Comienzo esta nota, con una pregunta que quizás tenga una respuesta más
sencilla que preguntarse, ¿a quién le importa respetar y hacer respetar la ley?, ya que en nuestro país, el respetar la
ley es algo que no se estila, y
preguntar eso, es querer ser tachado de ingenuo.
La realidad es que, cuando el año pasado comencé una
investigación periodística sobre la actividad sindical en la Argentina, lo
primeros comentarios que recibí fueron de que eran "todos unos mafiosos"
y que todos eran "unos corruptos", pero que nada se podía hacer,
porque nadie hacía nada para que eso cambie, después de un tiempo de
investigar e incluso convivir con algunos dirigentes sindicales, afiliados y
simples trabajadores (lo de "simples" es por el hecho de que no
participan gremialmente, sino que sólo trabajan), llegué a la conclusión de
que, si bien es cierto que muchos sindicalistas son una mutación dañina para
los trabajadores, existen algunos -aunque pocos- que intentan generar un cambio.
El problema es el aparato que sostiene a los dirigentes clásicos -por llamarlos
así-, estos sujetos que hace tiempo dejaron la lucha gremial, son hoy
profesionales sindicalistas de la simulación. Sí, porque no ganan por carisma
o capacidad, sino por “viveza”. Esa triste habilidad la aprendieron de los
políticos, así se apela a los arreglos, los aprietes, el fraude, y toda
modalidad que permita perpetuarse al frente de un sindicato que ya no trabaja
para los trabajadores, sino para intereses personales. Se rodean de
inescrupulosos y ambiciosos abogados que, al igual que sus clientes, no se
destacan por capacidad intelectual, sino que son hábiles “arregladores”. No
los llamo "mediadores" porque entiendo la mediación como otra cosa.
De esta manera, los trabajadores sólo son una cuota que
sostiene a parásitos y delincuentes. Lo grave no es su falta de representación,
lo grave es que se postulan sólo para sostener sus actividades personales, así
tenemos dirigentes gremiales que viven como el mejor gerente de una
multinacional, que visten como agentes de bolsa y que por nada quieren parecer
un trabajador, utilizan vehículos importados con vidrios polarizados para
trasladarse y custodia, al mejor estilo burgués (¿o mafioso?).
Tanto intentan diferenciarse que hasta se compran parcelas en
cementerios privados, ni muertos quieren estar cerca de los trabajadores que
dicen representar, y surge la pregunta ¿para qué los eligen?, si bien uno
puede pensar que estos son hábiles para engañar y que todos los trabajadores
son unos tontos, la realidad es que no son elegidos por mayoría, basta con
investigar un poco en como se desarrollan las elecciones en muchos sindicatos,
para entender que es la voluntad de unos pocos y la desilusión de muchos.
Pasa lo que le ha pasado a muchas instituciones en nuestro
país:
la política ha ido corrompiendo o, mejor dicho, los malos políticos han
corrompido todo lo que tocan. Así los dirigentes sindicales buscaron financiar
a políticos y obtener un respaldo a sus acciones a cambio de… y donde todo se
mezcla. Terminaron reunidos con las patronales negociando en beneficio propio,
después de todo los trabajadores son rehenes de las decisiones de estos, estén
o no afiliados al sindicato que les corresponde.
Si bien existe la Ley de Asociaciones Sindicales que, aunque
escueta, fija qué actividades están vedadas a las empresas con respecto a los
sindicatos, esta normativa como muchas otras en nuestro país, parecen ser sólo
letra muerta, y ni que hablar del desprolijo y hasta corrupto actuar del
Ministerio de Trabajo de la Nación, con funcionarios ineficaces, corruptos y
ociosos. Este ministerio se ha transformado en el respaldo de muchos dirigentes
cuestionados, algunos hasta requeridos por la Justicia por sus administraciones
fraudulentas, y otras yerbas, pero que siempre encuentran una soga para seguir
con algún curiosos dictamen ministerial, en el que la Ley siempre encuentra una
interpretación distinta de la que originó la norma, curiosa capacidad en una
República, donde funcionarios, administran no solo justicia, sino que
interpretan o modifican Leyes, muchas veces sin los conocimientos o la
experiencia básica en la materia.
Con esta introducción de algo que todos conocemos, vengo
tratando de aportar algo de luz y de información a los trabajadores que no
tienen el tiempo, ni la oportunidad de ser informados de lo que realmente
ocurre.
Pronto a culminar la investigación periodística actual en
la que una vez más los trabajadores de un sindicato son dejados de lado para
financiar las campañas electorales de allegados a un infame Secretario General
que desprecia a los trabajadores, que ha estafado a los mismos liquidando el
patrimonio del sindicato, que asesorado por un inescrupuloso abogado, y dejando
de lado la salud de los afiliados que deben esperar meses para los reintegros o
no se les otorga los medicamentos prescriptos, ahora juega a financiar a nuevos
políticos, pero viejos simuladores, responsables del estado actual de los
sindicatos, habiendo perjudicado a muchos trabajadores, pero esto no queda solo
en ellos, con la participación de algunos empresarios locales y otros de
empresas internacionales, estos no solo obtienen fondos, sino personal para ser
“usado” para sus campañas políticas, además de que a estos que “usan”
les cancelan los créditos personales con el pago de la retención gremial de
los demás trabajadores, resultado, los trabajadores de un establecimiento pagan
los créditos de estos “elegidos”, pero al ingresar menos dinero al
sindicato, son todos los trabajadores del rubro perjudicados.
Al parecer, en tiempos de campaña todo vale, y esto a nadie
le importa. Realizando la investigación me comuniqué con diferentes ONG´S y
partidos que dicen defender los derechos de los trabajadores, que publican
lindos artículos denunciando el fraude de estos dirigentes, pero que al parecer
no quieren llegar a más que eso, a reclamar algo sin sustento, a sólo ser
expresiones, ya que si bien dijeron interesarles el tema no han colaborado con
aportar los casos que ellos dicen conocer, entonces surge la pregunta del
titular, ¿a quién le importan los trabajadores? Cuando el informe este
terminado, que será en breve, conoceremos todos los nombres de los implicados,
y una lista de quienes fueron contactados al respecto, como siempre, encontré
en algunos periodistas el apoyo para llegar a la verdad de esto que afecta a
miles de trabajadores, pero a muchas más personas que viven del trabajo de
estos hombres, que hacen a la producción interna de la Nación, que sostienen
la industria, pero que también deben alimentar a estos parásitos disfrazados
de sindicalistas.
Nunca tan cierta la frase de Jesús, que cito: "Seréis
conocidos por sus actos y no por lo que digan".
Marcelo
Hawrylciw
FELAP N° 496