La semana pasada la presidente Cristina Kirchner afirmó que si no se pagaran los subsidios, los empresarios tendrían que pagar salarios más altos. Si mal no la interpreto, lo que quiso decir es que gracias a los subsidios para tener tarifas de servicios artificialmente bajos los empresarios pagan salarios más bajos, porque si la gente tuviera que pagar la tarifa no artificial exigirían un salario más alto por el mayor costo de traslado. Curiosa forma de razonamiento económico porque nos está diciendo que las tarifas artificialmente bajas, finalmente, son un subsidio a las empresas dado que pagan salarios más bajos. En otras palabras, según CFK, el salario no es función de la productividad de la economía sino que es función de las tarifas de los servicios públicos. Toda una novedad en materia de ciencia económica.
Pero profundicemos un poco más esta insólita teoría económica. Supongamos que el precio por transportar a una persona en colectivo es de $ 5, el pasajero paga $ 1 cuando sube y los otros cuatro se financian con subsidios.
Como la economía existe porque hay escasez, la siguiente pregunta es: ¿de dónde salen los $ 4 de los subsidios? Una opción es que los colectivos se caigan a pedazos, en ese caso, los $ 4 salen del deterioro del stock de capital. Para decirlo en castellano básico, la gente viaja cada vez peor con riesgo para su vida pero eso sí, paga solo $ 1 cuando sube al colectivo.
Pero no fue el caso que señaló la presidente. Ella habló de los subsidios. Y los subsidios son dinero que le entrega el Estado a alguien, remarco este punto porque si no pareciera ser que no hubiese escasez. Que los bienes surgen por arte de magia. Como eso no ocurre en la realidad, salvo en el relato oficial, la pregunta es: ¿quién paga?
Otra opción a la primera es que no se aumente el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, como se resiste el oficialismo, porque necesita recursos para financiar los subsidios. En ese caso, el empleado cobra un salario más bajo para pagar el subsidio, según CFK. Una parte del boleto de colectivo la paga cuando sube y la otra con el impuesto a las ganancias. Como política progre esta estrategia es muy rara, pero como en el mundo k todo es posible, no sería extraño que justificaran el no aumento del mínimo no imponible como una conquista social para tener boletos de colectivo baratos. Ahora, fuera del relato, en este escenario, el que termina pagando todo el costo del colectivo es el que viaja.
Tercera opción, la que luce más progre. Le cobramos más impuesto a las ganancias a las empresas y con eso bancamos los $ 4 de subsidio. El trabajador sale ganando porque paga $ 1 cuando sube al colectivo y el resto lo paga la empresa vía ganancias. Pero claro, CFK dijo que si no existieran los subsidios las empresas tendrían que pagar salarios más altos para que los trabajadores de las empresas pudieran afrontar el mayor costo del colectivo, ergo, la realidad es que lo vuelven a embocar al trabajador porque le pagan un salario menor al que le correspondería en condiciones de libre mercado. El que paga el subsidio es el trabajador vía un salario menos de acuerdo a la política de Estado. Claro está, si en el medio no hay corrupción (Dios no lo permita) ni ningún tipo de negocios oscuros, algo que a nadie se le pasa por la cabeza que pueda ocurrir en la Argentina actual. Sus funcionarios son una garantía de transparencia y honestidad.
Hasta ahora, como vimos, con esto de los subsidios, terminan haciéndole pagar la cuenta a los trabajadores. Veamos la quinta opción. El subsidio se financia con emisión monetaria. En este caso, tenemos inflación y como la inflación es un impuesto sobre los sectores de menores ingresos, el que termina pagando la cuenta nuevamente es el trabajador. Le cobran $ 1 cuando sube al colectivo y el resto se lo afanan vía el impuesto inflacionario.
El problema es que esto de los subsidios va a ser un problema cada vez mayor. Y digo que va a ser mayor porque ni siquiera pueden mantenerlos congelados dada la inflación que aplica el Estado.
Supongamos que el precio de mercado de viajar en colectivo es de $ 5, de los cuales $ 1 lo paga el pasajero y $ 4 se financian con subsidios. Supongamos ahora que la inflación es del 40% anual. El precio final del colectivo sube a $ 7 al final de año. Los $ 5 originales más los $ 2 de aumento por mayores salarios del colectivero, mantenimiento, seguros, etc. Si el Estado quiere mantener en $ 1 el costo del boleto, ya no tiene que poner $ 4 de subsidios, ahora tiene que poner $ 6 para llegar a los $ 7 del precio total.
¿Quién lo paga? El trabajador con menor salario, por inflación, por ganancias o porque, como dice CFK, las empresas pagan salarios más bajos para que la gente pueda viajar “barato”.
El dilema es que esto de los subsidios tiende a descontrolarse año a año. Ejemplo en 2006 el Estado gastó $ 1.876 millones en subsidios al transporte. En 2013 gastó $ 35.266 millones. 18,8 veces más. Salvo que alguien pueda demostrar que la gente viaja mejor hoy que en 2006, queda claro que este tema está fuera de control.
El kirchnerismo debería entender, alguna vez, que la economía existe porque hay escasez. Los recursos no son ilimitados, por lo tanto, si optan por sostener los subsidios alguien tiene que pagarlos y, como vimos y también lo reconoció la misma CFK en el párrafo que cité al comienzo de esta nota, los que los pagan son los trabajadores. Un progresismo muy raro el del kirchnerismo.
Resumiendo, en el jardín del Edén no hay escasez. En el mundo real sí. El drama es que con la política kirchnerista, hay escasez pero vamos a quedar todos vestidos como en el jardín del Edén.