madre putativa.
Quien escribe ya los sostuvo antes, la única posibilidad de destruir la asociación ilícita que nos gobierna desde el 25 de mayo de 2003 es que se peleen entre ellos, ya que nadie desde el exterior podría lograrlo, dado que la oposición está pintada y cada día más disgregada por sus egoísmos y miserias.
Por tal motivo resulta plausible que el abogado de las Madres, Sergio Schoklender, haya mostrado su rastrera naturaleza y pusiera en evidencia el descontrol en los millonarios fondos manejados por esa agrupación que funciona como fuerza de choque psicológica embistiendo contra opositores, jueces y empresarios ajenos al universo KK.
Gracias al periodismo de investigación —tan vapuleado por fiscales y jueces autistas— el pueblo argentino supo que Schoky es dueño, entre otras cosas, de una vivienda de 19 habitaciones y 14 baños, canchas de fútbol y tenis y una piscina de 145 m2, también trascendió que viajó innumerables veces en aviones privados pagando la friolera de siete mil dólares por cada trayecto, repitiendo hasta tres veces un mismo día sus traslados aéreos a la provincia del Chaco, donde Madres de Plaza de Mayo Sociedad Anónima tiene un emprendimiento inmobiliario.
Nos enteramos también que Schoky tuvo algunos problemitas por conducir vehículos robados, pero gracias a su ascendiente sobre la tierna viejecita simpatizante de ETA, pudo zafar.
Obviamente no fue casual que Hebe de Bonafini —madre de supuestos desaparecidos— adoptase a un parricida dándole cobijo en su propia casa apenas salido de la cárcel, como tampoco fue casualidad que emplease para manejar sus finanzas a Felisa Miceli, ex ministra de Economía —eyectada de su cargo al hallársele una importante suma de dinero en el baño incorporado a su despacho y que está camino al juicio oral y público por dicha “desprolijidad”— que a la vez también cobijase al hermano de “Caín”, a Pablo Schoklender, también condenado por parricidio y que estuviera prófugo de la justicia durante años, joven que hoy sustituyó a Schoky. ¡Lindas piedras pa` una honda!, diríamos en el campo.
La hipócrita conducta de la titular de Madres de Plaza de Mayo está inmersa dentro del universo mayor de hipocresía kirchnerista. Será interesante ver qué dice la Presidente de la nación y su sagaz jefe de Gabinete de Ministros, el incalificable Aníbal Fernández.
Cosas vederes Sancho, que non crederes…
Enrique Piragini