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LA RED BAJO EL CEMENTO, ES EPÍLOGO DE UN LARGO CROAR

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EL EDITOR INVISIBLE SE HIZO NOTICIA
EL EDITOR INVISIBLE SE HIZO NOTICIA

EL TANGO DEL ETERNO RETORNO

    El golf pone a mi Editor en estado catatónico, un zombi haitiano, es el rostro después de un desayuno en Bangladesch. Es la mirada de un hombre invisible. He llegado a pensar que es un recurso ficcional, casi extraliterario, al que acude y desaparece como un gran campo de golf vacío. Deja la agenda pegada en la pared y se esfuma, estando allí, y simplemente no se ve. El mundo volátil, engañoso, y hasta apestoso, como me dijo una vez un gerente, expulsando rabioso una goma de mascar. La cara pasó a tomar la forma de un puñetazo. Lo dejé en sus cuerdas y concluí la entrevista. La frase de Dana D., ahí era sumamente competente, acertada: Too much. El tema es el olvido del cuerpo del Editor, la extinción de su imagen física, la ficcionalidad corporal de su humanidad real. Él, ya es una historia, y pareciera dejarnos su espíritu de golfista de salón, adentrarse en el green, en una solitaria partida, ausencia austera, no estar al fin. Pareciera dragado por el farragoso mundo informativo, un cuerpo expuesto al mundo mediático, arrojado por la voz de millones de celulares, intercomunicados consigo mismo. 
    El Editor invisible se hizo noticia. Un mundo boscoso de blogs, arrancado de la noche verbal, de esos agujeros negros llenos de soles muertos. Se sentía un soldado abandonado en el desierto. El último ataúd de Arlington. La letra tarareada por última vez en un Hummer. Caminaba con los zapatos de Viet nam en Bagdad. Las hamburguesas de los medios días le olían a pólvora, desencanto, a sangre coagulada. El aire que respiraba era el de un tintero de gasolina quemada. La agenda la hacía de noche, iluminado por una  lámpara híbrida, mitad luna, mitad sol. Se enfundaba en una camisilla naranja con una letra S, de Superman, sin duda una de sus grandes ironías. Alguien lo fotografió una vez con un celular. Se quedó en la noche agazapado debajo de un escritorio, hasta que lo captó. Existía. La escena era feroz. Siete televisores encendidos sin imagen. Las ventanas abiertas, un frío de madrugada desolador. Escribía varias agendas y comenzaba a lanzarle dardos. Después al green. La que recibía el dardo en el centro, esa era la escogida. Cada vez que embocaba un hoyo, pasaba la mano por la barriga de un Budas y sonreía.

§  EL EDÉN DE PAPEL

    Estas son imágenes que relató nuestro espía y puedo con ellas trazar esta historia, que nunca será lo mismo ver la escena con los propios ojos. El recorrido silencioso con el palo, la concentración de astronauta sobre el field, la pesadumbre del olvido sobre el cuerpo. Alzaba el pulgar en señal de victoria. El aplauso lento, cerrado finalmente venía de una grabación, que el magistral editor tenía preparada para esos pequeños actos de gozo, de felicidad autorizada. Se inclinaba ante su propia victoria, marcaba el hoyo con una banderita, y en segundos se acomodaba para el próximo golpe. La noche entraba por la redacción a porciones grandes, sin cálculo, para quedarse  y hacer más noche la noche. Un escenario bañado de contrastes, la luz artificial focaliza la cancha de golf y la figura del Editor que se desplaza midiendo el campo, estudiando la altura y las distancias. La noche se cierra en  el silencio. No hay más noticias sobre el escenario, que deja entrever el ventanal donde nos comunicamos con la sala de reuniones, la Mesa de Redacción, bla, bla, bla, bla, bla.
    El disco duro del Editor tiene los dados cargados. Así rueda el mundo y se vuelve invisible, ausente, transparente, terriblemente de terror. El Editor conversa desde su agenda, clavada en  la pared, como si fuera un edicto. No hay tiranía, sino  una desoladora soledad  en el distanciamiento del acontecer aplanadora global, carrusel sin fin, remolino de rocas molidas, carroza de papas fritas. Diarios de papel y tinta/palabras de alumnio/livianas/esponjosas/dueñas de tu corazón/Lector no abandones tu Edén/el papel. Solía cantar, más bien tararear, con su lápiz llevar el compás sobre una hoja blanca. No dejes que la red/te haga su pez, agregaba con una risa irónica... paper/papel/mis palabras en inglés/desayuno francés/ No abandones tu Edén/el papel.
    La mañana es blanda, sin rostro, no da la cara, se sopla. El panorama mundial es un infinito tren de malas noticias que se sigue descarrilando. Too Much, diría Dana D. y con justa razón. Perdida en la Estación Sur del planeta, un hueco de salvaje naturaleza, paraíso de cetáceos,  urde su madeja en el rollo de la vida, de una a otra orilla. El mar y los vientos huracanados (más de 130 kilómetros por hora), son el espejo y el impulso en estos días invernales. El mar de la Patagonia nunca duerme. No hay límite, en el límite Sur de mis palabras. Sólo queda acomodar las gruesas ropas del invierno /y ponerse a soñar en días mejores/.Tal vez mañana, tal vez/el sol alumbre otra vez/ya nadie durará que una noche larga/no es tan malo/Para descansar./Un pehuelche sabe que su tierra/es la tierra.

