La lingüística crítica sostiene que junto con las formas gramaticales, también se adquiere una concepción del mundo. Así introduce los conceptos de modelos accionales y transformaciones.
El análisis crítico del discurso, representado por Van Dijk, trabaja con el concepto de modelo como representación social de una experiencia ya vivida.
Se toman también los conceptos de apelativos, sobreentendidos, explícitos e implicatura.
Sobre la base de estos conceptos teóricos, en el presente trabajo se analizan tres crónicas del día 21 de diciembre de 2001 en donde se relatan los hechos ocurridos en Plaza de Mayo el día anterior, 20 de diciembre. Los diarios seleccionados son Ámbito financiero, Diario Popular y Clarín.
Específicamente se trabajará la construcción de la figuras de los civiles y de los militares y cómo se describe el accionar de ambos.
Debido a que la ideología de cada diario es diferente, se espera encontrar marcas distintivas en cuanto a la designación explícita de los agentes protagónicos, la valoración de las acciones de cada uno, la responsabilidad asignada, los supuestos, los sobreentendidos y los implícitos presentes, tanto en la nota en sí como en los titulares correspondientes.
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Todo relato sobre un acontecimiento es una construcción discursiva y como tal aparecen en él los elementos que marcan la subjetividad del lenguaje y la posición ideológica frente a la situación descripta.
En el presente artículo se trabajará con un corpus de tres notas periodísticas aparecidas el día 21 de diciembre de 2001 pertenecientes a los diarios Ámbito financiero, Clarín y Diario Popular, en donde se cuentan los acontecimientos ocurridos el día 20 de diciembre de 2001: el enfrentamiento entre la manifestación popular y la policía, el cual culminó con un saldo de cinco muertos y centenares de heridos
El objetivo del trabajo es determinar cómo se construye la imagen de los manifestantes y de la policía en el enfrentamiento y cómo esto responde a las diferentes ideologías.
La batalla que no es pero parece
Basándonos en los conceptos expuestos analizaremos las crónicas seleccionadas.
Se aplicará el modelo como representación de una experiencia, solamente a los titulares; los apelativos, los modelos accionales y las transformaciones para determinar la construcción de los grupos involucrados en las crónicas.
En el diario Ámbito financiero encontramos, para referirse a los a manifestantes, distintas formas de denominación, inclusive se puede advertir una escala gradual en cuanto a la terminología: de conceptos más neutros a conceptos más despectivos o agresivos. Así aparecen las siguientes expresiones: primero menciona a “gente”, “mujeres, niños, hombres de saco y corbata, ancianos”. Luego utiliza pronombres indeterminados como: “otros”, “los que”, “aquellos”, “todos”. En el transcurso de la noticia, ya no encontramos gente “común”, sino “los infaltables activistas de izquierda”, “manifestantes”, “integrantes del grupo Quebracho”. Por último la nota toma un episodio de saqueos ocurrido en Villa Centenario y lo asocia a los acontecimientos de Plaza de Mayo. Allí los actantes son “los saqueadores”.
El otro grupo que se encontraba en la Plaza recibe una sola denominación: Policía. Aparece como sustantivo colectivo y con mayúscula, con lo cual remite a la institución y supone un cuerpo íntegro con una actuación definida y organizada, sin diferencias ni desencuentros: “tropas de la Policía Montada”, “la Policía se agrupaba”. A los manifestantes, en cambio, se los presenta desde el comienzo divididos en muchos núcleos, demasiados grupos y acciones dispares.
Veamos ahora cómo presenta las acciones llevadas a cabo por cada uno.
En el titular aparece: “La Capital, desbordada por la violencia: al menos cinco muertos”. Las muertes ocurridas no tienen responsables. El sujeto de la acción está borrado. La violencia tuvo consecuencias, pero no actantes. No hay nexo entre el actor y el proceso, el titular apela a la asociación violenca-muerte, dejando de lado las causas de la manifestación, el comienzo pacífico y espontáneo y la responsabilidad policial en las muertes ocurridas. El modelo al que apela genera angustia y miedo.
