“La Justicia Electoral, a través de varios carriles, le pidió al Gobierno que elaborara un proyecto de ley para modificar el actual sistema de boletas electorales que el domingo se transformó en fuente de problemas. En el Ejecutivo lo evaluarán y es muy posible que la idea prospere. Argentina es el único país en Latinoamérica con este sistema. La mayoría tiene una boleta de presidenciables donde están todos los candidatos y el elector marca con una cruz”, decía en la bajada un artículo del todo terreno Raúl Kollman para el ahora oficialista Página/12.
La nota fue publicada el 31 de octubre de 2007, poco después de los comicios presidenciales que llevaron a Cristina Kirchner a la presidencia de la Nación.
“El domingo la votación se complicó aún más porque se utilizó un padrón de casi 400 votantes por cada mesa, lo que llevó a demoras insoportables. La Justicia lo decidió por reclamo de la mayoría de los partidos chicos y, en especial, de la Coalición Cívica, la fuerza política de Elisa Carrió, que no contaba con los fiscales suficientes y que incluso pedía un padrón de 600 votantes por mesa”, indicaba Kollman en otra época, mientras que relataba sobre “la enorme cantidad de denuncias desde el punto de vista organizativo”.
El pedido de boleta única de Página/12 se centró en la polémica que se planteó por el faltante de boletas de los partidos.
Según Página “Desde el punto de vista legal, el operativo oficial (y el Estado)tiene la obligación de que dentro de las urnas haya boletas de todas las fuerzas”, las cuales faltaron por dos razones, principalmente por el robo de boletas de partidos adversarios.
“Varios testimonios de presidentes de mesa señalan que efectivamente los votantes les decían que en el cuarto oscuro faltaba la boleta de tal candidato, por ejemplo, de Carrió, pero que a veces esos presidentes de mesa no lograban encontrar a ningún fiscal de la Coalición que las reemplazara. Distinto fue lo ocurrido con numerosos casos en Capital Federal, en los que se robaron todas las boletas de Cristina Kirchner, algunas de las cuales taponaron los inodoros, pero como el Frente para la Victoria tenía fiscales, se reponían.”
“La Justicia y también fuentes del Ministerio del Interior admitieron que el sistema arrastra un agujero negro. Es más, la Cámara Nacional Electoral ya advirtió sobre la cuestión hace varios años: en casi ningún país de América latina la responsabilidad de proveer las boletas es de los partidos”, distinto a lo por ahora el jefe de Gabinete y ex ministro de Interior sostiene cuando afirma que “los partidos políticos que no pueden garantizar las boletas en el cuarto oscuro no pueden gobernar”.
Sin embargo mucho cambió en estos cuatro años. Hoy la boleta única para Cristina es “una lista de supermercado”; para el actual ministro del Interior, Florencio Randazzo, “no es posible” ni “mágico”, incluso es irresponsable pedirlo. Para Aníbal Fernández “la boleta única y el voto electrónico no tiene sentido en este país” y que “nos traería complicaciones”, mientras que en una nota de opinión reciente, Página/12 dice que “la boleta única está divinizada” y que detrás de la boleta única hay una campaña puesta en marcha por “dos multimedios hegemónicos”.
Hay que reconocerlo, en 2007 Página conservaba vestigios de objetividad, mientras que el caso de Chubut dio la pauta de que las acusaciones de transparencia electoral solo pueden hacerse cuando afectan al oficialismo.
José María González