La pobreza es para muchos argentinos un flagelo que se torna aún imposible de superar y más allá del crecimiento económico y de la expansión del gasto social público, las estadísticas del Estado siguen escondiendo a millones de personas que no satisfacen sus necesidades básicas.
Una guerra fría de indicadores sobre la pobreza y la inflación entre el Gobierno central, las provincias, los sindicatos, las consultoras privadas y la Iglesia no pierde vigencia, y restan cambios clave en las metodologías de medición para que estos entes puedan ponerse de acuerdo.
La administración de Cristina Kirchner asegura que la pobreza bajó de 8,3 al 6,5 por ciento de la población durante el primer semestre de 2012, por lo que afectaría a 1.650.000 personas, mientras que la indigencia descendió al 1,7 por ciento, unos 443 mil ciudadanos.
Así lo revela el INDEC, que después de nueve años del kirchnerismo en el poder trabaja en un nuevo mecanismo de medición dado que el actual no sirve porque es, según afirma su titular Ana María Edwin, un "resabio neoliberal" que data de 1993.
Por ahora, la pobreza es medida según los datos de la Canasta Básica Total, que tiene en cuenta los alimentos y bebidas, y los bienes y servicios no alimentarios como vestimenta, transporte, educación y salud. Utilizará el organismo estatal desde 2013 ó 2014 otros datos provistos por el Gobierno como el consumo de útiles escolares o de alimentos en los comedores de las empresas, por lo que no faltan especialistas advierten que el cambio permitirá al INDEC registrar incluso menos pobres que en la actualidad.
Un reciente informe de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), que nuclea a gran parte de los empleados del INDEC, sostiene que la pobreza afecta al 37,4 por ciento de la población, equivalente a 13.800.000 personas.
La diferencia insalvable entre los datos del organismo estatal y los del gremio da cuenta de unos 12.150.000 argentinos que no son tenidos en cuenta por el Gobierno como pobres.
Esa discrepancia radica en que el Gobierno toma un promedio entre 31 aglomerados urbanos de todo el país con una canasta básica mensual para una familia tipo de 1.555 pesos, mientras que ATE contempla la canasta de consumo oficial porteña de 5.502 pesos sobre toda la población nacional.
El economista de la Fundación Libertad y Progreso Aldo Abram, para quien la pobreza es del 30 por ciento, si fuera real el costo de la Canasta Básica que elabora el INDEC, en la Argentina habría "menos pobres que en Suiza".
El diputado nacional Claudio Lozano expresa que "para que una familia no sea pobre, siempre y cuando sea propietaria de su vivienda, se necesitan 4.170 pesos". Además, considera que "la situación social está atada con alambre, ya que 8 de cada diez trabajadores ganan menos de 5.000 pesos. Y el ingreso promedio de todos los trabajadores es de 3.200 pesos".
Para las provincias que miden la inflación en forma independiente, como Córdoba, Mendoza, Chaco, Misiones y Santa Fe, las familias necesitan entre 3.226 y 3.900 pesos para no caer por debajo de la línea de la pobreza.
Desde el Centro de Investigación y Formación (CIFRA), que pertenece a la CTA oficialista que lidera Hugo Yasky, explicaron que "si bien se verificó una notoria disminución de la pobreza desde 2003", ese flagelo estaría afectando al 21 por ciento de la población.
El 18,1 por ciento de la población urbana de la Argentina es pobre, un porcentaje que triplica las estadísticas oficiales, de acuerdo con un relevamiento efectuado por la consultora Management & Fit, que también alerta sobre la suba de precios.
En la Fundación Mediterránea evalúan que el nivel de pobreza y desigualdad sigue siendo una preocupación en la Argentina, dado que pesar del fuerte incremento del nivel de actividad en los últimos años hay un 25 por ciento que no accede a la Canásta Básica Total.
Según los últimos datos del Barómetro de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina, la pobreza y la indigencia bajaron del 26,6 al 21,9 por ciento y del 9,2 al 5,4 por ciento, respectivamente, entre 2010 y 2011.
El último dato revelado por Cáritas, el brazo social de la Iglesia, el 34,9 por ciento de la población, unos 4,4 millones de personas en esa área metropolitana, vivía bajo la línea de pobreza a fines de 2011.
Para la CEPAL, Argentina es uno de los tres países latinoamericanos que evidenciaron mayor disminución en sus niveles de pobreza entre 2002 y 2012, junto a Venezuela y Brasil. La Argentina logró reducir la cantidad de personas que afectadas por el flagelo de no cubrir sus necesidades básicas de 45,5 por ciento en 2002 a 11 por ciento este año.
Javier Álvarez
NA