En el relato de los acontecimientos, las acciones realizadas por los manifestantes están construidas de tal forma que los presenta en forma activa:”decenas de personas levantaron verdaderas barricadas en varias calles”, “los infaltables activistas de izquierda...pugnaron por llegar a la Casa Rosada destruyendo todo a su paso”,”los manifestantes incendiaron árboles, dos camionetas de un correo privado y neumáticos”, “un grupo de vándalos con el rostro cubierto comenzaron a destrozar más bancos”.
En las situaciones en donde aparece la Policía también se utiliza un modelo en donde los protagonistas son agentes activos, pero la diferencia que encontramos es que el léxico utilizado tiene connotaciones positivas a diferencia del que se lee cuando la referencia es a los manifestantes: “Policías a caballo (...) arrearon a decenas de detenidos (...) y hasta dispersaron a un grupo de Madres de Plaza de Mayo”, “la Policía ganaba la Plaza haciendo retroceder a los manifestantes”. Con el vocabulario utilizado desaparece la actitud represiva y violenta. Los verbos arrearon, dispersaron y ganaba, marcan acciones pacíficas en donde no hay víctimas violentadas por el accionar policial.
Cuando la narración describe el accionar policial, esta desaparece de escena como actor: “Cuando llegó la orden final de desalojo (...) el humo de los gases oscureció la zona”, “En esas dramáticas horas al menos cinco personas murieron por recibir impactos de bala y más de 250 resultaron heridas”. Utilizan oraciones impersonales “Sucedió entonces, nuevas batallas campales; heridos, detenidos, órdenes judiciales para cesar la violencia desobedecidas, más heridos y más detenidos”, “La Plaza debe quedar desalojada”, fue la orden impartida a las 9 de la mañana de ayer”
Se nominaliza el discurso: “la represión estalló”, “El descontrol total”.
La crónica está armada de tal forma que, si bien se habla de un verdadero campo de batalla”, término que supone la existencia de dos bandos que se enfrentan, se describe una batalla que tiene a un solo grupo como violento y provocador: los manifestantes. El otro, la Policía, se limita a evitar mayores desbandes.
Inclusive, el texto le cede la palabra al segundo grupo presentándolos como víctimas de la situación: “A mí también se me cayeron las lágrimas cuando tuve que pegar, pero qué querés que haga, éste es mi laburo y tengo que cumplir la orden”, le decía un joven agente de Policía a una mujer que detrás de un vallado le reprochaba la actitud hostil”. “Otro policía también lloraba sobre el hombro de un movilero de una radio: Tengo que disparar y ahí al frente está mi viejo que gana 150 pesos, qué querés que haga”. Observamos que la Policía aparece en situación activa sólo cuando su imagen es positiva, de lo contrario dicha figura aparece desdibujada.
Los manifestantes, en cambio, no tienen la palabra en forma personalizada. Lo que ellos dicen se sabe a través de los cánticos o de los carteles. No hay voces individuales como en el caso anterior: “Estaban los que sólo coreaban “Argentina, Argentina, Argentina”, “Otros desafiantes, cantaban “Bin Laden, Bin Laden, haceme un favor, Chupete está en la Rosada mandale un avión”
En otra de las crónicas analizadas, la del diario Popular, vemos el acontecimiento de manera diferente: el titular dice: la histórica plaza fue otra vez testigo de la tragedia. Establece un modelo en donde no hay causalidad, no hay un sujeto activo que realice una acción: no hace referencia a los acontecimientos como protagonistas de la jornada y a través del verbo fue aparece una pasivación. Las expresiones “otra vez” e “histórica” presuponen el conocimiento de sucesos históricos del país y del significado que la Plaza de Mayo tiene para la historia argentina, contando con las asociaciones paradigmáticas que el lector realice con la época peronista. Apela al modelo que asocia manifestación popular-tragedia. Al decir “otra vez”, incita al lector a buscar en su memoria todos los hechos sangrientos, cuyos resultados fueron negativos para la sociedad.
Luego de situar geográficamente al lector, la nota hace una síntesis de lo ocurrido el día anterior, 20 de diciembre de 2002, en la Plaza de Mayo. Describe la imagen de los acontecimientos de manera tal que los manifestantes aparecen como víctimas de los policías, presentando a estos últimos en una actitud activa y agresiva, y a los manifestantes en una actitud cuasi pasiva y no agresiva: “con policías disparando gases lacrimógenos y balas de goma o cargando con sus caballos sobre manifestantes que alternaron violencia con resistencia pacífica”. Sin embargo, a lo largo de la crónica, veremos que esta presentación se invierte.
