Y un día perdió Boca, nomás, en la mismísima Bombonera y ante un Racing que le dio de su propia medicina, la incuestionable ley de delanteros inspirados que son capaces de desatar un océano en un vaso con agua, para el caso, el bahiense Lautaro Martínez.
Racing fue el gran ganador por excelencia de la novena fecha de la Superliga, puesto que su victoria llegó en el momento más necesario, ante el adversario más calificado y pese a ofrecer al hándicap de jugar sin Lisandro López, afectado de un estado gripal.
Martínez brilló por López y por todos los delanteros del plantel: abrió la cuenta con un derechazo formidable y propició el 2-1 convertido por Augusto Solari con una exquisita asistencia más propia de un conductor natural.
Por su lado Boca padeció uno de esas desdichadas jornadas que atañen a cualquier hijo de vecino, en cualquier disciplina, en cualquier deporte y a cualquier equipo, “no vamos a ganar todos los partidos”, había declarado Guillermo Barros Schelotto en clave profética, pero peor que haber tenido muchas dificultades para superar a Racing en el juego y haber dejado los tres puntos en el camino y el invicto, resultó la grave lesión de Darío Benedetto.
Ironías del destino: el goleador de Boca y del campeonato debió haber sido expulsado por una entrada violenta, imprudente, el árbitro se lavó las manos con una tarjeta amarilla políticamente correcta y lo que en ese momento pareció una caricia fue al cabo el abrazo del oso.
Porque unos pocos minutos después Benedetto fue a buscar una pelota en el área de Racing, giró, cayó, se le trabó la pierna y en resumidas cuentas se constató la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha.
Un mínimo de seis meses estará alejado de las canchas quien además de ser una pieza clave en Boca es (¿era?) uno de los delanteros de punta aspirantes a vestir la camiseta argentina en el Mundial de Rusia.
Boca, que se vio privado de alcanzar las nueve victorias consecutivas de River en 1991, cifra récord en el profesionalismo, persiste en su cómoda condición de puntero y la conservaría si llegara a perder el fin de semana próximo con Rosario Central e incluso si asimismo luego cayera con Arsenal de Sarandí en la fecha 11.
Seis son los puntos que separan a Boca de San Lorenzo de Almagro (vencedor de San Martín en San Juan con un decisivo rendimiento del otoñal y rejuvenecido Leandro Romagnoli), a seis también quedó el admirable Unión de Leonardo Madelón (que empató 0-0 con Chacarita, y a siete Colón, cuyo triunfo en La Paternal amén de consolidar una campaña espléndida goza hoy del valor adicional de colocarlo como el único equipo que todavía no ha perdido.
En el cuadro de alzas y bajas Avellaneda fue el escenario del nítido contraste entre Independiente y River.
Dulces por la proximidad de buscar un lugar en la final de la Copa Sudamericana, los de Ariel Holan tuvieron que esperar muchos minutos, casi el final del juego mismo para capitalizar la superioridad numérica ocasionada por la insólita expulsión que su auto infligió Germán Lux, pero la confianza tuvo premio y un rápido contraataque fue rubricado por Nicolás Domingo.
“No hay peor astilla que la del mismo palo”, exclamaron los relatores de mayor de edad, “la ley del ex” prefirieron traer a colación los más jóvenes, pero lo cierto es que Domingo hoy juega para un Independiente en alza y River sería feliz si jugara todas la semana por la Copa Argentina.
Además de haber quedado eliminado de la Copa Libertadores, el equipo de Marcelo Gallardo lleva más de dos meses sin ganar en el campeonato local y de momento ocupa el puesto 16, a 12 puntos de Boca.
Esta ha sido una fecha de rachas interrumpidas, para bien y para mal.
Entre las rachas negativas que pasaron a mejor vida se cuentan las de Belgrano de Córdoba, Tigre y Rosario Central, que por orden de aparición dieron cuenta de Newell’s, Estudiantes de La Plata y Talleres.
Newell’s y Estudiantes tienen común la llamativa blandura de sus equipos, ambos dirigidos, he ahí una mera coincidencia, por ex sendos mediocampistas defensivos del club del Parque Independencia: Juan Manuel Llop y Lucas Bernardi.
Entre los directores técnicos que debutaron a cargo de sus flamantes planteles destacó el buen pie de Leonardo Fernández en Central y el provechoso empate que rescató Gastón Esmerado, al mando de Temperley versus el Banfield de Julio César Falcioni, que por cierto ha perdido recursos y paso firme.
También empataron Arsenal y Atlético Tucumán y Defensa y Justicia aplastó a los suplentes de Lanús, pero, claro, Lanús está en otra cosa: a 72 horas de la primera final de la Copa Libertadores.
El abandono: El relator partidario que dejó en ridículo a los hinchas de Boca por irse del estadio antes de tiempo. Daniel Mollo criticó a los plateistas porcinos por abandonar su lugar antes de que terminara el clásico ante Racing. "Mañana es feriado, no se vayan", les gritó. Y las lechonas se iban amargas.