¿Arthur,
qué es la libertad?
Arthur Ochs Sulzberger Jr. de 53 años, es el cuarto estandarte de la generación
propietaria del imperio periodístico
NYT. Ejerce esa jerarquía dinástica hace más de una década. La libertad es
una madeja de viento y vuela. Leí lo que dijo en una entrevista que le
hicieron de paso por Panamá a Argentina. Averigüé rápidamente en el
buscador geográfico y apareció una silueta verde, rodeada por dos océanos,
un puente de tierra en el hemisferio americano, un lugar de encrucijadas,
donde las golondrinas hacen verano. ¿Arthur, que habrá hecho en el Istmo? ¿Pasaría
revista a la libertad de prensa, como lo hizo en Argentina? Posiblemente dejó
sus pisadas en el feroz tránsito de la ruta con alguna sonrisa, donde todo
pasa, y se detuvo en la majestuosa obra de ingeniería del siglo XX, con la
fantasía de un scout. Fue un relax. El vapor de la atmósfera tropical, le
extendió un certificado de “quieto en base”. Se montó su sombrero Panamá
y olvidó todo, seguramente Sulzberger.
¿La historia está en otra parte o en ninguna? ¿O es un corcho para flotar?
Existen lugares tal vez no sé, pero de que los hay, los hay. Una línea
sin borde en el horizonte, el dueño del New York Time se evapora
gaseoso del brazo del mediodía burlón de nubes blancas mansas ovejas, la
caliente jornada en su diapasón dormido de juglar prisionero del tiempo.
De sus más reciente declaraciones en el exterior se desprende que al
poderoso diario neoyorkino le llama la institución, un nombre casi de entidad
benéfica, estatal, cuando obtienen ganancias netas anuales de 300 millones de
dólares. El éxito de la maquinaria NYT, varios me han dicho que no sabrían
qué y cómo desayunar, si no tienen frente
a sus ojos cada mañana el periódico. La entrevista con.
Hugo
Alconada Mon, paso a paso refleja una extraña óptica violeta de los hechos
observados por Sulzberger Jr. es
la mirada del empresario satisfecho del statu quo, del vistazo por las
dudas y bajo su administración, cabe recordar que nunca antes el NYT se
equivocó tantas veces y seguido sobre materias muy sensibles para la marcha
de Estados Unidos y el mundo. No fueron simples errores. La opinión pública
fue zarandeada una y otra vez en un concierto de verdades a medias, mentiras a
todo color, engaños, un fabuloso inventario de cuentos. La libertad
de expresión cruje, y no es galleta. Patina en el hielo con sus
dientes con cloroformo, aterriza en la fría pátina, esta Bella Durmiente
gotea su rutina inútil, y finalmente llega la gran carcajada. La indiferencia
también es un vicio. La deformación profesional del hábito, un recurso de
la frivolidad y banalidad, esa ecuación perfecta del olvido.
¿Jugó golf en Panamá,
Sulzberger Jr. o simplemente dejó que el sueño volviera a Tiger Woods
en el Masters de Augusta National, Georgia, y se trajeara
con su chaqueta verde césped de flamante número uno, en el delirio de la
pelotita blanca? 18 huecos inútiles, de hueco en hueco, el Cid Cabalga, en un
campo desolado, de sol a sol. Palo y bolas en Flandes, tantas picas sin medida
ni gloria. Un espacio perdido que la historia mueve en la infatigable memoria,
lo esconde y suplanta. El pozo, la arena, el hoy sin fe, la derrota súbita aún
después de lo que quede de la gloria. La mañana es verde, la tarde es green,
la noche es verde green y los 365
días del año, verdes al cuadrado. Un paisaje que termina haciéndose monótono
como los rostros inmutables las expresiones paquidérmicas los pasos regulados
por los mismos pasos y la sombra vasalla de los caddies bajo las tardes inútiles
suspendidas en el aburrimiento. La pelotita podría quedarse en el aire y nada
sucedería, en el misterio del olvido. Va y viene por los mismos hoyos, en el
sendero inútil de la discutida esperanza.
