Los nuevos lazos entre el gobierno y el Ejército se hicieron más explícitos pocos meses después, durante la ceremonia de asunción del nuevo jefe del Ejército nombrado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El ascenso de César Milani, el pedido de formación militar para jóvenes por parte de un intendente K y el reciente sorpresivo aumento de sueldos para los militares demuestran una relación mucho más estrecha entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas. ¿Pueden convertirse en “nacionales y populares? Un artículo de la BBC Mundo, lo analiza en profundidad.
"Pretendo un Ejército maduro, mirando hacia el futuro, con clara esperanza y renovadas ansias, para acompañar el proyecto nacional que hoy se encuentra vivo e instalado en el corazón y la mente de los argentinos", dijo entonces el general César Milani.
Era la primera vez, desde el regreso a la democracia, en 1983, que un líder militar se subordinaba a un proyecto político, en este caso el kirchnerismo.
El acercamiento también representó un giro de 180 grados en la relación entre el gobierno y las Fuerzas Armadas, muchos de cuyos miembros fueron llevados a juicio por las autoridades por su actuación durante el último régimen militar de 1976-1983.
"Hoy se abre un nuevo ciclo de la vida del Ejército", advirtió Milani al asumir en julio pasado, algo que ratificó la jefa de Estado en su discurso de apertura del Congreso, en marzo, cuando dijo que su intención era lograr "una integración de nuestras Fuerzas Armadas a la sociedad".
Esa integración se plasmó en dos proyectos sociales que actualmente realizan miembros del Ejército junto con militantes de La Cámpora y representantes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, una organización afín al gobierno.
En ambos proyectos -uno en la capital argentina y otro en el Gran Buenos Aires- grupos de soldados se ocupan de urbanizar asentamientos precarios.
Obras sociales
Un vocero de las Madres de Plaza de Mayo dijo a BBC Mundo que los proyectos surgieron por una propuesta que le realizó la líder de las Madres, Hebe de Bonafini, a Milani, para trabajar en conjunto.
"Las Madres vieron que hoy hay otro Ejército y quieren un Ejército del pueblo y para el pueblo", afirmó el portavoz.
Bonafini se convirtió en una inesperada defensora del jefe del Ejército, quien está siendo investigado por presunto enriquecimiento ilícito y es cuestionado por grupos de derechos humanos que lo acusan de haber cometido abusos durante el último régimen militar, algo que Milani niega.
Muchos creen que las nuevas tareas sociales que realizan los soldados son parte de una estrategia de "lavado de cara" de las Fuerzas Armadas, que buscan mejorar su imagen ante la sociedad.
Adam Isacson, experto en temas militares de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) dijo a BBC Mundo que los uniformados en Argentina tienen uno de los niveles más bajos de popularidad de toda la región. Sin embargo, otros expresaron su preocupación por las acciones que realizan los soldados.
"No es nuevo que el Ejército trabaje en materia social. Lo ha hecho siempre, frente a emergencias y necesidades de diverso tipo. Lo nuevo es que lo haga con una definida identificación política", señaló el experto en asuntos de Defensa argentino, Rosendo Fraga.
¿“Bolivarianización”?
Según Fraga y otros críticos del gobierno, esta politización de las Fuerzas Armadas es característica de los países que integran la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA).
"En Cuba y Venezuela se tiene a los militares como un elemento central de la coalición que está en el poder, mientras que en Ecuador, Bolivia y Nicaragua son un elemento relevante", afirmó el especialista.
Mientras que expertos en Defensa coinciden en que Argentina está muy lejos de tener un nivel similar de injerencia de los militares en la vida política, algunos advierten que las tareas sociales que realizan los uniformados junto a militantes son un mal precedente.
"La historia de América Latina ha mostrado lo peligroso que es la politización de las Fuerzas Armadas", dijo a BBC Mundo Isacson, quien también alertó sobre los riesgos de que los soldados realicen tareas sociales.
"Puede resultar una situación resbaladiza… Empieza con una serie de proyectos sociales benignos, pero cuando hay problemas de inseguridad la gente reclama más presencia militar porque la imagen de un soldado con una pala es muy amigable", advirtió.
"Podría ser peligroso en el futuro", dijo, resaltando que la mitad de la población argentina nació después del regreso a la democracia y no tiene tanta conciencia sobre los abusos cometidos en el pasado. Sin embargo, desde las Madres de Plaza de Mayo descartaron cualquier peligro.
"El modelo histórico del Ejército solo sirvió para guerras infames y para dar golpes de Estado cívico-militares. Si este nuevo Ejército -que está cerca del pueblo- sirve para realizar tareas sociales, bienvenido sea", señaló el vocero de la asociación.