Por los despachos oficiales —también por las principales mesas de dinero— circulan las copias de un informe. Es de la Policía Federal y señala que existen unos 3.000 intermediarios que realizan operaciones ilegales de dólar en forma habitual en Capital y provincia de Buenos Aires. Si hay algo seguro es que ese número, que deja afuera a las principales “cuevas” del microcentro, puede ser menor, pero también —y es más probable— mucho mayor. El informe, que se elabora con los reportes de las comisarías y dependencias policiales, está lejos de querer abarcarlo todo, pero su sola mención provoca escozor en alguno de los miembros de ese universo difuso y cambiante (en número) que es el Equipo Económico (EE). Intramuros, los conflictos están a la hora del día y el reporte policial ha sido sólo uno de los argumentos invocados en esos “ejercicios” de provocación.
Sabidos son los roces entre Marcó del Pont y Ricardo Echegaray (AFIP). También, los reproches que la titular del BCRA parece dedicarle al Super-secretario Guillermo Moreno cada vez que éste toma el teléfono y arenga por un tijeretazo en el valor del dólar informal. Son medidas que le acercan “fuego” a ese caldo de cultivo que es el mercado ilegal del dólar.
“Cada vez que el dólar blue sube, la renuncian a Mercedes, y como el blue sube todos los días, los rumores tienden a ser casi permanentes”, señala una fuente del Central. De todas formas, desmentida mediante, la cita es en sí misma, una confirmación: todas las semanas surge una versión que habla de la salida de Marcó del banco y eso pesa fuerte en el humor colectivo, y principalmente, en el de la titular del Central y sus asesores.
El dato que pone paños fríos en ese juego de coerciones es que, hace algunos días, y en lo que algunos “leen” como un gesto de demostración de poder, un asesor de Marcó del Pont fue designado (por la propia Marcó) en el cargo más alto relacionado con la supervisión y seguimiento de los bancos. Se trata del abogado Sebastián Soler, egresado de Harvard, quien reemplazó a Héctor Daniel Domínguez, un contador que estuvo en el cargo más de siete años pero fue removido la última semana.
El dólar blue es la batalla perdida de Marcó del Pont y podría ser su Waterloo si llega a $10 antes de que pegue el salto. “Es psicológico, pero mucho de este mercado lo es, por eso algunos hablan del dólar-Messi”, señala un banquero. Mientras no existe posibilidad de comprar dólares en el mercado oficial, ocurre exactamente lo contrario en el paralelo; mientras sobra oferta de dólares en la plaza legal, falta en la ilegal. La clave es que quienes estudian de lejos el mercado informal esperando que decante un valor razonable, ven como aquellos que se “jugaron” y compraron a $8; $8,50 o $8,70, ayer, ya podían mostrar sus ganancias. Así, se cumple una suerte de profecía autocumplida.
Los mismos reflejos parecen tener en el Palacio de Hacienda. Parece inverosímil, pero no preocupa tanto el blue, sino que cuando se hace referencia a esa plaza se deje en claro que se trata de algo “ilegal”. Sostienen que ese mercado no es referencia de nada, como si se tratara de un apéndice incómodo que se puede extirpar. Ignora el Equipo Económico que con la suba del blue (que uno puede leer como la caída estrepitosa del valor del peso) el precio del ahorro es cada día más caro, el sistema financiero recorta los depósitos, la presión a devaluar de golpe se acelera, la inflación se retroalimenta y hasta el mercado inmobiliario acusa la estocada porque medidos en pesos, los inmuebles son cada vez más caros.