Colombia es un hilo siempre a punto de
cortarse. La transgresión del delito. Más de 50 años de violencia, no
es una anécdota en la historia de ningún pueblo. El país camina con
zapatillas de ballet sobre una plancha hirviendo de clavos. La muerte se
guillotina así misma como un ejercicio para todo público. La muerte enseña a
vivir en su mortal trapecio, con una agenda que ella conoce y domina. La
vida es y vale una guayaba en el mal sentido del termino. Muchos eructan el sapo
de la muerte y sienten la fría sensación de la culebra de la corrupción bajo
sus blandas almohadas. ¿Con cuántos espejos se debe mirar la realidad?
Colombia rompe todo parámetro real. Se suscribe a Guiness Record con una
facilidad envidiable. La Bestia se viste de seda, usa gabán, un sombrero rojo
de pieles y plumas, se afeita su poderoso pubis de lagarto avinagrado. Los
poderes fácticos y reales se pasean con sus propios ofidios y reptiles sin
nombre, y los crían en la charca solitaria del poder. Tiempos reptiles,
camaleónicos, mimetizados en su propio olvido.
Gabriel García Márquez, no soportó tanto realismo mágico
a su alrededor, la competencia desleal de la realidad colombiana. El país
es el carnaval de sus sueños irredentos, de la flagelación de su carne por su
propia mano, se crucifica de la mano del Bien y del Mal, le rompe el techo al
cielo hacia el infierno, y deja correr la bestia en la neblina del deseo.
Colombia apaga sus fuegos artificiales con pólvora, enciende la mecha rabiosa
de la muerte (a) dorada, cinco estrellas, Hotel Selva(Manigua): La muerte tiene
tres esquinas y una de alternativa.
Piano man, la música es circular
Tema libre, Silvia, me dijo el Editor, algo hispano, repetía,
mientras improvisaba un golpecito a la pelotita en su improvisada cancha de
golf-relax. (Qué hace aquí que no está en el US OPEN, en Colorado, pensé con
una sonrisa). Alzó la cabeza sin verme casi, como si leyera mi
pensamiento y apagado en sus propias palabras, que escuché atentamente, porque
eran una sentencia romana: Irak es Too Much, y recordé a Dana D. Estaba
en el closet de mi memoria, caminando con sus largas piernas de corredora
de cuatrocientos metros, en La Patagonia. Mar negro, luna llena, inflada, y bajo
la sombra de la noche austral, el Sur llega tan lejos como puede. La Luna no
quiere ser más que la noche, pero se engloba como una diosa, suspendida, cuelga
de su risa. Se sabe soñada, secretamente amada, palabra ancestral, marea,
gitana errante, icono de poetas, paciente princesa de los lobos, y ahora,
queso mineral de los imperios galácticos. Por fin la Luna es de queso, según
las más recientes investigaciones. Cuánta energía están esperando allí,
de lo que fuera la luciérnaga vacía para los primeros astronautas. El otro
mundo está allá arriba. Hay que saltar algunos cuantos agujeros negros y
enrumbar de izquierda a derecha hasta encontrar un espacio habitado por la luz.
Quizás la Luna nos guíe con su mirada blanca y se transforme en un corcho en
el espacio y comience a flotar en ese gran río de soledades y tiempo perdido.
Algún transeúnte de la Tierra seguirá revolviendo el
estercolero distraídamente como si fuera una pócima mágica de la Edad Media,
batiéndose sin cesar, como si el tiempo se detuviera allí y el calendario
hubiese entregado sus últimos días de uñas largas, mugrosas, frías. La
perfecta alquimia de la noche y el día, el hueco lúdico del amanecer, el péndulo
ocre del ocaso, la risa que el violinista no puede arrojar en el invierno de su
concierto.