Los actantes se encuentran en “batallas cuerpo a cuerpo”. Este sintagma nominal presupone la participación activa de dos bandos con el mismo nivel de agresividad. “La situación fue reiterativa: los manifestantes avanzaban sobre las vallas arrojando piedras o botellas cargadas de bronca y la policía respondía con balas comunes y de goma, gases lacrimógenos, o con la embestida de gases hidratantes”. La cadena semántica avanzaban-vallas-arrojando-embestida nos remiten a una situación bélica tal como lo presenta la crónica.
Uno de los bandos es el grupo de los civiles, el cual aparece denominado, a lo largo de toda la nota, como “manifestantes”. Separa de ellos a “grupos radicalizados”, “grupos más violentos” y “un centenar de personas -muchos de ellos militantes de izquierda-”.
El otro bando es el grupo militar y aparece denominado como “la policía”.
Para el primero usa un sustantivo común concreto en plural, lo cual nos indica la multiplicidad de personas. En cambio en el segundo caso utiliza un sustantivo abstracto que presenta al grupo como una unidad, como cuerpo integrado.
La crónica, como ya vimos antes, presenta a los actantes en una situación bélica, en donde ambos luchan cuerpo a cuerpo. Sin embargo, desde el comienzo de la descripción pone al bando de los manifestantes como agresor: “avanzaban sobre las vallas arrojando piedras” y al otro, el de la policía, en una actitud de respuesta a dicha agresión: “la policía respondía”, “Ante cada nuevo embate, la policía realizaba una serie de detenciones y traslado de los apresados”.
Volviendo a los conceptos de modelo transactivo y no transactivos, se puede observar en la crónica que el primero está presente cuando se hace referencia a los grupos que están en la plaza, pero que no forman parte de los manifestantes: “grupos más violentos, con los rostros cubiertos y armados con piedras, incendiaron y destruyeron obradores del subte y cartelones, saquearon y destruyeron locales de comida rápida, locales de videoclubes y sedes bancarias; “un centenar de personas –muchos de ellos militantes de izquierda- forzaron las persianas cerradas y se llevaron comida, bebidas e incluso mobiliario”; “grupos radicalizados atacaron dos sucursales bancarias, la sede de Repsol-YPF, una importante camisería, una zapatería, un colectivo y cuatro camionetas de una empresa postal”.
En todo momento se advierte que la participación de dichos actantes es activa: “...avanzaban sobre las vallas arrojando piedras...”; “Aplaudiendo, golpeando tapas de ollas y cantando “el pueblo no se va” y “Chupete ya se va”, cientos de personas se congregaron nuevamente en la Plaza...”; “...grupos de personas sin ninguna identificación partidaria regresaron a primera hora a la Plaza de Mayo...”.
Finalizando la nota, los manifestantes son descriptos, siguiendo la presentación activa: “los manifestantes, que golpeaban cacerolas y tachos de basura que habían arrancado de sus lugares, alrededor de la plaza”
La participación de los policías es pasiva, a diferencia de los manifestantes, y lo que hacen los primeros es reaccionar al verse afectado: “la policía respondía con balas comunes...”; “Ante cada nuevo embate la policía realizaba una serie de detenciones y traslado de apresados...”; “(cientos de personas) recuperando las posiciones que habían pedido luego de la represión motorizada por la policía ayer a la madrugada” La subordinada está construida de tal forma que no aparece ningún verbo o verboide que le atribuya la acción al grupo policial. También encontramos la forma impersonal: “...se desató la represión...” o la forma pasiva de presentar a los efectivos que estaban en la Plaza: “La Casa de Gobierno amaneció rodeada de efectivos de la Policía Federal que formaron un cordón sin actuar contra los manifestantes”
El tratamiento que reciben uno y otro grupo es diferente. A los manifestantes y a los grupos que se encontraban en la Plaza se los presenta con connotación negativa: agresión, ataque, violencia. La imagen de estos va ascendiendo en grado negativo a lo largo de la nota: primero responden ataques, luego arrojan objetos, siguen con descargas injustificadas de violencia sobre negocios y vehículos, recuperan posiciones perdidas y terminan arrancando tachos de basura provocando al grupo militar.
