Toda la semana duró la lucha en el barro virtual en la que se ha degenerado la campaña electoral. Con un Néstor Kirchner inmerso las 24 horas en la misma, haciendo de ladero de su esposa Cristina, aprovecha cada acto proselitista para pegarle duro al duhaldismo y comprar voluntades en municipios cuyos intendentes cambiaron hace poco de camiseta. El presidente de la Nación piensa que con esta estrategia de saturación, que plantea hasta los comicios de octubre una treintena de reuniones electorales en las que será figura central, tiene asegurada la victoria de su mujer sobre la díscola Chiche Duhalde.

Esta táctica de saturación, unida al pugilato verbal permanente, es la única receta que esgrime el oficialismo para vencer al aparato del peronismo duhaldista. Sobre todo, en 7 días donde Roberto Lavagna se agarraba la semicalva ante el rebrote inflacionario que lo obligó a elevar las retenciones a las exportaciones de leche a un 15% y de queso a un 10%, mientras que la imagen positiva del presidente Kirchner descendía un 25.6% y retornaban a las madrugadas porteñas las misteriosas bombas lanza panfletos reivindicadas por ignotos subversivos. Pero el escenario más preocupante es sin duda el económico, donde los índices semejan a veces trapecistas enloquecidos:“En el primer trimestre de 2004, la tasa de inflación mensual anualizada estaba en el orden del 2,5%. En junio de 2004, los precios al consumidor registraron un aumento del 4,94% en relación a junio de 2003. En marzo de este año y con relación al mismo mes del año pasado, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó el 9,15%. En junio último, contra junio de 2004, el IPC subió el 8,98%. Es evidente que la tasa de inflación viene teniendo escalones cada vez más altos, al punto de que hoy tenemos una tasa de inflación anual (siempre según los precios al consumidor) que es casi 4 veces mayor a la tasa de inflación de principios de 2004”, según el análisis de Roberto Cachanosky. En medio de ese tembladeral, sorprendió a varios una columna de Carlos Menem en la edición de Clarín del lunes 25, en la cual el ex presidente manifestaba que “es urgente impulsar la convocatoria a elecciones internas en el Partido Justicialista, que le permitan superar su actual situación de virtual acefalía. Si ese llamamiento hubiera sido escuchado a tiempo, no tendríamos que lamentar el actual panorama de fragmentación, cuyo punto de partida se remonta al congreso partidario de Lanús, en noviembre de 2002, que suspendió las elecciones internas que estaban convocadas y provocó que, por primera vez en su historia, el peronismo tuviese que concurrir a las urnas con tres fórmulas presidenciales”.

Remedando aquella mítica cafieradora, que triunfó en la gobernación bonaerense en 1987 y fue sin embargo pulverizada en las internas del 8 de julio de 1988 por el citado riojano, la kirchneradora aplastó con su andar a los tumbos al ministro de Justicia Horacio Rosatti, auto defenestrado porque se había negado a ser candidato a diputado por Santa Fe, y también hizo morder el polvo a Díaz Bancalari, el duhaldista que encabezaba la cámara baja del PJ. En el marco de la conmemoración del aniversario de la muerte de Evita, las dos damas en discordia aprovecharon para cruzarse feo:“Algunos mezquinos creen que eso es asistencialismo. Hoy tenemos que pensar en el presente. Cuando digo que tenemos que dejar el pasado para los historiadores y la justicia, lo digo porque hay problemas hoy. Como suele decir el presidente, todavía estamos en el infierno y para salir de allí hay que actuar con responsabilidad. Nosotros acompañamos al presidente porque si a él le va bien, a nosotros también y si a él le va mal, a nosotros también. Por eso lo vamos a acompañar, pero eso no significa que a todo hay que decirle que sí. Batalla es odio, es sangre, es dolor. Yo soy de acá. La provincia de Buenos Aires no es un hotel que se alquila para una elección”, declaró Hilda Chiche González de Duhalde en Florencio Varela, mientras que Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner en Berazategui alegó que “siempre hubo en el imaginario colectivo, en la creencia popular qué hubiese hecho Evita si hubiera estado en el 55. Algunos años más tarde, cuando muchos hijos de peronistas y de antiperonistas se incorporaron a la política llevando como Evita como bandera en blanco y negro. Ella era así. Blanco o Negro, amigo o enemigo. Debo confesarles algo, no es cuestión de género. Perón era quien lleva a cabo de la “dirección”, él siempre impresiona, pero Evita emociona, conmueve. Evita entró de prepo en la historia, de carne y hueso, eterna y definitiva, para quedarse. Usted la imagina, señor presidente, a Evita pidiéndole que no se pelee con el Fondo Monetario Internacional. ¿Dónde la imagina a Evita señor presidente?¿De qué vereda?¿Dónde la imagina, presidente, pidiendo no volver al pasado o al lado de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo? ¿La imagina con aquellos que entregaron el patrimonio de los argentinos?. El otro día, decía usted señor presidente, que se le critican porque no tiene el saco cruzado y los mocasines sin lustrar. Esos son los mismos que me critican si tengo un pelo menos o un pelo más. Pero nosotros somos así, no nos disfrazamos. En realidad lo que les molesta no es el pelo ni mi rojo, sino verlo a usted en la Casa Rosada. No me aguantan a mí ni a usted que esté allí con sus convicciones. Les molesta que no haya sido cortesana de turno, defendiendo los intereses, sin votar una reforma laboral con o sin sobornos. Usted presidente ha puesto todo lo que un hombre tiene que poner. Ha puesto manos, coraje. Siga adelante, no se deje intimidar”.

