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Efluvios de Trapalandia

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LA DISPUTA POLÍTICA EN MIRAS A OCTUBRE
LA DISPUTA POLÍTICA EN MIRAS A OCTUBRE

    Trapalandia es un reino imaginario, proveniente de la febril imaginación surgida de la testa de un orate. Pero a veces se concretiza, y Argentina es un escenario ideal donde las contiendas políticas semejan una burda lucha en el barro. Pero exentas de pulposas señoritas, claro está, constituyendo un atentado al buen gusto. En un rincón se yergue el Presidente Néstor Carlos Kirchner, un auténtico prestidigitador del enfrentamiento porque sí, repartiendo golpe tras andanada verbal a la voluminosa testa de su ex amigo y mentor Eduardo Duhalde. Que sí, que no, que es posible un acuerdo, que Chiche y Cristina podrían arreglar bajo cuerda; todo esto se fue al tacho al cerrar el santacruceño todo intento de conciliación con una frase contundente: “Yo no voy a firmar otro Pacto de Olivos”.  Esta alusión al acuerdo entre Menem y Alfonsín de 1994, gestado por los buenos oficios de Barrionuevo (el mismo que manifestó que el mandatario haciendo política es un elefante en su bazar) y Nosiglia, es el aparente broche de oro de una ordalía que ocupó el centro de la escena política vernácula durante muchos meses. A punto de comenzar la semana del 13, sacó de la galera la para muchos impensada candidatura del canciller Rafael Bielsa.
    Justo cuando algunos especulaban con un traspaso de Cristina de provincia a Capital, la constancia de que la muy buena imagen de Lilita Carrió en el distrito metropolitano, lo llevó a esta decisión rápida de reflejos. Rotos los puentes, al menos por ahora, con Duhalde, se motoriza nuevamente la idea pingüinera de una fuerza centroizquierdista que quizá, según la visión de Walter Curia de Clarín, “llevará al museo a los dos partidos de origen popular que marcaron el diseño político del siglo XX: el PJ y la UCR. En su lugar, como ha repetido otras veces, Kirchner visualiza la evolución de dos fuerzas de centroizquierda y centroderecha en alternancia en el poder”.
 
   
Entonces, ¿se asistirá según este criterio, a una revitalización del aparente defenestrado transversalismo?. Sobre todo, esta idea resulta remota a la luz de las furibundas contiendas postelectorales que cotidianamente afloran en los medios. Pues resulta casi imposible imaginar a Duhalde y su tropa, a los gordos de la CGT, a Menem y Rodríguez Saá haciendo fila para ser alojados en el Museo de Ciencias Naturales de Parque Centenario o el de La Plata. Como si se tratara de fósiles, por cierto.
   
Pero por ahora, para no herir susceptibilidades, se anunció que Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner lanzará su candidatura el litúrgico 26 de julio, en La Matanza. Antiguo terruño del menemista millonario Alberto Pierri, actualmente es el distrito del ex duhaldista y actual pingüinero Alberto Balestrini.
   
Acallado por el momento el conflicto interno de la CGT, la semana que se inicia será el escenario de la prolongación de la guerra política. Pues parafraseando a Von Clausewitz, “la guerra es la continuación de la guerra por otros medios, y la política es la continuación de la guerra por otros medios”.
 
    Trapalandia, o la Argentina travestida en un cuento digno de Alicia en el país de las maravillas, se sigue sacudiendo a la vera del invierno, calentándose con la vista fija en octubre, en una seguidilla de internas que no parecen tener fin.


Lo que viene

    Luego de arduas negociaciones, que recrudecieron el jueves y viernes pasado, Kirchner y Duhalde se van poniendo de acuerdo... por lo menos en lo que respecta al
armado de las listas de legisladores provinciales y distritales del Justicialismo bonaerense.
    La mayoría de los encuentros se han dado entre dos pesos pesados de la política: el komisario Alberto Fernández por parte del Gobierno y el sospechado -y poderoso- José María Díaz Bancalari por parte del duhaldismo. Mientras este último reproduce el mensaje de su jefe, que "exige" se le permita el armado del 70% del "menú partidario" de octubre, el jefe de Gabinete contraoferta un tercio de la misma propuesta. Y es que la idea del kirchnerismo, ya comentada hace semanas en este mismo medio, es la de dividir en tres tercios iguales la confección de la lista de legisladores, a repartir entre el Gobierno, el duhaldismo y el felipismo (este último obviamente en referencia a Felipe Solá).
    El tema es que Duhalde no acepta negociar bajo ningún concepto con el Gobernador bonaerense y eso complica todas las negociaciones. El caudillo acepta, a lo sumo, ceder al 50% el armado del menú político, pero jamás permitirá que Solá se siente en igualdad de condiciones junto a él, un hombre que ha forjado su poder luego de años y años de caminar la provincia más "rentable" del país. ¿Cuál es el mayor miedo de Duhalde? perder poder en la Legislatura bonaerense, lugar donde se cocina la verdadera "caja" del PJ y donde se pergeñan los negocios -lícitos e ilícitos- más interesantes del conurbano.
    Solá, por su parte, tiene idéntico objetivo: dominar la mayoría parlamentaria para poder dar impulso a su proyecto político personal a futuro, no sólo a efectos de asegurarse la gobernabilidad en la provincia hasta 2007, sino llegar a ser presidente de la Nación en algún momento, tal cual asegura a sus más íntimos amigos.
    En ese contexto, el kirchnerismo estaría a punto de ofrecer la mitad de su 33% para que Duhalde acepte finalmente llegar a un acuerdo concreto, lo cual se ve cada vez más improbable.
    Kirchner necesita de Duhalde porque sabe que el caudillo bonaerense arrastra consigo gran parte de los votos de la provincia más importante del país. Duhalde, por su parte, necesita de Kirchner para no perjudicar sus propios "negocios" a futuro. Sabe este último que un choque directo con el Presidente le acarreará una embestida similar a la que sufrió cuando la DEA le interceptó un cargamento de estupefacientes en Santiago del Estero (Opendoor) y le arruinó una de sus operaciones más importantes.
    Los dos contendientes tienen mucho que esconder sobre sendas gestiones y por eso han instruido a sus hombres de mayor confianza para que no vayan al choque directo contra uno u otro, sino de manera elíptica. Saben ambos que revelar negociados de uno y otro lado, perjudicará a todos por igual y nadie saldrá beneficiado.
    Fuera de esto, el presidente Kirchner muestra gran temor porque no puede dominar dos de los distritos más importantes del país, Capital Federal y la provincia de Santa Fé. Al mismo tiempo, enfrenta un gran dilema: no sabe cómo hará para, al mismo tiempo, cerrar un acuerdo con Duhalde por las listas provinciales y no dejar demasiado mal parado a su aliado Solá.
    No es poco...

 

Christian Sanz y Fernando Paolella

 

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