La policía recorre el camino inverso: pasa de atacar a los presentes en la Plaza, a “formar un cordón sin actuar contra los manifestantes”.
En la tercera crónica analizada, perteneciente al diario Clarín, el titular es represión en Plaza de Mayo: una batalla con cinco muertos. Dicho titular plantea una causa-consecuencia: la represión trajo la batalla. Pero esa represión no tiene un sujeto actante, no hay sujeto que la haya provocado.
El uso del sustantivo abstracto “represión” remite al modelo que asocia represión-fuerza militar produce relaciones asociativas con épocas del gobierno militar. La connotación es negativa.
La presencia del subjetivema batalla en el titular nos sitúa en un acontecimiento con características bélicas. Este concepto es acompañado por la descripción que se lee en el primer párrafo: “Arden las caras por el gas y el horizonte se ve difuso por el humo (...) Crujen las vidrieras (...) las herraduras de los caballos hacen chillar el asfalto. Suenan tiros, llueven piedras, explota un vidrio (...) Una tanqueta persigue a manifestantes...” Más adelante el diario aclara que esa fue una batalla dentro de “una ciudad en guerra” La guerra supone enemigos luchando por ganar el objetivo en disputa.
Los civiles son mencionados de varias formas: los de enfrente, oficinistas, amas de casa, militantes políticos, adolescentes, hombres de traje, chicas con minifalda, estudiantes de vacaciones, jubilados y partidarios de la Madres de Plaza de Mayo, fotógrafos, manifestantes, la gente. Desde la primera denominación sitúa el enfrentamiento, pero ese grupo de enfrente está compuesto por la sociedad civil en su conjunto. Nadie queda afuera, todos están representados.
El otro grupo, el que está en la vereda de enfrente, es el militar. La crónica utiliza tres formas de referirse a él: dos de ellas están relacionadas con la institución y la parte humana: la Policía, los policías. La otra forma de referencia es metonímica: aparecen elementos con los cuales se los asocia: una tanqueta, un camión hidratante, caballos de la Montada, enjambre de motos, colectivos con refuerzo, un helicóptero.
Como las otras noticias, las acciones de los personajes están construidas con los modelos transactivos y no transactivos.
El accionar de los manifestantes es activo: “una protesta de oficinistas y amas de casa que pedían la renuncia de Fernando de la Rúa”. “Unos y otros desafiaron abiertamente el estado de sitio”, “algunos empezaron a romper vidrieras”, “militantes políticos y adolescentes, que enfrentaron las balas con piedras y gomas
En todos los casos los manifestantes tienen una participación activa. Los sujetos son sujetos activos. En el relato, al referirse a este grupo, no hay ninguna transformación que esconda o confunda sobre quiénes son los actantes.
La Policía, como fue expuesto más arriba, no está nombrada directamente en todos los casos, ni aparece siempre como sujeto actante.
Cuando se refiere a los militares, utiliza el modelo pasivo: “La Policía estaba acantonada en la vereda (...) desde allí buscó cumplir la orden oficial de disolver la marcha”, “la Policía formó un cordón (...) gritaban de golpe y encendían sirenas, aceleraban las motos, disparaban con escopetas recortadas”, “la Policía comenzó a ganar terreno a fuerza de disparos al cuerpo”, ”Pelotones de policías barriendo el pavimento, caballos de la Montada por la peatonal Florida, en enjambre de motos por las diagonales Norte y Sur, colectivos que llegaban con refuerzos y un helicóptero que seguía a los grupos más numerosos dieron cuenta del mayor despliegue represivo desde el retorno democrático” Ninguna de las acciones de los policías recae sobre otro afectado. Excepto en algún caso en que no se los nombra directamente, sino que quien aparece mencionado es el objeto: “una tanqueta persigue manifestantes”, “Un camión hidratante por Rivadavia y otro por Irigoyen desataron la tormenta contra los manifestantes”. O en las situaciones en que los policías tienen una imagen débil: “Los policías pedían agua a los vecinos y soportaban insultos desde los balcones”
En otras situaciones en donde los que actúan son los policías, estos desaparecen de la escena, se utilizan oraciones impersonales: “Hubo fotógrafos baleado y manifestantes molido a bastonazos”; nominalizaciones: “La represión policial empezó frente a la Casa Rosada”, “volvió la represión”; pasivaciones: “Un joven fue alcanzado por un balazo de goma en el pecho, y tuvo un paro cardíaco”.
