Los bonos Brady son bonos emitidos por los gobiernos en el marco de la refinanciación de la deuda externa de fines de los ´80 y comienzos de los '90. Las emisiones típicas son el Floating Rate Bond, el PAR y el Discount.

Se trata de títulos de deuda soberana emitidos por algunos países en desarrollo, a cambio de la reestructuración de su deuda comercial y otras obligaciones.

A comienzos de diciembre de 2010, el Gobierno Nacional gestionó la reestructuración de los bonos Brady residuales. Dichos bonos, que finalizando junio acumulaban algo menos de 400 millones de dólares no abonados, representan una parte poco significativa del total de la deuda declarada en default en 2002.

Como sobre las garantías de estos bonos pesaban medidas cautelares, el Ejecutivo argentino decidió no incluirlos en la reapertura del año en curso. Aunque el Juez Thomas Griesa levantó la medida cautelar en noviembre, y eso facilitó la apertura del canje.

Pero a mediados de julio pasado, el Segundo Circuito de la Corte de Apelaciones de New York, falló a favor de Capital Ventures International, haciendo lugar al embargo preventivo.

De esta manera, si se llevara adelante el canje de deuda, la garantía de unos 270 millones de dólares podría ser confiscada por el demandante.

La operación buscaba, a decir del Gobierno, prevenir futuras demandas y embargos a la vez que pretendía reducir el stock de deuda aun defaulteada, pero frente al nuevo dictamen judicial, de desistió de la misma.

Todo demuestra que las autoridades argentinas no esperaban semejante obstáculo a sus aspiraciones políticas. Evidentemente el plan de Boudou quedó frustrado, y con él, las esperanzas de obtener nuevamente financiamiento que reemplace la falta genuina de inversiones para seguir sosteniendo un modelo a todas luces, insostenible.

Nidia G. Osimani