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Disponible, donde sueñan los gordos

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CRISTINA, CHICHE Y LA POLÍTICA VACÍA
CRISTINA, CHICHE Y LA POLÍTICA VACÍA

    En 1850 Juan Manuel Ortiz de Rosas estaba en la cúspide de su poder absoluto. Prácticamente había hecho morder el polvo de la derrota a los unitarios, mientras que Francia y Gran Bretaña levantaron el bloqueo naval al considerarlo no muy rentable. Era el momento ideal para convocar a las provincias que conformaban a la Confederación Argentina a un congreso constituyente, a fin de dictar una carta magna que plasmara las bases de una república federal al estilo de EEUU. Pero una vez más el Restaurador de las Leyes se hizo el otario, como cuando el asesinado Facundo Quiroga le insistía tanta veces. Pensaba que una constitución era letra muerta, pues tenía su mente puesta en darle un escarmiento al intrigante Imperio del Brasil. Como pensaba que tenía todo atado y bien atado, ni se imaginaba que el 29 de mayo de 1851 el general entrerriano Justo José de Urquiza firmaba un pacto secreto con los imperiales y el enemigo Uruguay. Justamente él, quien Ortiz de Rosas designaría al frente del ejército nacional para atacar a los vencidos en Ituzaingó. El futuro asesinado en su lujoso palacio de San José, rompió las lanzas con Buenos Aires pues estaba disconforme con las restricciones aduaneras que le impedían vender su ganado al ávido mercado británico.
    Por eso, Urquiza sería quien pondría fin a la larga hegemonía rosista en los campos de Caseros, el 3 de febrero de 1852. 
    En estos días, todo indica que el kirchnerismo está gestándole un Caseros para el duhaldismo, pero felizmente sin muertos, a pocos meses de las cruciales elecciones del domingo 23 de octubre. La sorda contienda entre los caudillos que se disputan el justicialismo, no se debe para nada a un enfrentamiento ideológico sino por la captura y retención de espacios de poder y por el control de las cajas rebosantes del Tesoro Nacional:
“La autoridad política popular del peronismo para gobernar ha sido reemplazada por el manejo del Tesoro nacional por parte del gobierno central (como ocurría con el PAN). Esto, con la enorme diferencia de que ahora hay una deuda pública impagable y de que la renta fiscal de las exportaciones es transitoria”, según la óptica del trotskista Jorge Altamira.  
   
Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner se dio el gusto de lanzar su candidatura en el monumental Teatro Argentino de La Plata, rodeada de un peronismo domesticado de saco y corbata          , en el comienzo de la noche del jueves 7 de julio. Con los gobernadores en pleno, sólo faltaban los díscolos Romero y Rodríguez Saá, “la mujer que la gente quiere” se mostró rutilante bajo los flashes y con una enérgica verba se lanzó hacia delante comparando a Eduardo Duhalde con El Padrino Vito Corleone. Mientras su marido, sentado junto a Felipe Solá y a José De la Sota, la miraba complaciente, Cristina subió al estrado teniendo como laderos al intrascendente Pampuro y al ubicuo Ballestrini. Sobre todo este último, mandamás de La Matanza, duro y crucial territorio donde Alberto Pierri jugó sus votos tanto para Menem presidente como para Duhalde gobernador. 
    No es casual para nada que este show haya tenido lugar en la capital bonaerense, feudo indiscutido de Julio Alak, una suerte de corcho viviente que sabe flotar en aguas encrespadas sean menemistas, duhaldistas o felipistas-pinguineros. También lo acompañan en esta zaga acuática, más de 60 intendentes del conurbano que fueron reclutados de las otroras huestes del hincha de Banfield a fuerza de prebendas, mucha plata o aprietes.
    Pero tanta parafernalia alquilada, que algún malpensado confundiría con posmoderna, sólo reveló la pobreza de convocatoria de aquellos denominados por Evita mis descamisados. Casi no había ninguno a la vista, salvo aquellos militantes con carteles que aludían al intendente platense y saltaban cuando se hacía alusión escasamente a la liturgia peronista. Pero ese esfuerzo, junto con las evocaciones al atroz bombardeo de Plaza de Mayo y a la represión demencial desatada sobre la capital bonaerense durante 1976-83, a la que Cristina Fernández hizo especial hincapié, no palia el vacío surgido por la escisión interna del movimiento nacional justicialista, según la nostálgica digresión del citado Ballestrini. Porque a pesar de esta expresión de buena voluntad, el justicialismo hace rato que perdió su carácter movimientista, como si estuviera rengo. Mejor dicho, un chancho rengo          que tiene que apelar a las viejas glorias del pasado para no dar una imagen híbrida carente de pasión.
    Entre los que vivaban a esta versión remozada de Evita, estaban los piqueteros virtuales D´Elía y Ceballos, acompañados por Emilio Pérsico (MTD Evita) y Marcelo Koenig (Movimiento Patriótico 20 de diciembre). Como se deslizó oportunamente en este sitio, el primero de estos personajes no es otro quien montó un funambulesco incidente en la esquina de Carlos Calvo y Bernardo de Irigoyen en febrero de 2004, en el que unos sujetos bajaron de un patrullero y la emprendieron a golpes contra un taxista y otros automovilistas. Mientras que el segundo, es precisamente quien montó los recientes escraches contra Ricardo López Murphy. Por lo visto, la larga mano de Parrilli también le gusta armar casualidades permanentes como esta.


