Nuestro gobierno podría ser calificado como un gobierno fallido en una democracia imperfecta. Fallido por la ausencia de la interacción de los Poderes. Fallido por la transgresión casi sistemática de las leyes y la Constitución Nacional.
Todo se busca ajustar a sus necesidades y preferencias. Si la ley sirve, bien, si no sirve, se busca un subterfugio para justificarla y adaptarla a sus propósitos o simplemente desconocerla.
Nuestro actual sistema democrático es solamente la cobertura de un régimen fuertemente autoritario y personalista.
Pero además de las causas indicadas anteriormente, otra que incide fuertemente, es el enorme nivel de corrupción gubernamental. En cualquier lugar, hecho o actividad que se investigue, surge casi de inmediato la purulencia de la corrupción.
Una de las banderas de este gobierno son los Derechos Humanos. Desde el principio de la gestión gubernamental del matrimonio Kirchner, este tema constituyó un tema central en su política interior.
Pero como no podía ser de otra manera fue mal llevada, pésimamente llevada, casi solamente como una declamación publicitaria que buscaba obtener réditos políticos.
Los organismos de Derechos Humano muy en particular la organización no gubernamental Madres de Plaza de Mayo, entre otras, estaban muy cercanos a la presidente.
La líder de esta agrupación, la inefable Hebe de Bonafini, siempre próxima a Cristina Fernández en todos los actos públicos, se trataban como si fueran parientes o entrañables amigas.
Con el tiempo, la organización de las Madres de Plaza de Mayo, fue creciendo y formando una especie de holding que tenía desde una universidad propia, hasta, entre otras actividades, la construcción de viviendas en todo el país.
Obviamente ese desarrollo y crecimiento se debía a los millonarios subsidios oficiales.
El apoderado de esta fundación no era más ni menos que un famoso parricida, Sergio Schocklender.
Pero recientemente estalló como en casi todo lo que hace o hizo el oficialismo, el consabido acto de corrupción en el manejo irregular de esos fondos públicos.
El parricida tenía un nivel de vida realmente envidiable, un elevadísimo estándar de vida.
Ya en 2010, Fundación Madres de Plaza de Mayo fue denunciada ante la Justicia por el rechazo de 147 cheques por un total de $1.668.270,39. En 2003, el Juzgado Nacional de 1ra. Instancia en lo Comercial Nº 1, decretó la quiebra de Sergio Schocklender. Ambos, Bonafini y Schocklender, habían sido denunciados por sobreprecios en la construcción de viviendas sociales ("Las Casitas de Telgopor de Cristina").
¿Puede ser creíble que su “madre adoptiva” no haya tenido conocimiento de la situación de Schocklener y del manejo irregular de los fondos?
El hecho es una mancha más para el gobierno. Una mancha más en este tema en particular, el de los Derechos Humanos, que se suma a los cientos, probablemente miles de millones de dólares, sin información oficial, distribuidos entre los familiares de los desaparecidos de la década del 70, en los 1200 presos políticos en cuyo detención y procesamiento se transgreden principios jurídicos universales y en los que fallecieron en prisión por no recibir la asistencia médica adecuada.
A ello le podemos sumar casi un tercio de la población que vive debajo de la línea de pobreza, sin perspectivas para su futuro ni el de sus hijos, en los niños en el Norte de nuestro país que se mueren de hambre y así se podría seguir en la enumeración de hechos que marcan un rotundo fracaso en la política de los Derechos Humanos.
Estos casos de corrupción que es extienden a casi todas las esferas y actividades del gobierno, se debe fundamentalmente, a la falta de organismos de contralor o de supervisión.
Y precisamente la transparencia de los actos públicos, era otra de las banderas que esgrimía la presidente y que reafirmó repetidamente desde el mismo momento de su asunción a la primera magistratura.
¡Que ironía! Dos de las banderas del FPV han caído... ¿Cuántas más caerán con el tiempo?
Alfredo Raúl Weinstabl