Es cierto que a Eva Duarte de Perón le encantaban los diseños exclusivos de Paco Jamandreu y las joyas, pero también es real que salvó de las mazmorras franquistas a Miguel de Molina y que su temprana muerte de cáncer se debió en gran parte a su ingente labor social. Pero en el caso de las damas mencionadas, por más que utilicen dardos envenenados, ninguna de las dos está a la altura de la denominada “abanderada de los humildes”. Al día siguiente de este duelo de palabras, el marido presidente de Cristina Elizabeth Fernández afirmaba que “no sólo a la provincia de Buenos Aires la alquilaron y la vendieron, sino al país todo”, en un acto en Florencio Varela, omitiendo rigurosamente que también él fue parte de la década prodigiosa de los 90. Y por ende, uno de los que se beneficiaron ampliamente de tamaño despilfarro. Como muestra de esto, cabe recordar el suceso de los fondos voladores de su provincia.

Lo que viene

Cuanto más se acercan las elecciones, más crecen los nervios dentro de Casa de Gobierno. Y es que los números no cierran por ningún lugar y ha debido recurrirse una vez más a las mágicas encuestas del ex pizzero -ahora devenido en encuestador- Artemio López. Según refleja el oficialista periódico Austral de Río Gallegos, perteneciente al ex cadete y chofer del Presidente Kirchner, Rudy Ulloa Igor, Cristina Fernández, ha obtenido en los últimos sondeos de opinión una intención de voto cercana al 45%. Siempre de acuerdo a los mágicos números de Artemio. Es dable destacar que el mencionado diario de Santa Cruz está sostenido exclusivamente por la publicidad que el Gobierno le da a diario, muy superior a los casos de los vergonzantes Clarín, Página/12 y La Nación.

Clarín, dicho sea de paso, es quien más le "hace el juego" al kirchnerismo, publicando ampliamente en sus tapas algunos de los dudosos éxitos del Gobierno y resignando -adrede- los preocupantes temas que realmente acucian a la sociedad.

Mientras tanto, desde Casa de Gobierno se logró que pase inadvertido para los medios la escandalosa renuncia del ministro de Justicia, Horacio Rosatti, quien no aceptó su propia candidatura a diputado por la provincia de Santa Fe, propuesta por el primer mandatario y debió mentir alegando motivos “exclusivamente familiares” respecto a su alejamiento del cargo. Lo más insólito es que, quien ocupa ahora la cartera de justicia es un hombre del riñón de Alberto Fernández, Alberto Iribarne, famoso por haber sido durante cuatro años viceministro del Interior del gobierno de Carlos Menem, cuando Carlos Ruckauf y Carlos Corach fueron ministros del Interior.

Y hablando del ex Presidente riojano, esta semana una fuente del entorno del menemismo confirmó a este periódico que en un par de meses se anunciará públicamente la formula Menem-Duhalde para competir en las elecciones de 2007. Si bien desde Tribuna de Periodistas se viene publicando desde hace casi un año la alianza informal de estos dos personajes, la conformación de semejante formula política es algo que supera cualquier especulación concreta.

Mientras tanto, se empieza a sospechar que la muerte del contador Adolfo Herro, asesinado en Cariló el lunes pasado, sea parte de una operación política concreta para ensuciar al duhaldismo-menemismo. Y es que las finanzas oscuras manejadas por Herro involucran a personas del riñón de los políticos de marras. Si bien en la misma investigación aparecen nombres relacionados a Felipe Solá, el daño colateral sufrido por el gobernador bonaerense sería muy menor.

Finalmente, no es difícil predecir cuál será el futuro de Aníbal Ibarra, defenestrado impecablemente en el dictamen elaborado por la comisión investigadora de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

Aunque el jefe de Gobierno porteño patalee, los fundamentos del pedido de juicio político en su contra son contundentes. Las pruebas han sido el producto de docenas de entrevistas y documentos oficiales incriminatorios y no hay manera de decir que esas evidencias son parte de "maniobra política" alguna. Por otro lado, la actitud de algunos legisladores en el marco de esta acusación ha dejado al descubierto quién es quién en el circo político capitalino. El macrismo con su actitud de acompañamiento hacia el ibarrismo, ha demostrado el pacto implícito refrendado entre ambos políticos (Macri e Ibarra), denunciado oportunamente por este medio.

Mientras tanto, el periodismo sigue mirando otro canal. Una de nuestras fuentes del ministerio del Interior, por caso, ha sido más que clara al respecto: "no me hables de la pureza periodistica pues estamos cansados de ver en el Ministerio entrar todos los primeros de mes a varios periodistas, como Ricardo Kirschbaum (Clarín), Hector D'amico (La Nación), Eduardo Van der Kooy (Clarín), Alfredo Leuco (Canal 2), Román Letjman (Página/12), Rolando Graña (Canal 2) y más, que vienen a buscar sus sobres".

Tal vez en este marco se entienda la falta de crítica al Gobierno por parte de los principales medios de prensa.