En contraste con el discurso siempre falaz del Gobierno nacional, el ingreso promedio perdió algo varios puntos porcentuales desde el 2006, es decir que su distribución fue menor en los últimos 5 años.
Dicho en otros términos, la participación de la clase trabajadora en la riqueza descendió, cediendo ese porcentaje a la concentración de la misma en manos de los grupos de más alto poder adquisitivo.
Si bien la consecuencia es el impuesto inflacionario, la causa real es la política en materia monetaria y económica llevada adelante por el poder político gobernante.
Mientras en 2006 la participación era de casi 30%, actualmente supera apenas el 27,5%.
Esto muestra a las claras que aquel discurso de la Presidenta de hace unos meses, cuando muy emocionada expresó: “casi llegamos al fifty-fifty”, declarando que los trabajadores ganaban el 48,1% del PBI, fue otra falacia discursiva más.
Esta realidad, que tantas veces advertimos desde este medio y puede verificarse en varias notas de archivo, es hoy confirmada por el diputado Claudio Lozano e investigaciones llevadas a cabo por la CTA, entre otras, tanto en ámbitos públicos como privados.
En síntesis, puede decirse que si bien la distribución del ingreso mejoró a partir del 2003 en comparación con el 2002, aún se está muy lejos del “fifty-fifty” alcanzado en 1954.
Nidia G. Osimani