El lunes 17, se cumplen precisamente 60 años de aquel instante en que Argentina entraba en una gran encrucijada donde “cada cual sentía que no estaba definiendo solamente el rumbo colectivo sino también su propio destino individual. Y efectivamente fue así. La Argentina ya no fue la misma después del 17 de octubre de 1945. La transición que sobrevivido ese día nos afectó a todos de una u otra manera. Todavía nos afecta” (El 45, de Félix Luna).
   Pero en estos días el movimiento que se empezó a dar sus primeros pasos en aquella mítica jornada, es un esqueleto desgajado y dividido, absolutamente carente de esa ideología gravitante que marcó a fuego las últimas décadas. Pues los sucesos acontecidos el jueves al mediodía en Quilmes, donde dos facciones de ese justicialismo escindido buscaron dirimir sus diferencias cavernariamente, revela con creces el grado de atrofia alcanzado por el movimiento fundado por Juan Domingo Perón. Ambas fracciones se entrecruzan culpas por lo sucedido, justamente en el feudo de Aníbal Fernández donde sospechosamente pasa de todo y nunca casi nadie ve nada. “En el mejor de los casos esa discusión se da en otro ámbito, es política, no puede ser a las piñas. Ni yo mando a que le peguen a alguien, ni Camaño manda a pegar”, buscó despegarse del incidente el ministro del Interior. Entonces, ¿quién los mandó?. Como siempre, el Petiso Orejudo, en conjunción con la participación necesaria del odontólogo Barreda.
   En medio de esta vorágine, se conoció que el intendente de José C. Paz, el kirchnerista Mario Ishii, anunció que el domingo, en que se conmemora el día de la Madre, repartiría electrodomésticos a gente que seguramente no posee ni para llenar una heladera.
   Por lado, el justicialismo escindido recurre a la violencia para asegurarse el control de pegatinas y pintadas, y por el otro compra votos mediante la donación de electrodomésticos.
   Mirando esta postal patética en la que se ha reducido ese movimiento por el cual, que dirían ahora, dieron su vida muchas almas generosas, cabe preguntarse ciertamente que diría el General.


