Las genialidades de Tte. Gral. Perón como estadista y conductor a pesar de su desaparición física hace casi 39 años, no deja de sorprendernos. Más allá del pensamiento político de cada argentino, nadie podrá negar los aciertos que se aprecian a través del tiempo, con las realidades actuales, que ya entonces visualizaba y advertía en sus mensajes a generaciones venideras.
En estos días de crisis y desastres, pudimos comprobar las grandezas del pueblo como así también las miserias de la clase dirigente argentina.
Muy pocos dirigentes quedan exceptuados de esta apreciación. En la verdad nº 20, de las verdades peronistas, Perón expresaba: “En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo”, y cuando el Gral. hablaba del pueblo, no lo hacia del pueblo peronista, sino de todo el pueblo argentino, cualquiera fuera su pensamiento político o confesión religiosa. Por esa razón, hoy más que nunca queda reflejada esta verdad ante la situación vivida por muchos argentinos que pagan con sus desgracias, la ineptitud, la desidia y la corrupción de aquellos que deberían gobernarnos y protegernos.
Ante el desastre y las desgracias, vivimos dos actitudes contrapuestas; una la inmediata de solidaridad de nuestro pueblo entregando de lleno a socorrer a sus hermanos en desgracia, ayudando allí donde lo necesitaban sin ningún tipo de distinción ya que el desastre fue para todos por igual, clase media, alta, carenciados, pobres e indigentes todos unidos en la desdicha y el dolor; pero un pueblo con conciencia reaccionó rápidamente y brindando a sus hermanos el apoyo y a contención que aquellos responsables de sus desgracias no le dieron.
En contraposición, la baja y miserable actitud de los gobernantes que hicieron de la tragedia y el dolor, un teatro político, donde todo valía, desde las acusaciones mutuas de responsabilidades, (como si a alguno pudiese tirar la primera piedra) hasta hacer chistes por Twitter. como el presidente del Banco Provincia, negar la cantidad de muertos, a exhibirse impúdicamente para los medios intentando mostrar solidaridad que nunca tuvieron antes y que su falta de escrúpulos ocasiono el desastre vivido. No faltó quien de viaje en el exterior, quiso mostrarse solidario mintiendo, para ser descubierto en su mentira. No dejó de faltar esa “juventud maravillosa” que intentaba mostrarse solidaria y capitalizaron la desgracia políticamente, utilizando las donaciones y la ayuda gubernamental como si fuera fruto de su esfuerzo y trabajo que los mostraba de jodas y risas mientras que el dolor y la muerte se extendían por las ciudades inundadas.
A todo esto, Perón lo definía diciendo: “La única verdad es la realidad”, y la realidad vivida en estos días de desgracia, demuestra que tenemos un pueblo maravilloso, solidario ante el dolor, noble y virtuoso, desinteresado y servicial pero en contrario tenemos una clase dirigencial muy lejana a la altura de nuestro pueblo una clase dirigencial inhumana y soberbia hasta diría amoral, con alto grado de ineptitud y con mañas de fulleros que viven en la mentira y mintiendo, a tal punto. Esta clase tan degradada que ha contagiado a muchos jóvenes corrompiéndolos y llevándolos a su mismo nivel de bajeza, a tal punto llego la podredumbre que aquellos responsables de las muertes, figurativamente se peleaban por las manijas del cajón en el entierro intentando mostrar un dolor que nunca sintieron.
Por todo lo expresado e interpretando la verdad nº 20, llegaremos a entender aquel mensaje postrero de Perón en el balcón de la Casa de Gobierno un 12 de junio de 1974, donde dijo: “Mi único heredero es el pueblo”, una vez más el pueblo estuvo los que no están son los que deberían gobernar.
Perón tenía razón, lo mejor que tenemos es el pueblo.
Rubén Gioannini
Mesa Nacional de Jubilados, Pensionados y Retirados de