Le pregunto a mi Blog, si el pianista perdido, sin nombre,
encontrado el 7 abril, errando en un pequeño puerto de la isla de Sheppey
(Kent, sudeste de Inglaterra), como si fuera un teclado móvil, viviente,
resucitado, algún día tendrá nombre y nos contará su historia lejana
del día que perdió las palabras. Estaba vestido con un traje oscuro,
empapado, con su corbata de oficinista, pero sin ninguna etiqueta, como si la
ropa fuera falsificada o alguien despojó a la tela de toda procedencia y
origen. Bajo un estricto silencio ha continuado sin decir palabra alguna, fue
internado inicialmente, en Medway Maritime Hospital de Gillingham y allí
descubrió su talento al darle lápiz y papel para tratar de que escribiera su
nombre. Dibujó un piano y la bandera sueca, y se aferró a las teclas durante
dos horas como si ahí estuviera su árbol genealógico. Trasladado al Hospital
Little Brook, la unidad siquiátrica de Dartford, en Kent (sudeste de
Inglaterra), ha sido confundido por un mimo polaco de 33 años, afirmó que lo
conoce. Dijo a la policía en Roma que se trata de un músico callejero
francés, llamado Steven Villa Masson, con el que actuó en Niza durante más de
dos años. Resultó ser falso, el verdadero Steven apareció en Niza. Días
después, luego de varios centenares de llamadas telefónicas, dijeron que
se trataba del checo Thomas Strnad. Un grupo de rockeros praguenses
lo había identificado supuestamente. Quizás lo confundieron con el
fantasma de Kafka, aunque el misterioso Franz no tocaba el piano. Tal vez
sobre una pianola de cristal, Praga se dejara llevar por Mozart, como una
princesa encantada.
Dijeron los empleados del hospital a un diario británico,
"a menudo interpreta 'El lago de los cines' de Tchaikovsky u otras
melodías desconocidas que probablemente ha compuesto él, que recuerdan la obra
del compositor italiano Ludovico Einauidi". Arranca del silencio supremo
del ruso, se refugia en las teclas negras que adivinan las blancas y el hombre
piano viaja hacia algún lugar de la vida. La música es el comienzo para vencer
todas las soledades. Un principio sin fin. Es circular, como la que toca
de piano man, el hombre encontrado en una isla, sin identidad, de 1.80 de
estatura y entre 25 y 30 años de edad.
La Sandolo y su deseo de libertad
El Editor se quedó en su pequeña cancha, y sobre la pared
logré divisar un calendario 2005 en letras rojas de la Sophie Sandolo- la
famosa SS- recostada con sus senos descubiertos-erectos, largas piernas de golf,
y una mirada de gata de tejado tropical. Unas 12 bolitas de golf enmarcan el
escultural y sensual cuerpo de SS. "Mi primer calendario sexy se propone
representar mi amor por el golf, mi deseo de libertad y un toque de coquetería",
sostuvo la golfista italiana sin pudor y agregó: "El golf necesita más
visibilidad, glamour y una nueva imagen, Cada hoyo y palo en su lugar, pareciera
querernos decir la vaporosa Sandolo, desde la cubierta de su calendario hot. Hay
algo allí de piramidal en pasarela y de suspensión en la penumbra oscuridad.
Piernas de huracán, dos montes bien erigidos. El golf tiene tanto de sensual y
cautivante como una fotografía presidencial. Es un vanidoso, espacioso, recinto
verde para hacer negocios. Alternar un poco más la estupidez diaria, al aire
libre.
