En noviembre de 2008, Cristina Fernández de Kirchner se reunió con el líder libio, Muamar Gadafi en Trípoli.
Al hablar en la cena que le ofreció su par de Libia, Muammar Gadafi, en la última etapa de su gira por el norte de África, la presidenta coincidió con su anfitrión en que es necesario un sistema de "equilibrio y armonía" entre las naciones para superar las dificultades y "aunar esfuerzos sur-sur en un momento de devastación de los grandes centros económicos mundiales".
Luego, la presidenta se aventuró a compararse con el dictador al indicar que "Yo también, al igual que el líder de la nación Libia, hemos sido militantes políticos, desde muy jóvenes, hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes y con un sesgo fuertemente cuestionador al estatus quo que siempre se quiere imponer para que nada cambie y nada pueda transformarse", manifestó en el marco de la apertura de un seminario económico en una gira por países árabes y del norte de África.
Posteriormente, se animó a vaticinar que se vendrían tiempos complicados para el Coronel: "vamos a atravesar momentos difíciles porque, de hecho, eso está sucediendo en muchos países y por eso considero necesario articular esfuerzos, aunar recursos y sumar voluntades."
Es muy probable que por estas horas, Cristina quiera olvidarse de esas declaraciones, sobre todo teniendo en cuenta la coyuntura actual.
Muamar Gadafi ostenta el poder desde hace 42 años, luego de llevar a cabo un golpe de Estado en 1969. En ese entonces era capitán de Ejército cuando lideró un golpe contra el rey Idris. Durante la llamada Gran Revolución Al Fatah, la ciudad de Bengasi fue la clave para la caída de la monarquía.
Sus hijos están instalados en las altas esferas del poder y uno de ellos, Saif el Islam, ya ha sido nombrado como su sucesor.
En 2006 Saif Gadafi, quien ahora tiene en sus manos las principales decisiones de su país en medio de la crisis por las protestas populares, visitó la Argentina interesado en la tecnología nuclear de este país, donde selló acuerdos de cooperación en el área científico-tecnológica.
Saif al Islam Gaddafi, "el heredero del líder libio", fue recibido por el entonces presidente Néstor Kirchner y por el jefe de gabinete, Alberto Fernández.
Según informó en ese momento el sitio WebIslam.com, el proyecto incluyó la posible compra de un reactor nuclear para uso pacífico y una invitación personal de Gadafi para que asista a la próxima cumbre África-América del Sur. "A mi padre le gustaría verlo", dijo Saif al Islam Gadafi, y Kirchner transmitió su intención de aceptar la invitación.
Conocido por sus excentricidades y obsesiones, Gadafi es el gobernante en ejercicio que ha estado más tiempo en el poder. En los años 70 Gadafi llamó a los musulmanes a combatir a Estados Unidos y se hizo famoso por su nacionalismo, al punto de convertirse en el enemigo número 1 de Washington.
Sin embargo, en los últimos años, ha intentado reconciliarse con Occidente y EE. UU.
El régimen del Gadafi viene en picada hace siete meses luego de que, en el vestigio de las protestas contra este tipo de regímenes se iniciaran en Túnez y Egipto. Ahora son los libios los que se viene levantando desde febrero dejando una sangrienta guerra civil cuyo balance definitivo de muerte y destrucción todavía no son claros.
En mayo de este año, el fiscal general de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, solicitó una orden de arresto contra el líder libio Muammar Gadafi, su hijo Saif al-Islam y su jefe de inteligencia, Abdullah Senussi.
"La evidencia muestra que Muammar Gadafi personalmente ordenó ataques contra civiles desarmados", dijo el fiscal en una conferencia de prensa. "Cometió crímenes con el objetivo de preservar su autoridad, su autoridad absoluta". "Gadafi gobernó Libia a través del miedo, y los libios están perdiendo su miedo ahora", indicó.
Equipo de Actualidad de Tribuna de Periodistas