Si la política no fuera "cosa seria", por su poder de influencia sobre la vida de las personas, se podría decir que el resultado adverso que obtuvo recientemente el massismo en su pago chico de Tigre está cerca de desatar una comedia de enredos en ese distrito del norte del Gran Buenos Aires, más precisamente en el Palacio Municipal.
Como si se tratara de un sketch de "Matrimonios y algo más", aquella picaresca serie que supo ganarse un lugar en la historia de la televisión argentina, las aventuras y desventuras de dos mujeres, dos esposas y sus respectivos maridos, enfrentan ahora un final incierto después del tropezón en las urnas.
Allí en Tigre, tanto los esposos Julio Zamora (jefe comunal) y Sergio Massa (líder del Frente Renovador y hombre fuerte del municipio), como sus consortes Gisela Zamora y Malena Galmarini sabían que los comicios del 22 de octubre pasado podían llegar a convertirse en un dolor de cabeza para ambos matrimonios —y algo más— si el desenlace no era el esperado.
Pues bien, en las recientes elecciones de medio término el oficialismo local perdió en el distrito frente a Cambiemos, que postuló al galán de telenovelas Pedro "Segundo" Cernadas como primer candidato a concejal, y para colmo Massa, devorado por la polarización, "entró" tercero en la carrera por obtener una banca en el Senado de la Nación, por detrás de Esteban Bullrich y de la ex presidenta Cristina Kirchner.
En Tigre, según averiguó Agencia Noticias Argentinas, la gestión de Zamora cuenta con un nivel de aceptación superior al 50 por ciento en mediciones de opinión: un aval que se tradujo en las urnas y que permitió que su esposa, Gisela Zamora —empleada municipal también— obtuviera 10.191 votos más que el propio Massa en los últimos comicios, 64.924 contra 54.733 del referente de 1País.
Gisela Zamora lidera el Instituto Municipal de Alimentación Saludable y Nutrición de Tigre, comuna en la que Malena Galmarini se desempeña como secretaria de Política Sanitaria y Desarrollo Humano y en la que ambas conviven entrelazadas desde hace años por los mismos intereses políticos.
Claro que no se trata de dos mujeres más ni mucho menos de dos funcionarias más en la Municipalidad tigrense, donde por estas horas reina una "tensa espera" después del traspié en las elecciones, ya que según pudo averiguar Noticias Argentinas la derrota podría desencadenar algunas modificaciones en el gabinete que conduce Zamora.
Una impronta más personal
En los pasillos del Palacio comunal de Tigre, donde el golpe recibido el 22 de octubre pasado aún resuena, nadie se atreve a asegurar con nombres propios quiénes podrían quedar exentos de los eventuales planes de recambio del jefe comunal y quiénes tendrían confirmada su continuidad en el cargo.
Si bien Massa y Zamora han logrado forjar una estrecha relación en los últimos tiempos, esos 10.000 votos de diferencia registrados en octubre podrían motivar que el intendente trate de imprimir a su gestión un sello más propio, una impronta más personal, por fuera del ala protectora de su mentor y pensando en una eventual renovación de mandato en 2019.
"No está claro cuál es el acuerdo que van a tener ellos", dijo a NA una fuente confiable, que indicó que Zamora probablemente busque en los próximos meses reafirmar su liderazgo en Tigre e intente recorrer un camino político con mayor vuelo propio, mientras va tendiendo lazos con otros jefes comunales peronistas.
Las ambiciones personales del líder municipal tigrense podrían convertirse, en efecto, es un escollo más para Massa cuando se vea forzado a regresar al llano a partir del 10 de diciembre próximo, tras su salida del Congreso de la Nación, y empiece a desandar un camino de reconstrucción política.
Al menos hasta que ambos finalicen sus mandatos en el Parlamento, el líder del Frente Renovador y su aliada Margarita Stolbizer continuarían funcionando en tándem, y luego Massa tendrá que abocarse a diseñar el perfil de dirigente opositor que pretenderá mostrar una vez que se quede sin banca y que necesite, casi por motivos de supervivencia, acercarse más al peronismo.
Por el momento, ni Massa ni Florencio Randazzo y sus aliados parecen demasiado interesados en involucrarse en la disputa de poder —simbólico, pero poder al fin— dentro del Partido Justicialista (PJ) bonaerense, con elecciones internas previstas para el 17 de diciembre próximo, pero que, ¿podrían posponerse hasta marzo de 2018? (... trascendió).