Los incombustibles de siempre

En el marco de esta campaña, donde se elegirán diputados nacionales en todo el país y senadores en sólo ocho provincias -también se votan cargos provinciales y municipales-, jamás se había visto semejante escenario en la historia política argentina. La cantidad de agravios, mexicaneadas, traiciones, clientelismo, desinformación y mentiras que se viven en estos días han superado todo lo que puede tolerar el escrúpulo del ciudadano medio.
    La idiotez de algunos candidatos es tal que muchos creen realmente que lograrán un voto más por la mera descalificacion de sus adversarios. Por caso, Chiche aseguró que Cristina tiene "una soberbia imperdonable", al tiempo que Menem tildó al Presidente de "usurero".
    En el mismo sentido -de idiotez-, el oficialista diario Clarín publicó en el día de la fecha -no casualmente- una entrevista al histórico narcotraficante Jorge Antonio, quien asegura que "Kirchner tiene algunas cosas de Perón y otras de Frondizi", al tiempo que afirma que Duhalde no debería enfrentar al Presidente. Sin palabras.
    Fuera de la pelea entre Kirchner y Duhalde, En la última semana de campaña en la Capital Federal la pelea final es por el voto ajeno. Elisa Carrió busca sacarle adhesiones a Bielsa y, a su vez, el canciller explora en la centroizquierda. Por su parte, Ricardo López Murphy quiere cosechar los votos peronistas y la incombustible Martha Maffei, del ARI, quiere los del Bulldog.
    Para cuando pase el 23 de octubre, se sabe que unos 40 diputados nacionales -parte de un nuevo sub-bloque- elegirán presidente de la Cámara a José María Díaz Bancalari. La revista Edición I cuenta que " Bancalari era el presidente del bloque PJ hasta que, presionado por Néstor Kirchner –y cometiendo un error político- decidió solicitar licencia para la campaña proselitista. Resulta la venganza más curiosa de Bancalari porque presidirá un bloque más pequeño que antes, pero ya no será oficialista sino crecientemente opositor, de acuerdo a lo que anticipan algunos de sus integrantes más representantivos como Oscar Rodríguez, Juan José Álvarez, Humberto Roggero y Cristian Ritondo".
    En otro orden de cosas, algunas de las encuestas que se conocen estos días siguen dando números totalmente insólitos y desiguales entre sí. Los consultores oficiales aseguran que la brecha entre Kristina y Chiche es de 25 puntos, mientras que los números de los encuestadores independientes hablan de una diferencia de, por lo menos, 10 puntos menos. ¿Será casual que los números oficiales coincidan con las necesidades de la Casa Rosada?
    Sería conveniente recordar, pues, las pifiadas históricas que en su momento sufrieron algunos de los consultores estrellas de hoy. El prestigioso sitio Diario sobre diarios, bajo el título "Presidenciales del 2003: el triple empate instalado nunca existió", lo cuenta de la siguiente manera: "De las diez encuestas sobre intención de voto que fueron difundidas en la Argentina una semana antes de las elecciones presidenciales de 2003, sólo cuatro de ellas acertaron al pronosticar un escenario de segunda vuelta, con Menem – Kirchner, en ése orden. Ellos fueron Analogías, Haime, Romer y Zuleta Puceiro (OPSM). El quinto en proximidad fue Fara y Asociados, que otorgó un empate técnico entre Menem y Kirchner.
    Los estudios más fallidos fueron los de Rouvier y Asociados (dio ganador a López Murphy) y Artemio López (aseguró que triunfaría Kirchner). La consultora Equis, de Artemio López, fue antes y después de los comicios presidenciales contratada por Néstor Kirchner. En tanto, Jorge Giaccobbe, Ipsos - Mora y Araujo y Eduardo Fidanza de Catterberg y Asociados sostuvieron correctamente que ganaría Menem, pero se equivocaron al decir que López Murphy se ubicaría en la segunda posición. Siete días antes de los comicios, tanto Clarín (Van der Kooy) como La Nación dejaron trascender una encuesta de Julio Aurelio (que finalmente nunca fue difundida), según la cual López Murphy habría crecido en intención de voto en forma sorprendente, aún en los tradicionalmente peronistas primero y segundo cordón del Gran Buenos Aires. Así, los grandes diarios argentinos cerraron sus ediciones la semana anterior a las Presidenciales formando opinión pública de un virtual triple empate: Menem - Kirchner - López Murphy". De más está decir que dicho empate jamás existió. 
    Finalmente, llama la atención cómo algunos partidos políticos minoritarios se encuentran reclutando voluntarios para trabajar como fiscales de mesa, ante la posibilidad de que se produzca un fraude electoral. 
    Aunque lo antedicho parezca descabellado, no lo es en absoluto. La "viveza" de nuestros políticos está siempre a la orden del día y la trampa para incrementar los votos es bastante sencilla de realizar. Así se lo contó a este periodista Patricia Lazzeretti, del Foro de entidades Políticas, Civiles y Culturales de José C. Paz: "Todo está previamente acordado. Fijate:
    1) El puntero se para en la puerta,
    2) El primero de la cadena entra a votar, le dan el sobre firmado por el presidente y los fiscales. Entra al cuarto oscuro, no hace nada, se guarda el sobre en el bolsillo, agarra un sobre igual pero sin la firma del presidente, sale, y pone en la urna el sobre sin firma. Ese voto de pierde.
    3) Sale y le entrega el sobre legal, con la firma del presidente, al puntero El puntero en contraprestación le da $30.
    4) El puntero pone dentro del sobre legal  la boleta de la lista 501 (o la 2 dependiendo de quien está haciendo la cadena)
    5) Le da el sobre con la boleta dentro al segundo de la cadena. El segundo recibe el sobre firmado por el presidente de mesa, entra al cuarto oscuro, guarda el sobre en su bolsillo izquierdo, sale y pone en la urna el sobre que tiene en su bolsillo derecho (esto es meramente ejemplificativo), sale afuera (sica), entrega el sobre del bolsillo izquierdo al puntero, quien le entrega $30, y luego procede a poner la boleta dentro del sobre firmado y legal.
    Esto se repite con aproximadamente 20 a 30 personas esencialmente en las mesas con García , González, Pérez, y todos los apellidos comunes que tienen muchos planes jefes.
    Elevan el porcentual de votos de la mesa aproximadamente en un 30 o 40%".
    Como puede verse, la década infame jamás ha terminado de transcurrir.
    Pan y circo, más que nunca...

Fernando Paolella y Christian Sanz