Sucedió tan de repente, que algunos la burbuja les hizo plop como si se tratara de Homero Simpson. La operación de intoxicación mediática, en gran parte llevada a cabo por el multimedio Clarín, se vino abajo precisamente a escasas horas de conmemorarse un nuevo aniversario del deceso de Juan Domingo Perón. Como si se tratara de una burla de la historia, el estallido en pedazos del sueño de los pingüinos felices tuvo lugar cuando el ufano oficialismo anunciaba que el jueves 7 Cristina Fernández de Kirchner lanzaría su candidatura en el Teatro Argentino de La Plata. El quiebre del justicialismo, acontece en un momento políticamente álgido donde se suceden las amenazas y los aprietes a candidatos opositores y medios independientes; conjuntamente con la prisión a gremialistas que han sido dejados afuera de la torta oficial. Es más que evidente que este batacazo protagonizado por el duhaldismo ha calado hondo, con sólo observar algunas caras azoradas de ciertos presentadores de noticieros se infiere que algo muy pesado se cierne.
    ¿Ingenuidad o exceso de voluntarismo? Ya el lunes en el comienzo de la tarde, el diputado duhaldista Basile casi se mofa en la cara de María Belén Aramburu, por su insistencia en dar vida al mentado acuerdo que nació muerto.“La candidatura única de Cristina es un fantasma creado por los medios”, deslizó ante la cara incrédula de su interlocutora. En ese mismo momento, el jefe de política de Tribuna de Periodistas era inquirido por un programa de FM Nacional acerca del mismo tema. A pesar de la persistencia acerca de que el mentado pacto entre Kirchner y Duhalde era un hecho incontrastable, el mencionado se mantuvo en su negativa y un par de días después, la dinámica de lo inevitable mostró que no estaba errado.
    A pesar de que buena parte de la corporación mediática, herida de muerte por estos sucesos, especule que aún queda cierto canal de diálogo que aventure un buen final a esta disputa, es muy difícil aventurar que Chiche se baje de la candidatura, ofreciéndose de víctima propiciatoria para allanarle el camino a la esposa del presidente oriunda de Tolosa.
    En La Plata, sede del gobernador Solá y un bastión donde Julio Alak, un ex menemista y ex duhaldista ahora converso a la fe de los pingüinos felices, se produjo el viernes el primer cimbronazo al partirse al medio la agrupación que el propio intendente lideraba. Signo evidente que los coletazos del desencuentro entre el maestro hincha de Banfield y el inquilino de Balcarce 50 pasaban de ser un grieta para trocarse en un abismo.
    “Unidos, podemos, dividimos, caeremos”, afirma un refrán checo. Si bien esto es aplicable al presente inmediato del partido creado por Perón en 1946, en el futuro del mismo es fácil aseverar que llega rengo a las cruciales elecciones del domingo 23 de octubre. Como aventuran algunos analistas, ya Kirchner no pontifica más que las mismas serán un virtual plebiscito de su gestión, como tampoco se puede ufanar del mérito de unir al justicialismo bajo su égida personal.
    Para el oficialismo, será hora de barajar y dar de nuevo, en un tiempo donde no sólo el otrora movimiento está al borde de su quiebre, sino que sus disputas intestinas ponen en riesgo la gobernabilidad en pleno. Si bien para Fidel Castro la guerra de Malvinas fue “una lección para incautos”, bien puede inferirse que la comedia del inexistente acuerdo es una fábula donde el exceso de voluntarismo unido a una campaña de prensa pretendió adueñarse de la realidad con resultados tremendamente adversos.


Lo que se viene

    La gran pelea que se dará en las próximas semanas tendrá que ver, indudablemente, con la disputa de poder en el conurbano de la provincia de Buenos Aires. Aunque el Presidente crea que logró quebrar el poder monolítico de Duhalde e imponerse como principal referente de los intendentes en la primera sección electoral, Duhalde aún mantiene mayoría entre los jefes comunales de la tercera sección provincial y, fiel a su estilo, maneja a los principales punteros políticos del lugar.
    En la primera sección, del total de 24 municipios, el caudillo bonaerense perdió el control sobre una docena de jefes comunales dispuestos a avalar el "plebiscito" en favor de Kirchner, reteniendo el apoyo incondicional sólo de cinco intendentes. 
    Así y todo, la realidad es tan obvia que llama la atención que los medios no la hayan percibido: el hecho de que Kirchner tenga el apoyo de algunos de los principales intendentes del conurbano, no significa que la gente que vive en esos municipios vote con los ojos cerrados al candidato que éste apoye. Por caso, Kirchner posee el apoyo de Alberto Balestrini en La Matanza, pero Duhalde maneja a los principales punteros de la misma zona, quienes manejan la real voluntad de los electores. No es difícil anticipar a quién le irá mejor en las elecciones de ese municipio, pues.
    Repasemos el cuadro de lealtades políticas actual: en la primera sección electoral los jefes comunales que mantienen su lealtad a Duhalde son Hugo Curto (Tres de Febrero), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Osvaldo Amieiro (San Fernando), Luis Acuña (Hurlingham) y Oscar Zilocchi (San Miguel). 
    El bloque leal al kirchnerismo lo lidera Alberto Descalzo (Ituzaingó), seguido por Raúl Othacehé (Merlo), Andrés Arregui (Moreno), Mario Ishii (José C. Paz) y Humberto Zúccaro (Pilar).
    Pero no todo es blanco o negro: Descalzo manifestó su apoyo a Kirchner pero también se reunió con Duhalde, al igual que tantos otros dirigentes políticos de segunda línea.
    A esta altura, con las condiciones como están dadas, es muy improbable que el kirchnerismo pueda vencer al duhaldismo en la provincia de Buenos Aires. En la Legislatura bonaerense, por ejemplo, el duhaldismo conserva un marcado predominio en ambas cámaras. De los 46 miembros del Senado provincial, 24 responden a Eduardo Duhalde, incluidas las principales autoridades del cuerpo. En la Cámara baja provincial, donde hay 92 bancas, el duhaldismo suma 36 diputados.
    Tal vez en ese contexto se entiendan las bravuconadas mafiosas de quienes acompañan a Kirchner, en un desesperado intento por conseguir revertir algunos de los esquivos números de las últimas encuestas. La amenaza velada de Felipe Solá de los últimos días, cuando aseguró que "se está con el presidente o se está contra él" -en el marco del intento por "desbancar" al duhaldista José María Díaz Bancalari de su cargo en la legislatura bonaerense-, es una elocuente postal de ello.
    Finalmente, lo que no deja de llamar la atención es que el mismo kirchnerismo que tanto aseguró que combatiría los viejos métodos de la política mafiosa (del duhaldismo y otros), termine negociando con esos mismos hombres para tratar de arañar un resultado que le permita "vender" un virtual plebiscito aprobatorio de su deteriorada gestión.
    Pan y circo...

Christian Sanz y Fernando Paolella