Junior, el joven que mató el año pasado a tiros a 3 de sus compañeros e hirió a otros 5 en la escuela Islas Malvinas de la ciudad de Carmen de Patagones, fue declarado inimputable por la por la jueza de menores de los Tribunales de Bahía Blanca, Dra. Blanca Alicia Ramallo, quien anunció "que la causa está cerrada con un sobreseimiento del imputado...” y ordenó el archivo de la misma porque "el joven tenía 15 años cuando cometió el hecho y hay una norma legal que así lo establece ....”.

    También confirmó que "se abrió un expediente asistencial por las características psicológicas y psiquiátricas del adolescente (...) que la causa es privada (...) que ninguna causa asistencial de ningún chico tutelado por los tribunales de la provincia de Buenos Aires se pueden dar a conocer”.

    Ello conforme con el artículo 18 del decreto ley 10.067 que establece, en efecto, que todo lo que se resuelva  con respecto a un joven de esta edad no puede darse a publicidad. Dicha magistrada solamente habló del caso en cuestión en una radioemisora de Cármen de Patagones  para “tratar de llevar tranquilidad a los papás de los chicos  en este hecho”.

   Esta decisión causó conmoción entre los padres de los chicos muertos, pues temen que Junior salga en algún momento del "establecimiento especial" en el cual fue alojado en la Ciudad de la Plata sin haber recibido castigo por la tragedia que provocó.

   Este fallo, dictado a casi nueve meses de la tragedia, volvió a reflotar el viejo tema de la imputabilidad de los menores de edad y la reforma de la que tanto habló el Sr. Blumberg cuando asesinaron a su hijo, pues dentro de sus peticiones al Congreso y al Poder Judicial, solicitó la reforma urgente de la ley penal, entre cuyos cambios, se encuentra el apartado referido a los menores de edad, los delitos que cometen y su eventual modificación.

   Hasta la actualidad nada se ha resuelto en forma definitiva y siguen saliendo a la luz situaciones de injusticia, porque el aumento de la criminalidad entre los jóvenes menores de quince años es cosa de todos los días, en los diferentes hechos delictivos, tanto en la Capital Federal como en la provincia de Buenos Aires y el interior del país. El hecho de ser menores de edad permite a los jóvenes delincuentes que se amparen en disposiciones legales que les permiten no responder ni ser inimputables, al no "tener conciencia" de la criminalidad del acto que cometieron.
    Es decir que penalmente no va ser juzgado, no va ser sometido a juicio oral ni tampoco irá a la carcel a cumplir una condena efectiva por los asesinatos que cometió. 

   Sólo responderán los padres de Junior desde el punto de vista de la Justicia Civil, a traves del pago de las indemnizaciones por daños y perjuicios, porque son responsables por los hechos de su hijo (artículo 1.113 del  Código Civil) y teniendo en cuenta que el padre de Junior -un suboficial retirado de la Prefectura- no cuidó con debida diligencia el arma reglamentaria que le sustrajera su hijo para matar a sus compañeros .

   Se sumó a ello, que este joven asistía con frecuencia junto con su padre a un polígono de tiro de la zona -que permitía con total amplitud y sin existir impedimento alguno que los menores ingresaran a dicho lugar-, lo que pone en tela de juicio la desprotección y liviandad que existe por parte de ciertos lugares que permiten el ingreso de menores mas allá de las prohibiciones que puedan existir. Asimismo, no se puede entender cómo se permite a chicos menores de edad el entrenamiento con armas de fuego, con el peligro que ello implica, invitándolos desde temprano a ejercitar la violencia y a participar en el "valor cero" que tiene la vida de las personas.

   Así es como nada ni nadie podrá paliar el dolor de los familiares de los chicos y devolverlos a la vida, porque la muerte de cada uno de ellos es irreparable y, para evitar que exista el olvido de esta tragedia, los familiares y amigos de estos chicos asesinados organizan una vez por mes marchas y piden que exista justicia porque el hecho de ser el autor material un menor no implica que se ampare en la impunidad y en las hipocresías de los adultos que justifican y culpan al entorno social.

Graciela Catalán Alvarez