The New York Time
es el periódico más visitado del mundo a través de Internet, por eso
debiera ser más cuidadoso en sus historias y en contar la verdad. Para los
exitosos, que tienen tanto poder, administran los colores y sabores y olores
de los poderes fácticos, la responsabilidad es doblemente mayor. El éxito de
las ganancias y de la suma de lectores, según
el heredero de la dinastía N.Y. T., se debe a lo que llama Periodismo
de calidad. Expresión como el doble filo de una navaja, que corta el aire y
deja intacto el movimiento que le prosigue. Decir la verdad es un requisito
inherente, el primero, para hacer un periodismo de calidad y ético,
comprometido con el público lector y la sociedad. La Institución, como
prefiere llamarle al NYT, su dueño, ha tropezado en varias ocasiones con la
misma piedra falsa que lo ha llevado a tantos hierros, donde el periodismo
independiente pierde un ala, el vuelo real
de su palabra. El NYT, de acuerdo con las exigencias, agendas que solicita Arthur
Ochs Sulzberger Jr., es
una “Institución” que no sólo se tragó, devoró en el aire el
paquete accionario del International Herald Tribune y de The Boston
Globe, desembarcó en la televisión
y algunas cosas más, sino que reclama a sus periodistas informar
adecuadamente a lectores que se
difuman en la volátiles fronteras de la realidad, información y ficción. En
ese bosque mediático verbal, se pierde el alma, como si fuera la camiseta del
club favorito. Ni las propiedades se salvan, porque todo es arrasable,
ante un mar tsunami de palabras que ahogan en los subterráneos a los
desprevenidos lectores confiados en la verdad y asoman pálidos de blancos húmedos
ojos empapados cerebros vaciados estrujados sin partida bautismal, encallados
en un puerto de hollín y basura, la ciudad que se recicla al revés y se
muerde la oreja. ¿Quién te protegerá sombra? “La
Argentina está sufriendo con el actual liderazgo”, afirma el dueño y
director de The New York Times. Arthur
Ochs Sulzberger Jr. alude al presidente Néstor Kirchner y a sus embates
contra la libertad de prensa y la iniciativa privada, pero también incluye al
resto de la dirigencia nacional.” Así comienza la entrevista Hugo
Alconada Mon al dueño de la sagrada
Institución del periodismo liberal norteamericano, como si fuera un espejo,
las palabras son un bumerang para su propio techo de vidrio. El nuevo
periodismo quizás sea un festín de palabras hambrientas del cadáver de su
propio cuerpo del delito. Sus manager crean el pez y la red, se auto- atrapan,
y vacían los restos de la tinta para disimular
que algo quedó en el tintero. Desde un rascacielos todo es diminuto hacia al
superficie. Es posible talvez evitar el bosque, detenerse en el viejo árbol
de invierno unos instantes. El heredero, hijo de la Gran Manzana, sólo ve la
paja en el ojo, en el paraíso perdido de Argentina, y no la viga en el
propio. Allí, en el entramado de hierro, cemento, vidrio, en la pulsación
del liberalismo, latir ruidoso de la Bolsa, el incesante caminar de elefantes
con su peso específico en el mercado, el periodismo de la libertad, liberal,
ha pisado en falso y caminado de rodillas. El viejo modelo se menea, no mueve,
en la genuflexión de los tiempos, asfixias, gorjeos de pichón degollado
sobre los cristales del futuro. ¿Más libres en la expresión y en la
libertad? Arthur Ochs Sulzberger Jr., sabe que no, por experiencia y carne
propia, pero prefiere mirar, observar, opinar y criticas la periferia del Sur
y la Rusia actual. Deja intacto su panal
y se exhibe en el escenario global. Son otros time, para el New York
Time y la libertad de expresión, y acosada y de hecho Sulzberger Jr, lo
reconoce: Hay más problemas y
las cosas están peor que hace cinco años. Hay más periodistas de medios gráficos
enjuiciados por lo que difunden. Una respuesta para una República Bananera,
insospechada en el país de las libertades. En la Casa Blanca,
documenta y explica su
experiencia diaria Arthur S., pueden
llamarte y pedirte que evalúes no publicar una nota. Eso sí ocurre. Tuve ese
tipo de conversaciones con "Condie" Rice antes de que asumiera como
secretaria de Estado y sé que Bill Keller (el managing editor del Times)
también recibe ese tipo de llamados. ¿Los escuchamos? Sí. ¿Hemos parado
alguna vez alguna nota y no la hemos publicado? Sí. Nuestro trabajo no es
poner en peligro la seguridad de los Estados Unidos. Y casi siempre podemos
cumplir con nuestros lectores sin poner en riesgo la vida de nuestros soldados”.
