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La retórica de la historia

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"LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS"
“LOS POLÍTICOS Y LAS DROGAS”

    El otro día estaba caminando por una avenida de la ciudad, y me adentré en una librería de esas que tienen libros viejos. Uno particularmente me llamó la atención, porque presentaba la increíble característica de ser una especie de testimonio confeso de uno de los dramas nacionales que padecemos. El tema de aquel libro está bien planteado, y según muchas fuentes periodísticas, el autor podría ser uno de los más aptos para escribir sobre el tema. Este artículo intentará describir esta especie de parodia, que parece –irónicamente- un absurdo plan de operaciones de antemano concebido.

El prólogo

   “La lectura de este libro de mi compañero de fórmula ha provocado en mí el surgimiento simultáneo de sentimientos opuestos. Por un lado, la satisfacción de poder constatar una vez más el profundo conocimiento que el Dr. Eduardo A. Duhalde, tiene sobre los diversos aspectos del problema de las drogas (...) Duhalde nos introduce en el análisis sociológico de una serie de dolorosas realidades que golpean a nuestras familias y nuestras instituciones. Pero también nos convoca a través de una propuesta de trabajo solidario en todos los sectores de nuestra sociedad (...) Por mi parte, en lo que se refiere al infame negocio del tráfico internacional de drogas, compartiendo conceptos vertidos en el último capitulo del libro, me comprometo, como argentino y como gobernante, desde el puesto de lucha que mi pueblo me asigne, a no ahorrar esfuerzos y afrontar todos los riesgos que sean necesarios en salvaguarda de los inclaudicables intereses de la República”(1).

 

   Este prólogo está firmado, por si todavía no se dio usted cuenta, por Carlos Menem, ex presidente de la Nación, que durante su gestión el narcotráfico encontró un cálido hogar para desarrollarse en el seno materno de la patria. Remitimos al lector a la entrevista que desarrolló El Hombre Gris a Christian Sanz para ampliar este tema (2). Ahora bien, lo concreto es tratar de entender qué es lo que hace este libro irónicamente interesante. Las respuestas son múltiples y sólo la justicia que el tiempo humano puede dar lo determinará.


La edición

  
Llama la atención cómo este libro, hecho con una edición barata -muestra de quién no tenía todo el poder en 1989-, fue editado con el estilo de “La comunidad Organizada” de Juan Domingo Perón. Para quien no conozca este clásico peronista, podemos decir que ese libro desarrolla sus ideas y a medida que hay un nudo importante de la argumentación, al costado izquierdo aparece un breve resumen de unas palabras acerca del concepto que se vuelca en la parte derecha. Así está escrito “Los políticos y las drogas” de Duhalde. Editado a tres colores (blanco, negro y verde), la edición de Taller 4 no deja de lucir mi curiosidad para seguir volcando líneas a este artículo.

   Otra ironía: ¡Venga otra línea!

   En la parte de atrás, el libro reza: “La validez de este libro radica, en que la propuesta del autor surge de la conjunción de un sólido marco conceptual con una experiencia concreta de trabajo preventivo-asistencial: el llamado <<Modelo Lomas>> concebido y desarrollado bajo su inspiración, durante su gestión como Intendente Municipal de Lomas de Zamora (...) Los conceptos vertidos por el autor así como lo expresado por el Dr. Menem en el prólogo de este libro, demuestra que ambos están decididos a descargar todo el peso del poder republicano en una guerra total contra la corrupción y el crimen organizado”.
   A pesar de esta declaración de guerra, con toda la hipocresía que significa mentir descaradamente en temas tan delicados, él no es el único que lo hace. El Gobierno estadounidense, por ejemplo, desde siempre tiene un discurso de guerra total contra las drogas que sin embargo esta probado que son los principales administradores de aquel negocio, así como también los principales consumidores. Fíjese el caso Irán-Contras, por citar sólo un ejemplo conocido por la opinión pública. Aquí pasa lo mismo: imagínese quitarle este inmenso ingreso a las cajas negras de muchas instituciones de nuestro país. No es casual entonces que la sospecha de toda la sociedad, las afirmaciones por debajo de la policía, y doña Mirtha Legrand le pregunten ¿Es usted un narcotraficante? a pesar de que tiene un par de libros (como el que aludimos) y leyes que sancionan a los narcos.
   Algo de historia o "si no puedes con el enemigo"...
   Cuando ocupaba el cargo de Vicepresidente en ejercicio, por ausencia de Menem del país en su viaje a Yugoslavia, Duhalde firmó el Decreto que designaba al sirio Ibrahim Al Ibrahim como asesor especial de la aduana en el aeropuerto de Ezeiza. Al Ibrahim era ya el ex esposo de Amira Yoma y en español sólo sabía decir "muchas gracias". Durante una entrevista con medios argentinos y españoles, Al Ibrahim –quien vive refugiado en Damasco desde que se convirtió en un prófugo de la justicia argentina y de la española–, aseguró que "Duhalde era uno de los funcionarios de gobierno que más favores me pedía en la aduana"(3). "Si quieren saber sobre las drogas pregúntenle a Menem y a Duhalde" decía la ex esposa del Presidente en ejercicio. Y Duhalde le encargaba a su lugarteniente Alberto Bujía retirar maletas o bultos que pasaban sin abrir por los controles de la aduana en el aeropuerto (4). Más tarde Bujía fallecería en un extraño accidente lindando la Municipalidad de Lomas de Zamora como en una película que supera toda ficción. No es para menos, ya que desde que comenzó a trabajar para Duhalde (Papá Porro) en 1982, era el enviado que llevaba extraños paquetes a las familias Romero y Saadi, en las provincias de Salta y Catamarca respectivamente. Roberto Romero y Vicente Leonides Saadi fueron los fundadores de dos dinastías políticas que hicieron historia en sus provincias (actualmente el gobernador de Salta es Roberto Romero, hijo). Su padre, está en una de las listas de la DEA norteamericana. Bujía solía frecuentar la finca Don Alejo, propiedad de los Romeros en Salta donde en 1984 fue descubierta un pista de aterrizaje a la que llegaban aviones desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, que estuvo en la mira justamente de la DEA.