§  CHORLITO, PEQUEÑO GUARDIÁN SUR

    De paréntesis vamos haciendo el día, prisa y calma. La noche se abotona el pijama para dormir. El Sur también sabe soñar./Hay días roncos/para no despertar/Tiempos duros como un viejo zorzal/Chorlito pequeño guardián/no dejes de cantar/Tú estás presente en mi corazón/Sur, tú  eres mi altar./De rodillas el tiempo/abrocha los zapatos/ de tus caminos./Guitarra no dejes de tocar./Sur, es  la palabra/para cantar.
    Las comunicaciones van volando, soplan otros vientos y nuestra historia es la de la revolución del tiempo. Van volando en la fantástica prisa de las nuevas tecnologías. En un principio el nuevo verbo de la libertad individual, los Blogs/Bitácoras, fueron calificados por la gran prensa escrita, como una suerte de paraíso esquizofrénico. Un nido de cabezas calientes, atormentadas, anárquicas, desestabilizadoras. La blogósfera hizo oídos sordos, siguió denunciando, criticando, contando la verdad sobre asuntos que los diarios de papel ignoraban o falsificaban. Los nuevos datos  indican que nace un blog por segundo. Ya son más de 14 millones. Es cierto, no todos mantienen vigencia, pero se trata de un fenómeno de masas y a considerar. Se siente el croar en la red de redes. Sin duda, muchas historias personales, intimidad vacía en ocasiones, desplantes hormonales, simple urticaria verbal, pero es una corriente de opinión desde el corazón, la yema de los dedos de los usuarios de la Red.
    Gente que teje su propia red. Se cierra la TV. Se dejan los diarios en los kioscos. Nada de radios. Lo más cercano es el celular. El blog es el mensaje. Algunos diarios importantes ya los incorporaron. No es moda, es sobre vivencia. Una actualización del futuro, no le viene mal a nadie. Las estadísticas aún no  reflejan cuanta gente lee en internet lo que los usuarios le bajan. El número no debe desestimarse. La Red es real.

§  ÓYEME CON TUS ROCAS

    Bajo este paraguas, seguramente, y unas cuantas razones más, La Fundación Nuevo Periodismo que preside Gabriel García Márquez  y la empresa CEMEX de México, tuvieron la vigente y visionaria idea de convocar  a un Concurso Internacional por categorías periodísticas, entre las cuales incluyeron Internet. Yo participé en el género Internet, como documenté en una extensa nota intitulada:  LOS CONCURSOS SON UN ALBUR/¿El verdugo le corta la cabeza a Internet? y  que ha tenido divulgación en Estados Unidos, Argentina y Chile. Las buenas ideas,  a veces, se malogran en el camino. Es sabido que la categoría Internet, fue declarada desierta y que recién hace unos días, por el diario argentino, Clarín, supimos quien fue el Jurado, compuesto por Carlos Castilho (Brasil), Vladimir Flórez (Colombia) y Francis Pisani (Francia). Ha habido poca difusión de los resultados y el diario El Tiempo, de Colombia, fue el primero en anunciar a dos seleccionados de su redacción y posteriormente a  unos ganadores del Ecuador.
    Hay dos hechos relevantes, además del misterio. Uno, se declaró desierta la categoría Internet, donde escriben millones de personas, y aunque desconocíamos hasta hace poco el número de participantes y la calidad de sus trabajos, hoy sabemos que fueron 2º6 participantes de 18 países. El jurado simplemente ha descalificado con su fallo, a todos los postulantes y no los ha considerado meritorios de la premiación (sic). Bajo el título:  INTERNET, QUÉ VIEJA Y ENREDADA TE HAS PUESTO. (¿QUÉ TEJE LA ARAÑA BAJO LAS SÁBANAS?), participé con un extenso análisis periodístico  de la realidad irreal, de un mundo de sombras, explicado en un lenguaje viciado como el camello que por fin atravesó la aguja y prefirió vivir en el desierto. Árido este tiempo para Internet, la Red antes de pescar, más bien cuela la arena en su vacío cedazo. Una Red sin un solo pez, es de no creer en tantos meses de espera. Desierto de Sahara,  Las Vegas,  Atacama.
    Sólo Europa y la Antárdida no tienen un desierto. Pero hay cactus que sobreviven al desierto. La rosa del desierto vive en condiciones inhóspitas, pero vive. El desierto tiene color  y el ruido de las cascabeles. Desierto, no te llames/a olvido/permanece en silencio/pero no muerto/Óyeme con tus rocas/santo silencioso/devoto espacio/solitario sol de arena/Desierto, sólo, óyeme.