Del Folletín de Dana D, su boquita no está pintada
Era el minuto, sin duda, del Folletín de Dana D. Pasé al
Diario Azul del Poeta, el Blog de papel real. Caía cautivante como un personaje
de Puig, algo más estilizado, pero vestido para la ocasión. Sabía decir las
cosas, por lo que leo aquí, ahora: "El Bar Margarita, es hueco, trivial,
banal", describe en un aparte, como al margen, una notita con letra negra,
que se hace notar más que el texto en su conjunto. Es uno de sus puntos de
reunión, algo parecido a un bar del Oeste, somnolientamente salvaje,
donde no se hará más historia que arrimarse a la barra o calentar una silla en
silencio con algunas copas sobre la mesita e indicar con el dedo índice y la
mano entreabierta, otra. Dana D, como decía ella, zafaba en un par de horas a
lo sumo. Se descolgaba como una cartelera cinematográfica de fin de
semana, con su propio sonido. Por esos días pasaban Amor eterno, un film de
Jean-Pierre Jeunet. Como si fuera real, dijo y rió la mar de carcajadas. Dejó
flotando su cabellera rubia, para que le recordaran que estuvo allí. El
Puerto la esperaba con su mar negro encrespado, algo picado en la estación
invernal, esas cosas de atmósfera tan sentidas y del Sur. Recuerdo mis propias
palabras al Poeta: "me has despertado la nostalgia con los artículos de la
Patagonia. Sabes que es un punto bastante débil para mí. No sabía que Arlt
había dicho eso: "En Patagones se puede escribir una novela de amor tan
amoroso, que después de leerla, los amantes no escojan sino entre el suicidio o
la felicidad". Pero concuerdo con él sin duda alguna. Patagonia, el
futuro, espero que mí futuro. Podría escribir toneladas de palabras sobre que
quiero hacer allí, que espero, que sueño, que ansío, pero, tal vez por cábala,
no lo haré. A veces, pareciera que todo lo que digo, al decirlo, rompe su
hechizo y lo pierdo." (El hombre que no ha amado apasionadamente, dijo
Stendhal, ignora la mitad más hermosa de la vida). El Sur ese ese balde azul
agitado de sentimientos personales, un condicionamiento
autorizado de la intimidad, agua sobre el agua que no se escurre vanamente entre
los dedos. Una Muralla de mar, un tiempo de siete tréboles, la gracia infinita
de lo que no tiene límites. Nada se borra donde crece el viento. Todo es nuevo
cuando el tiempo no nos apremia. Nada puede faltar, si una mesa Sur, se tiende
entre el mar y la cordillera. Dana D., por lo que he leído, que es mucho más
que estas palabras, estaba convencida de esta filosofía. Más bien la
practicaba con una disciplina que tiene que ver más con el deber, que la
costumbre, o una mezcla de sentir y actuar, comprar el paquete del futuro,
sentarse en la vereda para ver lo que a uno de alguna manera le pertenece. Llegó
al Sur del Sur, a Puerto M., con sólo dos simples valijas y el agua sobre sus
ojos y alrededor. ¿Yo cuando tomaré las mías? ¿Too much? La Patagonia sigue
siendo mi hilo umbilical con el futuro.
El mundo es más grande que la cancha de golf del Editor, o
la ruta diaria de Dana D. para dar con el paradero del Rubio, que sé sumerje
bajo el frío mar a soldar hierros, que podrían hundirse, embarcaciones próximas
a naufragar en el fondo azul oscuro, más desconocido que la noche. El
Rubio no se altera cuando pasa en su camioneta por las calles del Puerto, se
sienten las llantas suaves frente a la ventana de Diana D. y unos bocinazos,
cuando ya va de regreso a su casa y el tiempo podría congelar las almas
descuidadas. ... No puedo evitarlo,- es Dana D.- ayer desde la ventana de la
cocina lo veo pasar con su camioneta, estoy en el primer piso, tengo la visión
desde arriba, veo su mano sobre la palanca de cambios, poner la tercera frente
a mi casa, veo esa mano y tiemblo. No hay primera sin segunda y ahora
tercera. El Rubio la inmovilza, dice Ella, la Dana D., bajo los efectos de un
Malbec y le carga un rosario de cualidades, como las flores que le cuelgan a los
viajeros a Hawai.
Su teoría es más extensa y profunda. Le da cuerda a un sin
número de posibilidades, de cruces diarios, situaciones, hechos imaginarios,
supuestos, probabilidades, pero el hilo no conduce a la madeja, porque dos
puntas no se unen ni se divorcian fácilmente. Pienso que Dana D., siguiendo los
comentarios del Poeta, se moriría por una frase tipo Casablanca de Humphrey
Bogart, dirigida a Ingrid Bergman: "Here's looking at you, kid",
("Aquí me tienes mirándote, chica"). No es la frase número
uno del cine norteamericano, sino la quinta, según han dicho los críticos,
pero le calza a Dana D.: anillo al dedo. Ella teme la respuesta demoledora
de Clark Gable, el orejón del momento en su turno, cuando dijo, cerró Lo que
el viento se llevó, como arrojaría el Rubio a Dana D., si fuera el caso:
Frankly, my dear, I don't give a damn" ("Sinceramente, cariño, me
importa un bledo"). Todo es posible en el celuloide y en la vida real.
