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La TV genial

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CHESPITIRO Y SUS MEMORABLES CREACIONES
CHESPITIRO Y SUS MEMORABLES CREACIONES

Es increíble cómo pasan los años y los programas de Roberto Gómez Bolaños siguen teniendo un gran éxito.

 

Evidentemente Gómez Bolaños ha encontrado lo que muchos buscan sin poder hallar: el secreto del éxito. Esto en televisión vendría a ser algo así como la búsqueda de la fuente de la juventud eterna para algunas personas. En la TV se encuentran -más vale- cirugías estéticas que decaen con el tiempo. Sin embargo, este escritor, actor y productor mexicano lo logró (al menos hasta ahora) Y si para el tango 20 años no es nada, para la pantalla chica, 30 años son un verdadero récord.

Los programas se emiten desde la década del ´70 y varias generaciones crecimos viendo a estos personajes, riéndonos con lo que hacen y adoptando sus frases célebres, tales como, “No contaban con mi astucia”, “Es que no me tienen paciencia”, “No te juntes con la chusma”, “Cállate, cállate que me desesperas”  y muchas otras más.

Tanto “El chavo del 8” como “El chapulín colorado” eran sketchs de un programa llamado “Chespirito”. El éxito de ambos segmentos dio origen a las series que se realizaron de los personajes.

“El chavo del 8” cuenta anécdotas, vivencias, situaciones, diálogos, circunstancias que vive una vecindad conformada por personajes adultos signados por la pobreza y con un dejo de fracaso en sus vidas o, mejor dicho, de descontento general. Los chicos, en cambio, viven en ese mundo sin preocuparse de los que son o no son. Viven libres. Aman, pelean, se burlan, se ayudan, conviven con todo lo que son y lo que tienen.

Las situaciones en la escuela son desopilantes. Así encontramos diálogos como:

”(Ante un dibujo realizado por la Chilindrina) Prof Jirafales: ¡Muy bien, muy bien! Podrías dedicarte a la pintura.

Quico: ¡Yo también, yo también desde los 3 años ya pintaba!

Chavo: Pintaba pa´menso...y ya lo está logrando.”

En un examen oral:

Prof. Jirafales: ¿Por qué fue famoso Pancho Villa?

Chavo: Por su memoria, ya que en una estatua que yo vi decía: “A la memoria de Pancho Villa”.

Prof Jirafales: ¿Qué hizo Hernán Cortez después de poner el primer pie en México?

Chavo: Pues puso el otro, porque ni modo que se fuera brincando de cojito

Las escenas de la escuela son, para mí, las mejores, pero no por ello menos graciosas las cosas de Don Ramón, personaje memorable. Es él quien le dice al Chavo: “Oye, está bien ser menso, pero por qué llegar al abuso, por qué romper el récord? Digo, a ese paso no cabe duda de quién va a ser el campeón de los mensos!”

Claro que podríamos seguir transcribiendo diálogos y describiendo situaciones, pero no terminaría nunca.

“El chapulín colorado” también es una creación de Gómez Bolaños. En realidad me parece un personaje mucho más rico que el chavo. Esa imagen del antihéroe nos hace bien, nos reconcilia con nuestra propia humanidad (no me gusta reconocer abiertamente que soy imperfecta, “propia humanidad” suena más lindo).

El chapulín es el héroe que no queremos que aparezca, porque nos mete en más problemas de los que tenemos (así como nos pasa a nosotros con nosotros mismos).

Tal vez, como dijo su creador, el hecho de que sus virtudes sean la honestidad y su gran corazón, lo hacen un súper héroe.

El súper héroe-antihéroe no puede resolver ninguna situación. La suerte y la casualidad son sus aliadas junto con el chipote chillón, las pastillas de chiquitolina, la chicharra paralizadora y sus antenitas de vinil que “detectan en cualquier idioma”.

La maravillosa frase “esa es la idea” connota -por este personaje- la confusión total (ahora que pienso la uso a cada rato) No hay refrán que le salga o recuerde: “Una persona que tenga cuatro ojos ve más que dos tengan uno solo”, Perro que no ha de ladrar, déjalo morder”, “Ladra que muerde no perra”. Lo maravilloso es que él continúa su misión como si todo estuviese bajo control (¿suena conocido, no?).

Los programas de Roberto Gómez Bolaños no están hechos con chabacanería, no necesita utilizar las llamadas “malas palabras” para hacer creíbles sus diálogos, no se basa en la improvisación y tiene ese don de la ironía, la parodia y el humor sutil que hacen reír a cualquiera.

Sería bueno que los productores argentinos no dejen de ver esto. Sería bueno que le apuesten a productos argentinos de este tipo. ¿O acaso no nos seguimos riendo con programas como el de Pepe Biondi?

Hay mucha gente en nuestro país que tiene talento e ideas buenas, pero parecería que cuando atraviesan el umbral de algún canal comienza a sonar una alarma advirtiendo que alguien con una idea osó pisar suelo enemigo. Si se dejan invadir, ¿a dónde irían a parar Barbarrosa, Rial, Pettinato, Cabak, Susana Giménez y muchos otros? Seguramente, parafraseando a María Elena Walsh, al país Del no me acuerdo. ¿Y se imaginan? ¿Cómo puede entrar en solo lugar tanto ego, tanta pavada y tanta vulgaridad? Vamos a tener que resolver primero eso y después, tal vez, podamos decir “¡Síganme los buenos!”  y se abra la barrera para que los talentosos que quedan fuera de nuestra querida televisión argentina, puedan entrar.

 

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