El poder profético y la Argentina que venía

   “La Argentina podrá constituirse en un lugar apto para el lavado de narcodólares”(5). Luego aclara que “la enormidad de la magnitud de la economía informal que gira al alrededor del narcotráfico en los países productores de Sudamérica podría hacer suponer, y de hecho hay quienes así lo afirman, que los países en vías de desarrollo productores de droga se sostienen económicamente a expensas de este negocio ilícito. En realidad ocurre todo lo contrario”(6), afirma cual si fuera reclamo gremial, ya que “los efectos de esa economía informal e ilegal son distorsionantes y perversos para las débiles economías de los países productores”(7). Ahí da la sentencia inapelable de los números contables: “Sólo una pequeña porción (5 a 10%) de lo producido por las drogas queda en los países productores y además solamente incorporado a actividades especulativas que no aportan al crecimiento real”(8). Duhalde tenía razón, pues la ganancia se incrementa con el consumo pero más que nada con la elaboración, y justamente por ello, el pensamiento volcado en el libro aludido no es de corte “liberal”, dado que no cree en la teoría de las ventajas comparativas; si a nosotros nos conviene producir cueros y carnes, y a Inglaterra productos manufacturados, entonces no hay que dejar la cosa así –contrariamente al pensamiento de Adam Smith- porque estaríamos condenados a comprar los productos de otro país quedando en dependencia de los mismos y reduciendo el margen de ganancia. “En cambio, más del 90% de las ganancias del narcotráfico van a parar, luego de múltiples y complejas maniobras financieras, a los circuitos económicos legalizados de los países desarrollados”(9).
   Luego del análisis expuesto en el párrafo anterior, el libro da una sentencia inexcusable que no puede dejar de asombrar el conocimiento del plan de la historia: “La Argentina, hasta el momento, no siendo un país productor, no participa directamente en el proceso económico financiero del narcotráfico internacional. Sin embargo, debemos advertir que nuestro país, en cualquier momento podrá constituirse en un lugar apto para el lavado de narcodólares, en virtud de la desacertada política económica (...) La Argentina es país productor de gran cantidad de sustancias químicas esenciales para la preparación de drogas, tales como la acetona, éter, alcohol etílico, amoníaco y lavandina y los exporta lícitamente a países limítrofes que utilizan esos elementos para elaboraciones clandestinas. Si bien esto es difícil de controlar, aparentemente, los buenos resultados en la fiscalización de la venta de los mencionados productos químicos a países vecinos, habría traído como consecuencia la instalación de laboratorios clandestinos en nuestro país para la elaboración de la cocaína”(10). Llama la atención la catarsis de la palabra “aparentemente”, ya que sólo aparentemente por los controles en los otros Estados se vinieron los laboratorios a nuestro territorio. Si eso es aparente, ¿cuál es la verdad?
   El negocio del narcotráfico es muy rentable, y quien lo controle dentro de su feudo, tiene el control de la situación. Y como señalaba Duhalde, para los países productores de la materia prima solamente, no es un gran negocio. Hoy en día circula por donde sea, pero las causas del aumento del consumo no son analizadas a fondo por quienes tienen más difusión en los Medios de Comunicación. Pero es verdad que en muchos de los territorios donde hay un control por parte del narcotráfico, se reducen drásticamente los índices de delito común. Y otra verdad es el aumento de la distribución a nivel nacional para consumo y no es nada casual que justamente éste haya comenzado luego del 19 y 20 de Diciembre. Y no lo decimos por la talla de los presidentes que tuvimos en veloz sucesión hasta la llegada del que aquí nos compete, sino que el estallido social que también actuaba en las mentes de la clase media debía ser apagado con nuevas “Raves de agua mineral y bicho” y cocaína en general. No se me mal interprete, pero salga por la noche porteña y corroborará lo que le digo: busque droga, muy probablemente la conseguirá. Y si es como le digo que se consigue donde sea, hay inapelablemente, complicidad institucional.


Dicho por él mismo

   “Según mi criterio en las actuales circunstancias, habida cuenta de la real trascendencia del fenómeno de las drogas como un gran distorsionador social se hace por lo menos razonable en la Argentina, la consideración de la posibilidad de la implantación de la pena capital para toda persona que organiza, dirige, administra o financia redes de producción, fabricación, comercialización o distribución, nacional o internacional de estupefacientes (...) Es probable que cuanto más duros sean los castigos que la ley prevé, más se desalienten las actividades de los jerarcas del narcotráfico internacional”(11). Es cierto, por ello no se aplicó dicha propuesta, y no hubo un incremento en el índice de viudas entre los políticos argentinos...


Daniel Blinder

Notas

(1) “Los políticos y las drogas”. Año 1989. Eduardo Alberto Duhalde.
(2) www.hombregris2001.com.ar
(3) http://www.revistacambio.com/web/interior.php?idp=62&ids=4&ida=2576
(4) Ídem.
(5) “Los políticos y las drogas”. Año 1989. Eduardo Alberto Duhalde.
(6) Ídem.
(7) Ídem.
(8) Ídem.
(9) Ídem.
(10) Ídem.

 

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