Finalmente el texto le termina atribuyendo la gloria a la Policía. En esa guerra entre manifestantes y policías donde el objetivo era la Plaza de Mayo, los triunfantes son los segundos: “la Plaza de Mayo era otra vez de la Policía. La impaciencia, de la gente”.
Las tres crónicas coinciden en hablar de enfrentamientos entre los dos grupos y darle a dicho episodio un aire bélico. Sin embargo, la ideología preponderante de cada uno, muestra a los protagonistas de modo diferente.
Victoriosos y derrotados
En el diario Ámbito financiero, la postura es más radicalizada que en los otros dos. Si bien la actitud de ambos protagonistas está presentada con el modelo accional transactivo, para la Policía se utiliza sólo en los momentos en que esta adquiere una imagen positiva. El resto de las acciones realizadas por este grupo está construido por medio de nominalizaciones, pasivaciones e impersonales. Los policías no son actores de las situaciones de violencia y represión.
Los manifestantes, en cambio, descriptos con el modelo transactivo, son los causantes directos de las acciones, causa por la cual se establece “la batalla”.
El diario Crónica hace un vuelco en la información. En el inicio de la crónica, policías y manifestantes se encuentran igualados en acciones: agresión y violencia.
En el desarrollo de dicha crónica, esa igualación desaparece. Para los manifestantes se utilizan tanto el modelo transactivo agentivo como el no transactivo. En ambos casos se los muestra como sujetos activos, cuyas acciones afectan directamente al otro bando, el de los policías. Siguiendo esa línea, las actitudes de estos últimos están planteadas a partir del modelo transactivo pacientivo: sus actos son respuestas a la provocación.
Clarín ofrece una postura intermedia: los policías son sujetos activos, pero están construidos por medio del modelo no transactivo, es decir, no hay nadie afectado por sus actos. Cuando el que se utiliza es el modelo transactivo, los policías tienen una imagen de debilidad y desprotección.
Se utilizan también las transformaciones y la metonimia en lugar de mencionar a la policía.
Los manifestantes, por su parte, tienen siempre una presencia activa, sin embargo, no siempre son los que originan la acción, sino que en ocasiones, según el modelo transactivo pacientivo, sólo responden a la agresión recibida.
Los diarios varían en cuanto al tenor de los apelativos y los modelos accionales utilizados, pero los tres coinciden en darle un papel más activo y agresivo a los manifestantes, mientras que las referencias a la policía aparecen encubiertas o debilitadas si su accionar es negativo. Las muertes no son atribuidas a los militares.
El despliegue militar es minimizado por Ámbito financiero al mostrar a un grupo de civiles violentos; justificado en Crónica, ya que la policía sólo respondía a los ataques; y encubierto con la figura de la metonimia en Clarín.
En ninguna de las crónicas se leen las denominaciones pueblo o sociedad. Los apelativos utilizados construyen personas aisladas o grupos pequeños. No está presente el reclamo social, no está presente la voz popular excepto a través de cánticos. Los policías tienen otra suerte: su voz se individualiza y se escucha y su accionar se justifica.
A pesar de las variaciones que aparecen en el análisis, se puede concluir en que ninguna de las tres crónicas, a pesar de la diferencia ideológica, exponen al grupo de los manifestantes, resguardando más al grupo de los militares.
Catalina Sosa
Bibliografía:
-Kerbrat-Orecchioni, Catherine: La enunciación. De la subjetividad en el lenguaje. Buenos Aires, Edicial, 1997.
-Maingueneau, Dominique: Introducción a los métodos de análisis del discurso. Problemas y perspectivas. Buenos Aires, Hachette.
-Pecheux, Michel: El discurso: ¿estructura o acontecimiento?
-Raiter, Alejandro y otros: Cuadernos de Sociolingüística y Lingüística Crítica. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1996.
-Van Dijk, Teun A.: La ciencia del texto. Barcelona, Piados, 1992.
-La noticia como discurso. Barcelona, Piados, 1990.
-Prensa, racismo y poder. México, Universidad Iberoamericana, 1994.
-Verón, Eliseo: Construir el acontecimiento. Buenos Aires, Gedisa, 1987.