Una amiga osada, creativa, me dijo una vez: actúa con los mismos
procedimientos de una Sucursal del Granma.
El señor y la señora Riggs
La
carcajada debió retumbar en todo Nueva York y la Primera Enmienda de la Nación
y otras cuantas, salir a tomar café, a respirar nuevos aires por el hilo
delgado de la libertad. La Institución, acosada por los procedimientos de la
Casa Blanca y de sus periodistas poco éticos en ocasiones, (Jason
Blair) nació en 1896 en
medio de las ruinas periodísticas hasta erigirse en el actual imperio de la
verdad. Arthur S. Cuestiona los bloggers y los considera instrumentos ajenos
al periodismo como él lo conoce y percibe: hechos, datos, análisis. Eso
cuesta mucho dinero, apunta. Considera
que ellos hacen mera opinión. Lo cierto es que los bloggers se transformaron
en al piedra del zapato de los grandes periódicos que falsean los hechos,
esconden datos, mal interpretan
situaciones, dejan vacíos en la información, grandes desiertos de dudas. Mi
Editor sabe que algunos bloggers crecen en las noches en sus propios
confesionarios, crepitan sus palabras, sudan, páginas felices, verdaderas,
que se vuelan sin dueños por la red. Arthur S., estuvo en Panamá y es muy
probable no se haya interesado por los medios de información allí
existentes,-debe alguien monitorearle desde Nueva York algunos titulares que
se repiten- y entre palmeras, una atmósfera tropical, pasó su tiempo de tránsito
e indefiniciones. Estuvo muy cerca de Chile, donde la familia Riggs, cae bajo
los patrones de Alfonso Capone, (Al), que
sólo vio rodar su imperio mafioso por no tributar al Estado
norteamericano. Augusto Pinochet, general que ha ido perdiendo sus estrellas y
esta última del Riggs, lo ha terminado de estrellar contra la historia, fue
quien dejó el fino -poderoso
-entramado, andamiaje de hierro de las leyes mordazas que aún tienen vigencia
en Chile. Nada ha dicho del flamante y exitoso socio TLC, el dueño del NYT. Década
y media, desde que agoniza el general Pinochet,
el periodismo chileno sigue en capilla ardiente. ¿Está a la espera
del gran funeral? ¿Cuánto tiempo tendrá que seguir esperando para ver pasar
el ataúd lleno de palabras muertas, miedosas, frías, frente a sus nuevos
titulares? América no diremos tu
nombre en vano.
Se cierra la noche y recuerdo al poeta cuando me hablaba de
eclipses y sueños, la confusión de la Luna y el Sol. Planetas y astros, las
palabras brillan cuando son verdaderas.
EPÍLOGO DE HUMO: EL PIANISTA DE
ROMA
El mundo oscila en su péndulo kafkiano, sus
lenguas muertas arrojan palabras, humo, cenizas.
Babel es más que nunca un castillo de palabras. El ejercicio perfecto
de la mudez. ¿Roma enmudece para que otros callen? Sordos, hechiceros, enigmáticos.