Mujer contra mujer

    Días más tarde, fue el turno de la mujer de Duhalde, Chiche, quien dio un discuro mucho más moderado y cargado de ironías. No perdonó la falta de lealtad de algunos ex aliados duhaldistas, a quienes acusó de haber estado en el living de su casa pocas semanas antes de pasarse de bando. Sabrán ellos qué quiso decir la mujer del caudillo bonaerense.
    ¿Sabrá Chiche que algunos de los que se "transformaron" en kirchneristas en las últimas semanas fueron presionados por el Gobierno a través de datos comprometedores sobre sus pasados?
    Más allá de esto, en el marco de los discursos de Cristina y Chcihe, llaman la atención varias cosas: 
    1- Que ninguna de las mujeres -en consonancia con la política de hoy- haya hecho una sola propuesta concreta de trabajo.
    2- Que no se haya hecho ninguna acusación concreta y real de un bando contra otro.
    Lo primero muestra una postal tremenda de lo que es la política en estos días, lejos de los debates políticos y vacíos de propuestas de trabajo. En buen romance, la gente poco importa.
    Lo segundo es de una puerilidad enfermante, ya que hay mucha tela para cortar respecto a ciertas actitudes delictivas del pasado reciente de Kirchner y Duhalde, que podrían ser aprovechadas por uno y otro bando. 
    "La realidad es que hay un pacto implícito de no pegarse muy duro"
, me aseguró esta semana una fuente de segunda línea de Casa de Gobierno, agregando que "fijate que Kirchner no lo critica directamente a Duhalde y viceversa. Está todo acordado ya, incluso Anibal Fernandez -que parece tan alejado del duhaldismo- tiene contacto permanente con él".
    Nada es lo que parece en el gran circo de la política de hoy y los únicos perjudicados son los ciudadanos que no saben a quién votarán finalmente en octubre. Sólo ven pasar agravios de uno y otro lado, cual espectadores de un partido de tenis que sólo ven picar la pelotita sin podes intervenir en el juego.
    En ese marco, todo lo que se diga puede no ser real, a nadie le importa. Así se entiende que Aníbal Fernandez asegure aún hoy que Kirchner posee un 70% de imagen positiva, cifra que sólo aparece en las encuestas "truchas" -$48.000 mediante- de Artemio López. 
    Así se entiende también que el primer mandatario critique al Congreso Nacional por su inacción, sin hacer autocrítica alguna por su responsabilidad en ello: en lo que va de su gestión, Kirchner lleva el récord de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) firmados, tarea que pertenece al legislativo. Cabría preguntar a estos últimos, dicho sea de paso, por qué permanece inactiva la comisión de seguimiento de firmas de DNU.
    Mientras tanto, los demás partidos políticos parecen no existir para los medios más importantes de información. Es realmente una pena, ya que se pierden la oportunidad de comentar algunos detalles interesantes, cuando no disparatados, por parte de estos, como la idea de la UCR de hacer internas abiertas en tierra bonaerense que costarán cerca de 3 millones de pesos. 
    Es interesante, asimismo, que se castigue a más de 300 partidos con la suspensión de aportes por incumplimientos en rendiciones de cuentas y anomalías en los balances, cuando esas mismas irregularidades han sido cometidas por los partidos más importantes de la contienda, incluso el impoluto ARI de Elisa Carrió.
    Todo es un gran circo en estos días, en los que actores compiten igual a igual con políticos. Nadie sabe qué es peor. ¿Podrá Moria Casán superar en ineficiencia a Domingo Cavallo, por ejemplo? Nadie sabe.
    De todos modos -nobleza obliga-, hay confesar que Cavallo es tan delincuente como muchos de los candidatos que abiertamente se presentan en estas elecciones. Al que no lo afecta el delito de fondos desaparecidos, lo roza el tema de la droga. El que no tiene antecedentes por "peculado", aparece denunciado por "incumplimiento de los deberes de funcionario público". Y así sigue la interminable lista.
    Lo cierto es que se torna obvio que a ninguno de los candidatos le interesa la gente, nadie habla de ella. Sería ingenuo guardar esperanzas de que, si gana uno u otro partido, las cosas mejorarán para la población. Jamás ha sucedido y esta vez no será la excepción. Mi abuela decía que los políticos no solucionan los problemas, sino que los crean.
    La evidencia de los hechos, nos libera de haces mayores comentarios.

 

Fernando Polella y Christian Sanz

 

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