En principio, los comicios se realizarían el mes que viene y si bien el massismo, en general, insiste en restarle trascendencia a la puja por alzarse con el sello partidario en la Provincia, Zamora sí se ha encargado de estrechar vínculos con intendentes que podrían cumplir un rol destacado en la contienda peronista, como Leonardo Nardini, de Malvinas Argentinas, y el más relevante Gustavo Menéndez, de Merlo.
La política es "cosa seria"
En lo inmediato, Massa no planea presentar listas ni apadrinar candidatos en las elecciones del PJ bonaerense, a diferencia de Cristina, que ya le dio su bendición, por ejemplo, a Walter Festa, jefe municipal de Moreno, con quien se fotografío en los últimos días durante un acto junto a Mario Ishii en José C. Paz.
Como la política es "cosa seria" —cualquier similitud con algún sketch de una comedia televisiva es pura coincidencia—, Massa continuará con su postura de aportar ideas, propuestas, y mostrar equipos de trabajo capaces, por ejemplo, de echar un manto de luz sobre las reformas que impulsa el Gobierno.
Según pudo averiguar agencia NA, no está "apurado" por regresar al Partido Justicialista: "Considera que no es momento de ir al PJ y que se necesita una depuración dentro del PJ.
Si llegara a suceder eso, más adelante lo podría evaluar", dijo una fuente cercana al Frente Renovador.
En la Provincia, de todos modos, dirigentes de base ya comenzaron a entornar la puerta por la que Massa podría retornar a su "viejo amor" e incluso en algunos concejos deliberantes, como el de Lomas de Zamora, legisladores que responden al tigrense han empezado a trabajar en una estrategia tendiente a unificar internamente al peronismo junto a representantes de Unidad Ciudadana, del Movimiento Evita y a quienes se mantendrán en funciones del Frente para la Victoria.
¿El objetivo? Enfrentar en bloque a la "ola amarilla" que desembarcará en algunos organismos parlamentarios bonaerenses el 10 de diciembre venidero.
Justamente allí, en Lomas de Zamora, el intendente y flamante padre, Martín Insaurralde, es uno de los jefes comunales que abogan en pos de una candidatura de Menéndez como líder del PJ provincial.
Insaurralde, Menéndez y otros intendentes que apoyaron a Cristina en las últimas elecciones, pero que no se definen necesariamente como kirchneristas duros, deberán rivalizar con quienes sí pretenden que un dirigente netamente K sea el encargado de encabezar al partido en territorio bonaerense, mientras un histórico como Eduardo Duhalde sigue de cerca las acciones, aunque por ahora no se involucra de lleno.
Es poco probable que lo haga ciertamente.
De todas maneras, mantiene reuniones en su búnker del Movimiento Productivo Argentino (MPA) e incluso en su terruño de Lomas con el propio Insaurralde, con quien coincide aparentemente en la necesidad de fortalecer al PJ bonaerense para luego empezar a construir desde allí al posible candidato a gobernador en 2019.
Con Fernando Espinoza fuera de la competencia, y su coterránea de La Matanza Verónica Magario probablemente también después de haberle dado la espalda al partido para irse tras los pasos de Cristina a Unidad Ciudadana hace no mucho tiempo este año, quizás una eventual fórmula de unidad Menéndez-Festa termine convirtiéndose en una solución salomónica... Así dicen por ahí, los que entienden de política en el Conurbano profundo.
Massa como las arañas es un tejedor de PODER, pero el tema es cada especie de araña tiene una trama PROPIA que lo identifica. Massa a cometido el error de emular a varias "arañas" y las tramas a veces no coinciden, es por ello que NO SUPO Y NO PUDO EVOLUCIONAR desde el 2013. Para colmo, los eventuales socios están advertidos de sus cambios que solo lo tienen al final del camino A EL COMO UNICO DIRIGENTE. Si Massa quiere superar al FRACASO, debe reorientar su accionar de manera "generosa", es decir declararse en UN PRIMER MOMENTO como prescindente de ser EL CONDUCTOR para aceptar ser solo PARTE de una CONSTRUCCION RENOVADA DEL PERONISMO. Para ello debería realizar una separación amistosa de Margarita Stolbizer ya que no le dió réditos, por ser de otro palo. Después el tiempo "medirá" si levanta su concenso general o no.