§  EL TIEMPO ESTÁ POR EMPEZAR

    Clarín de Buenos Aires, avanza más información sobre este Concurso Rompecabezas. Confirma que fueron invitados al Concurso los grandes medios escritos, cuyas ventajas son innegables, como su presencia fáctica. The New York Times, acaba de unir su prensa escrita con la on line, porque sabe que el público crece en Internet, y es segundo tras segundo, la competencia por captar y cautivar el lector. El Jurado, sin duda, ha sancionado a la prensa escrita  latinoamericana on line y de origen  español. Clarín, uno de los diarios más influyentes y leídos de Latinoamérica, sólo obtuvo una mención en medio del desierto, junto a otros trabajos de Estados Unidos y Brasil.           
    Declarar desierto es una ofensa para ese inmenso espacio inacabado. Lugar de esperanza. ¿Quieren decir nada, con desierto? ¿Menos algo, cualquier cosa, total cero? Para mí el desierto es un lugar privilegiado y habitado por la imaginación. El tiempo hace un inventario de sí mismo. Es horizonte y punto de partida de todas las sensaciones, círculo de sus sueños. No hay tiempo en el camino del desierto. ¿Círculo que crece de noche y de día, punto fijo del silencio? El cactus refrigera callado sus espinas. El desierto no necesita más que un techo alto, porque sabe que crece mudo, a ras de tierra. Todo es desierto, alguien dice, menos el desierto. El desierto quizás fue hecho de paréntesis/, para que tú  y yo,/ sigamos hablando en soledad. El día canta/la noche duerme/la madrugada es del pájaro/que lleva las alas/en su gloria/Vuela en el ardiente verano/la luz que le lleva/El tiempo está por empezar.
    Qué error con Internet y la metáfora del desierto. El desierto está habitado principalmente por arácnidos, que tejen la magnífica red del silencio. No hay prisa, no hay tiempo, sólo el secreto pa(i)saje del hilván. El tejido de la Red de redes es su ningún hilván, la costura del galopante sueño. ¿Qué teje el sueño? ¿Lo qué nadie ve, lo qué todos sueñan? ¿Es el mismo sueño al revés?

§  DEL EPILOGAR ON LINE

    Reglas, consejos, el periodismo es una herramienta que se oxida sino se usa la técnica de la verdad. El periodismo digital es una coctelera, el bronco caballo de la pradera, un jinete suelto desbocado, que el viento sobrevuela. La credibilidad no es digital ni de papel, porque la pantera mueve su musculatura negra sin condiciones y su escenario  real. Es la sombra que sus pasos nos hacen temer, sino los medimos. El periodismo no es la mirada de Polifemo, el ojo ensangrentado en la propia  yaga, la luz ciega. Lo primero es construir una historia con los cimientos de la verdad. Los hechos son porfiados, persisten, siempre se imponen y ningún periodista debe ignorarlos ni en sus más mínimos detalles, por su poder boomerang. Creatividad y credibilidad son muñecas de un mismo cuerpo.
    El mundo digital se come una parte  importante del pastel informativo global. Sabemos que existe y respira. Devora el instante mediático, la emoción sin fronteras. Yo soy la Red, dicen millones, abrazados al ordenador. Los diarios de papel ven con asombro como se mueve esa masa digital. Ayer la rechazaron, hoy se suman a ella. Sorprende, por ello, el patinazo en el aire, del jurado de la Fundación Nuevo Periodismo.

 

Silvia Banfield
©2005

 

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