Cristina Kirchner comenzó este miércoles a rendir cuentas ante la Justicia por actos censurables de su larga estadía en el poder y paralelamente aprovechó esa reaparición para escenificar un relanzamiento político con un llamado a formar "un gran frente nacional".
La masiva convocatoria de sus seguidores incondicionales y el ajuste económico aplicado por el Gobierno de Mauricio Macri dieron contexto propicio para que la expresidenta convirtiera en un regreso triunfal su llegada a tribunales nada menos que para someterse a su primera declaración indagatoria.
Además, el envión unidireccional del juez Claudio Bonadio y la opinable imputación de la exmandataria por la venta de dólares a futuro fertilizaron el mensaje de "persecución política" con el que Cristina hizo frente a las acusaciones.
En esa causa hay dos cuestiones en debate. En primer lugar, si hubo delito y luego quién lo cometió, más allá de que se produjo un perjuicio mayúsculo contra las arcas públicas por vender dólares a un precio que el mercado desconocía.
Por otro lado es discutida la responsabilidad presidencial respecto de una medida adoptada, en los papeles, por el Banco Central. Sobre este punto, el razonamiento de Bonadio tiene lógica. En un esquema de poder tan centralizado como el que ejerció Cristina Kirchner no había espacio para autonomías.
Es probable que el juez que más enérgico se mostró en los últimos años contra el poder K procese a Cristina, pero no es ésta la causa que más preocupa a la exmandataria y a sus seguidores.
Tampoco parece alcanzada de lleno por las revelaciones del "arrepentido" Leonardo Fariña que le valieron la imputación en la causa por "la ruta del dinero K". Según declaró en tribunales, el cerebro de toda la maniobra de sobreprecios y lavado fue Néstor Kirchner. Su Vía Crucis posiblemente sea el expediente Hotesur.
La popularidad de la jefa política del kirchnerismo había tocado niveles muy bajos al finalizar su mandato, justo cuando Macri estaba en su apogeo. Ahora la política económica de Cambiemos empieza a doler en los bolsillos de amplios sectores de la sociedad y da anclaje social al lema "Vuelve".
La lluvia sirvió de decorado para comparaciones exageradas como cuando el general Perón volvió al país tras 18 años de proscripción.
De todos modos, el Gobierno espera una recuperación para el año próximo y está apostando fuerte a ese 2017 electoral. Una batería de paliativos sociales y un ambicioso plan de obras públicas para la estratégica provincia de Buenos Aires así lo demuestran.
Pero aun con penurias extendidas en el país habrá que ver si hay margen para un "regreso" de la ex jefa de Estado. Cristina lidera un colectivo homogéneo y muy fiel pero solo un sector del peronismo hoy le responde.
De hecho, el gobernador Juan Manuel Urtubey le prestó una tribuna a Macri en Salta para mostrarse políticamente amplio, mientras su antecesora ocupaba la escena desde tribunales.
Lo que está claro es que lo intentará y este miércoles despejó cualquier incertidumbre respecto a su jubilación política. Durante el acto habló de una nueva estructura bajo la forma de "gran frente nacional".
Los armadores macristas miran el vaso medio lleno. Aseguran que esta pervivencia del kirchnerismo permitirá mantener dividido a ese fantasma electoral que sería el PJ unido.
Por lo pronto, un efecto colateral del retorno de Cristina a las tapas de los diarios fue haber relegado de esas primeras planas al enigma que se le presenta al presidente en funciones con el escándalo internacional de los "Panamá Papers".