Otra vez, como algo habitual y como noticia de todos los días, un bebé de 2 meses falleció en el Hospital de Niños San Roque de Paraná, Entre Ríos, debido a un gravísimo cuadro de desnutrición infantil de tercer grado. Ingresó a dicho nosocomio por una erupción de sarna, que ya había presentado cuando tenía 10 días, pero que no fue el detonante o motivo de su muerte, pues el cuadro de desnutrición que este chiquito presentaba era terminal.

    Pesaba 2,200 kilos, la mitad de lo que debía pesar para el tiempo de vida que tenía, y un kilo menos de lo que había pesado al nacer.

    Los médicos del hospital se mostraron consternados y expresaron que .... “hace años que no veíamos una desnutrición de tercer grado tan extrema. El bebé tenía la piel pegada a los huesitos, parecía momificado, daba ganas de llorar y también bronca porque uno no piensa como se pudo llegar a este estado”.

   La familia está compuesta de 8 hijos, de los cuales 3 de ellos también presentan alto grado de desnutrición y el resto -incluidos el padre y la madre- están contagiados de sarna humana (escabiosis). Sólo viven de un Plan Jefes y Jefas de Hogar de $150 y $50 respectivamente, que reciben de la institución “Ingreso Ciudadano de la Niñez de Paraná", en una de las localidades más pobres e indigentes de la capital entrerriana llamada Mosconi.

   La madre del bebé se quejó a la prensa diciendo que “tenía que recibir del centro de salud Antartida Argentina 3 kilos de leche y me daban solo uno" (aparentemente su leche no tenía suficientes nutrientes) y eludiendo hablar de su hijo, por así haberlo acordado con las autoridades del hospital.

    La dolorosa muerte de este bebé enciende la polémica acerca de la situación de desnutrición infantil en nuestro país y en provincias que, como la capital entrerriana, registra un 28,3% de menores de 14 años pobres y un 20,7% de indigentes, sumado a ello que en el mes de julio pasado la ministra de Salud provincial Graciela Degan, tuvo que renunciar ante la falta de explicaciones acerca de los 8 mil kilos de mercadería que se encontraron en mal estado en galpones no aptos y que fueran destinados por el Programa de Refuerzo Alimentario Focalizado con destino para embarazadas, discapacitados, ancianos y niños de hasta 14 años. Programa este que en la actualidad se está trabajando en la nueva metodología de ejecución conforme lo expuesto por la directora -Cristina Salas- de la Dirección de Asistencia Social de la provincia.

   Por otra parte, se rebaten las declaraciones efectuadas por el actual ministro de Salud que a comienzos del mes en curso, en conferencia de prensa, explicó que: "la mortalidad infantil bajó en un 13% en Argentina durante el primer semestre de este año, respecto del mismo periodo del año pasado, considerando altamente auspiciosa la reducción de la tasa, en provincias del noroeste y noreste argentinos lo que disminuye la inequidad en el país....”.

   Aquí cabe preguntarse si el ministro Gines González García se encontrará al tanto de esta realidad que golpea duramente en la Argentina y con niveles de desnutrición infantil que -como en el caso de este bebé- son elocuentemente dolorosos, injustos y provocan indignación. Cuesta entender que, muy suelto de cuerpo, Ginés hay dado a conocer cifras que supuestamente determinan el descenso de mortalidad infantil, máxime que una de las causas de muerte de los niños es la propia desnutrición infantil, tan creciente en la Capital Federal, conurbano bonaerense y todo el interior del país en provincias como Chaco, Tucuman, Misiones, Formosa, Jujuy, Salta y La Rioja, entre otras.
   Por eso, cuando el 16 de octubre pasado se celebró el Día Mundial de la Alimentación, el director Ejecutivo James Morris –a cargo del programa mundial de alimentos de Naciones Unidas- recalcó la necesidad de ayudar a las personas afectadas por hambre y pobreza, y especialmente a los 100 millones de niños que padecen hambre, sin recibir ningún tipo de asistencia. También habló de las 15 millones de mujeres embarazadas y mujeres lactantes mal nutridas.

   Y si bien es cierto que la Convención de los Derechos del Niño y la novísima Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia defienden el interés superior del niño y lo consideran como un sujeto de derecho -desde el momento de la concepción, protegiéndolo en su integridad con todos los derechos que son innatos-, no es menos cierto que una madre que deja el "hambre" en herencia a su hijo constituye una ruina para este.

Graciela Catalán Alvarez