Los Medios nos traen la imagen, fabrican el sueño y una vara más. Anestesia,
cloroformo, espectáculo. Danza un universo de colores en medio de la nada. Lápida
romana y un matrimonio real indeseado. Y la imagen no se detiene, atrapa el
terror, el susto, todos los miedos, las lágrimas y una euforia perdida,
alojada en el ojal de una chaqueta de un mago jubilado. Cae un altar y surgen
nuevas rodillas. Lo que queda de pie es el silencio. El tiempo se permite sus
pasos en redondo, como una partida de golf. Un sueño se repite cuando sabe
que es real. La información mediática, trabaja con el sueño, que ajusta a
la medida de los acontecimientos, le lava la cara,
viste una y otra vez a la moda, y el maquillaje es casi perfecto, la
imagen de la supuesta realidad. Todos volamos con las palomas de Roma, y
descansamos los ojos en las paredes de la ciudad Eterna. Somos la piedra
Palestina, el tanque israelí que derriba la
casa en Ramallah, un misil sobre Bagdad, el carro-bomba que vuela en
los cuerpos, el aire que no queda, la sangre sobre el río, la arena que se
pierde en el límite de la montaña que continúa sin horizonte. La imagen
devora el tiempo, el instante, lo suplanta, recrea, y a veces, nos entrega una
incógnita, un mar de equis dobladas en cruz. ¿Por qué los cuervos son
negros y sacan los ojos, me pregunto? Así el día, así la noche, con sus
propias contradicciones. La muerte está presente en todas
partes, pero donde hay guerra, tiene un especial recibimiento. La
tierra y el cielo hacen Trikit. ¿La vida inventó la muerte y por eso el
hombre mata? Las pantallas noticiosas han ardido más que de costumbre en
estas semanas. Los conflictos armados, el terror, que sigue su curso, quedó
relegado a un segundo plano, en el suspenso de la larga novela del miedo. La
agonía del Papa Juan Pablo II, sepultó todos los hechos. Roma nos reiteró,
que los caminos de las
comunicaciones digitales, conducen a ella, aunque el peregrino sea polaco.
Eterna, más allá de la piedra, de la ciudad de los césares permanece en el
tiempo. Roma, ciudad abierta. Se ha dicho casi todo
de la vida, muerte y resurrección de Juan Pablo II. Dejarlo descansar
es en paz sería un acto más que generoso, legítimo para cualquier mortal.
La imagen continuó en la Capilla Sixtina, flotando el misterio en los ángeles
de Miguel Ángel. La llaves del Vaticano ya tenían un dueño. La Santa Sede,
también tiene su pianista, devoto Guardián de la Fe, de Mozart y Bethoveen,
el Gran Inquisidor. El humo blanco, la famosa fumata, favoreció en una votación
casi súbita, al cardenal germano,
Joseph
Ratzinger, mano derecha del fallecido Papa polaco, el último en darle el adiós
en su lecho de agonía. La sucesión no estaba escrita, sino in pectore
sepulcral, comentan algunos estudiosos de las intimidades del Vaticano y
analistas de la vida real. Un Papa kafkiano, que mandó a quemar sus
manuscritos, ya había entrado en su laberinto, y manejó en suspenso los últimos
días de su paso por el Vaticano
y no sabemos con cuantos nudos atados a su sucesor. Habemus Papam,
cuando ya había. El tiempo dirá si la continuidad de un ultra conservador
era bueno para Roma y su grey. Habla diez idiomas, ha escrito 30 libros,
desertó del ejército nazi de A. Hitler. Un Papa con su Historia y no se sabe
que Historia hará en su pontificado, como Benedicto XVI. Entre la cruz y la
espada, amigos y enemigos. Esta
nueva etapa de administración y custodio de la Fe, no sabemos si será en un
solo de piano, o incluirá la orquesta. El graffiti en la calle, se escribe
con las palabras desafío, incertidumbre, tiempos difíciles. Espere y verá,
es un dicho colombiano, y se ajusta al momento. En el otro concierto real, la
flamante pareja Winsor- Parker, recién desposada, Carlos y Camilla, han
llenado también el escenario de lo grotesco.
No tuvieron
un poema en inglés por el
bardo británico, el poeta oficial del reino, Andrew Motion, porque el
apellido de la novia no rima con la lengua de Shakespeare.
Por ello
improvisamos un copla, para la
distinguida pareja.
EL ZORRO Y LA ZORRA ESTAN EN PALACIO
Es
mejor en estos casos, poeta oficial,/ recurrir sin rima a la fábula del zorro
y la zorra,/ ambos ya en palacio, dispuestos a reinar/ La verdadera, Isabel,
no se dejará dominar/ y mandará al zorro y a la zorra a bailar/ a un palacio
con menos música que el Buckingham/ Allí solo tomará el té de las five
oclock/ El oficial, y después a volar/ que el reino en su lecho puede acabar.
El último graffiti de Roma, la Eterna, dice: Gracias a
Dios, ahora habrá más ateos.
Silvia
Banfield