Cada ficción y realidad, en su lugar
Cada ficción en su lugar. Cada realidad es diferente y la
hace el protagonista. Sólo a él le pertenece. Lo ardiente del Infierno
depende de la altura del Cielorraso. Uno llega a Colombia sin dar vuelta la
esquina. La familia Santa, en la paradoja colombiana, fue azotada por el mismo
Diablo. Nadie puede decir que no exista. Satanás se presentó con sus mejores
credenciales. Traía su suegra, novia y una amistad. Diablo social, Edgar Fabián
López, apodado el Diablo, después de ofrecer asesoramiento comercial para unos
negocios al dueño de una finca en el Tolima, se declaró poseído por el
demonio y exigió el sacrificio de una persona. La negativa le llevó a inventar
una nueva atrocidad: una ofrenda sexual. Durante más de un mes abusó
sexualmente de niños entre 6 y 11 años de edad y de la esposa del dueño de
casa, en estado de gravidez. El endemoniado de Edgar, de 24 años, se revolcaba
en el suelo poseído por un ser "maligno", arrojaba saliva por la
boca, maldecía ala familia y al mismísmo infierno. Pero Edgar les daba
alguna esperanza a la familia sometida, y les decía que después venía lo
bueno, porque era poseído por un espíritu benigno llamado 'Rosita', el cual
traía paz y tranquilidad. Pero el Diablo seguía siendo más Diablo que
nunca y exigió después un sacrificio econonómico, que le fue otorgado. Santa
le volvió a creer y vendió la guadañadora, una grabadora y una batería.
Recibió la suma de 880 mil pesos, dinero que entregó a su diabólico huésped.
La fiesta de la perversión ya estaba completa, con gastos pagos y todo. Pero
todo reinado terrenal pareciera tener fin. Y éste, confeccionado en la maldad,
no fue una excepción. Ni Lucifer está seguro en un país en guerra, que arde
de punta a punta por los cuatro costados. Hasta que se quemó cuando familiares
de los Santa, en Ibagué, se enteraron de lo que sucedía y reportaron el caso a
la Sijín de la Policía. Y n un operativo se terminó con la
captura de Edgar, quien enfrenta cargos por "presuntos delitos de
acceso carnal abusivo con menor de 14 años, actos sexuales con menor de 14 y
estafa". Cargos realmente terrenales. Pero el realismo mágico es propiedad
de la realidad colombiana. Una marca registrada que supera a los más delirantes
novelistas. Un exitoso seguidor de la realidad fantástica colombiana,
como hemos dicho, es Gabriel García Márquez: primer clarín del bosque
encantado. La otra historia ocurrió en el poblado de Sevilla, Cali, en la
Fuente de Soda 15 letras. Cuéntelas usted mismo: Crimen espantoso (15 letras).
Cinco personas fueron asesinadas mientras departían alegremente. Entraron dos
motoristas y comenzaron rosear balas. 15 letras, cinco muertos más, uno por
cada tres letras en el abacedario de terror de la Babel colombiana.
Silvia Banfield
Primer Epílogo
El país es más persistente que sus muertos. Tenaz como el olor de la guayaba.
Creativo, audaz, productivo, ingenioso. ¿Un paraíso infernal? ¿El cielo tiene
máscaras? ¿Cuántas sucursales del Infierno tiene Colombia? ¿O
alquila tragedias? Hay otros Paraísos perdidos, sin duda. En el mundo se
mueve mucho más coca y violencia. La corrupción es el pus oficial de
estos tiempos violetas. Se muere de morir tanto y se tendrá que vivir de
vivirse aún más. ©2005