El hombre que prefiere militantes a periodistas. El peronista que resucitó en los últimos años, al asumir al frente de la poderosa agencia de noticias estatal, con el record de incorporaciones en la planta permanente de Telam, deja su cargo.
No pasó desapercibido. Atrás quedaron sus declaraciones sobre la profesión, sus publi-notas redactadas en el edificio de nueve pisos en la calle Defensa, en el barrio de San Telmo, difundidas al mundo entero tras la muerte del ex Presidente Néstor Kirchner con poco rigor informativo y bastante olor a tribuna. Justamente, el creador de ese nestornauta que apareció en Telam, es mencionado como su sucesor. Se trata del joven Santiago Álvarez, actualmente a cargo de la Gerencia de Noticias de la Televisión Pública y militante de La Cámpora.
García, es el padre del periodista de espectáculos, Camilo García, conocido por haber discutido al aire acaloradamente con Jorge Rial y, tiempo después, transformarse en un experto en flujos informativos, operaciones de prensa y denunciador crónico de la “corpo mediática”, a través de sucesivas invitaciones a 678.
Todo comenzó cuando, tras la muerte del ex Presidente Néstor Kirchner, Camilo lloró en cámara en el programa de Diego Gvirtz y emocionó a los allí presentes. Luego destruyó a Jorge Lanata por haberse “vendido a los monopolios” en una entrevista realizada por este periodista que fue ampliamente difundida por todo el aparato de medios afín al Gobierno. Pronto, el ex periodista de chimentos sumó un contrato en una radio satélite a Radio Nacional y continuó sus tareas como panelista de Viviana Canosa.
Su padre, Martín, siguió flotando entre las declaraciones altisonantes, los homenajes póstumos al desaparecido compañero y una presencia diaria en fotografías en su propia agencia de noticias.
En la última feria del libro, bellas promotoras repartían un diario de noticias de Telam en la que, siempre, la sonriente cara del ex cafierista, estaba presente. García había sido nombrado en octubre del 2010 en reemplazo de Martín Granovsky y rápidamente comenzó a ser cuestionado internamente por empleados que sufrían la persecución en sus tareas y eran reemplazados por jóvenes militantes sin experiencia en la profesión periodística.
En la última semana de diciembre este periodista tuvo la oportunidad de concoerlo personalmente cuando se presentó un mediodía en Cerrito 242 a brindar con los “compañeros” de Radio Cooperativa. Exaltado, con varias copas de vino encima, y abrazado de su director y amigo, Adrián Amodio, vinculado por el historiador Marcelo Larraquy a la derecha peronista, cantaron la tradicional marcha peronista bajo la mirada de Riverito y algunos ignotos periodistas que veían aflorar su cuarto de hora de fama a través de sucesivas invitaciones a 678 y a algún perdido programa en Canal 26 los viernes por la medianoche.
La presencia de Telam en la radio, a través de los flashes informativos con la voz del reconvertido kirchnerista, Claudio “el gordo” Orellano, se hicieron habituales y la plata comenzó a llegar a la radio “trucha” que había volteado la antena de AM Amplitud para crecer en audiencia y no perder sintonía por la llegada de la radio de Víctor Santa María (AM 750) al dial. Orellano comenzó a conducir programas financiados por Telam con plata pública por miles de pesos mientras que los militantes continuaban ingresando en la agencia de noticias.
Para silenciar opositores, durante el 2011, García convirtió a Telam en uno de los espacios estatales en donde los sueldos son más elevados, aumentando los ingresos en un 60%.
La sintonía fina no estaba en su discurso. Desde mediados del año pasado, periodistas de distintos medios, desde Perfil a Clarín, comentaban que los días de García estaban contados pues no gustaba en la Casa Rosada. Sin embargo, el hombre permanecía y sumaba escándalos. Su vicepresidente, Sergio Fernández Novoa, viajaba a hoteles VIP de Europa y Asia, según escribía el periodista Diego Gueler, se hospedaba en el Hotel Sheraton de Nueva York y se enfrentaba duramente con Eduardo Descalzo en una descarnada lucha de poder, otro integrante del directorio de la agencia.
Telam tiraba la casa por la ventana para festejar fin de año y hasta la Sigen investigaba sus gastos que ascendían en 300 mil pesos por el alquiler de un salón de fiestas e incorporar 750 empleados. Mientras tanto, noticias como el ADN negativo de los hijos de Ernestina Herrera de Noble aparecía y desaparecía abrupta y misteriosamente del portal de la agencia, mientras que se difundían cables que implicaban al ex presidente Eduardo Duhalde en el asesinato de Mariano Ferreyra, vinculación que hoy ha quedado en el olvido.
El último paso en falso de Martín García, tal vez, fue la contratación de Osvaldo Orfila, quien había sido auditor de Telam durante la última dictadura militar a partir de diciembre de 1980. Con un sueldo de 9 mil pesos mensuales, el sindicato de Trabajadores de Prensa (SITRAPREN) enfrentó la designación y la denunció públicamente.
Como alguna vez le confesó a quien escribe un conductor televisivo afín al Gobierno, “algunos militan por convicción y muchos otros, lo hacen por la 4x4”. Paradoja o no, mientras que la Presidenta tomaba nuevas medidas sobre las Islas Malvinas, Martín García comenzaba a naufragar en el ostracismo.
Luis Gasulla
Twitter: @luisgasulla