El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli indicó que nuestro país se encuentra a resguardo frente a la crisis de los mercados internacionales. Por su parte, el canciller Héctor Timerman sostiene que “la economía nacional está muy sólida y al margen”.

Completando la incoherencia que caracteriza siempre al discurso oficial, el ministro de Economía Amado Boudou, deslizó el lunes que la Argentina sentirá algún coletazo como consecuencia de su deuda, pero que no se ha previsto ningún plan de emergencia. (¡¿?!) (Probablemente la estrategia de esa Cartera sea la de profundizar la guitarreada).

En contraste, es innegable el impacto negativo en los mercados corroborado en los últimos días como consecuencia de la deuda de los EE. UU. y su baja calificación, sumado a la crisis de Grecia y otros países que conforman la Comunidad Europea.

La realidad indica que en un mundo globalizado y con economías tan dependientes, si se cae una pestaña en Washingnton, se derrumba China y provoca un tsunami planetario. De hecho, antes de ayer cayó el Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires más de 10 puntos, y ayer volvió a repuntar en sintonía con las demás. Mientras escribo estas líneas hay nerviosismo bursátil a nivel internacional.

Hay que reconocer que resulta envidiable el poder de síntesis que tiene el canciller a la hora de opinar sobre temas económicos. Aseveró que "cuando los 'economistas' piden enfriar la economía están diciendo que vos dejes de consumir y que pierdas tu trabajo". Claro, nada dice acerca de los efectos del recalentamiento de la economía cuando un gobierno no tiene ni política monetaria ni fiscal. No habla de la inflación consecuente o del cierre comprobable de fuentes productivas genuinas y la contabilización de puestos generados a partir de más gasto público que retroalimenta al sistema.

Tampoco habla de la falsificación de los indicadores oficiales, técnica que le permite al Gobierno del cual él forma parte mentir con total desparpajo acerca de los niveles de desocupación, pobreza y crecimiento real del PBI.

A su vez, Scioli, parecía muy convencido al afirmar para una radio local que "al mundo no le debe gustar recortar gastos sociales y en educación, pero se ven obligados a hacerlo porque no han tomado las medidas que se tomaron en nuestro país para que, hoy, la Argentina pueda estar preservada de este tipo de situaciones porque se tomaron decisiones acertadas en materia económica". ¿Y las consecuencias del festival de subsidios y planes, Scioli?

Boudou, sostuvo que "Cuanto más fortalecemos el mercado interno, cuanto más fortalecemos la alianza comercial y financiera con nuestros vecinos de la región, más amortiguados son los efectos de los cimbronazos de las potencias internacionales. Las condiciones estructurales cambiaron respecto de la época en que cualquier país se resfriaba y nosotros pagábamos las consecuencias". ¿Qué pasaría con la Argentina si Brasil toma medidas concretas en materia monetaria? ¿Y el comercio bilateral?

¿Qué pasaría con la Argentina si China sufre las previsibles consecuencias directas del derrumbe de la economía norteamericana?

Según Boudou, "Argentina está muy bien parada, pero no por casualidad. Estamos preparados para enfrentar esta crisis y hacerlo en conjunto con los países latinoamericanos", dijo.

Imaginar a estos funcionarios diciendo estas cosas es tan pero tan patético, que si de una obra cinematográfica se tratara bien podría llamarse “Tonto y re-tonto reloaded”.

Conforme a la estrategia política exhibida, en cualquier momento podría esperarse una conferencia de prensa de la terna en cuestión, diciendo, desdiciendo y contradiciendo, mientras se propinan ruidosos coscorrones, cachetazos, zancadillas y piquetes de ojos al mejor estilo de Los Tres Chiflados frente a las cámaras.

Pero el broche de oro, lo puso Boudou al decir que: "esto no requiere planes histéricos ni soluciones de último momento, sino un trabajo constante como el llevado en estos últimos ocho años".

¿Qué más podría agregarse a semejantes razonamientos?

Nidia G. Osimani