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Desde la primavera de los autistas

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¿IBARRA AL HORNO Y KIRCHNER AL FREEZER?
¿IBARRA AL HORNO Y KIRCHNER AL FREEZER?

Las imágenes de las últimas horas respecto a la suspensión de Aníbal Ibarra en su cargo, es una real postal de la lucha del poder contra la voluntad. 

 

    Por un lado, tenemos a un grupo de funcionarios con millonarios recursos y particulares mecanismos de aprietes para cambiar cualquier ímpetu. Por el otro, a un grupo de familiares con imbatibles deseos de hacer justicia y peleando sin más recursos que su propio ímpetu personal.

    En esta pelea, el poder cayó vencido frente a la voluntad. El poder, claro está, entendido en la figura del kirchnerismo y sus secuaces y aplicado a través del más vergonzoso sistema de aprietes y compra de intereses. 

    Esa es la naturaleza de Alberto Fernández, quien suele arreglar los problemas a través de su teléfono celular "todo terreno". "Alberto te llama y siempre empieza de manera amable, después trata de comprarte con algún favor a futuro y finalmente te aprieta de la peor manera que puedas imaginar", comentó un legislador porteño kirchnerista a quienes escriben estas líneas, bajo la más estricta reserva de su identidad y por temor a las represalias del jefe de Gabinete. "No sabés el poder que tiene este tipo, es el nuevo Coti Nosiglia", advirtió antes de cortar el teléfono.

    Lo cierto es que, en las últimas horas, sólo una palabra podía definir el sentimiento de Néstor Kirchner y sus hombres más cercanos: la decepción. El malhumor del Presidente es tan elocuente que decidió quedarse unos días más en El Calafate, por lo menos hasta que los medios de prensa no hablen tanto del tema Aníbal Ibarra y su defenestramiento. 
    Es interesante detenernos en este punto y analizar lo preocupante que puede resultar la actitud oficial. Sabrá muy bien el Presidente que, a casi un mes del cuarto aniversario del sangriento diciembre de 2001, el caldero del aquelarre está hirviendo demasiado. De nada sirve aparentar desinterés cuando alrededor crujen los cimientos del jardín de los pingüinos felices. Evaporado el clima festivo del 23 de octubre, donde la victoria electoral sirvió al oficialismo tapar un poco los baches de su gestión, el clima de violencia reciente debe sacudir las conciencias como un gong de advertencia. Un Estado claudicante, impertérrito ante el lujo de unos pocos privilegiados ante la miseria de las grandes masas, es el caldo de cultivo más eficaz para que cunda la anarquía y la desestabilización. Porque, como se puntualizó en un reciente análisis anterior:“el que avisa no es traidor”.
    Así ilustró Walter Curia en diario Clarín, el tema desde la lejanía del Gobierno nacional respecto a este tema y a la acuciante realidad social reflejada por el reciente documento eclesial: “El Gobierno respondió, por la vía del jefe de Gabinete, que la evolución 'no se corresponde con la realidad'. Aún es temprano para saber cuál será el impacto de aquel documento y esta respuesta en la relación entre el presidente Kirchner y los obispos, desde el primer día distante. Sí puede decirse que la suma de jerarquías del cardenal Bergoglio y su incuestionable influencia en la Santa Sede tornan temeraria una frase del Presidente en la intimidad de su retiro en El Calafate: 'A mí la Iglesia no me interesa'. (…) El rostro de (Alberto) Fernández mostraba preocupación, no así el del Presidente, quien se veía ayer relajado tras el almuerzo, una suprema de pollo con arroz integral y agua con gas. Kirchner siempre se mostró distante, desde el primer día, de Cromañón. Su estrategia y la de su Gobierno ha sido la de preservar a la máxima jerarquía institucional del país de una tragedia de alcances imprevisibles en política. La decisión es legítima, pero no ha podido esconder un rasgo de especulación política. Es curioso: el lugar de Néstor Kirchner en la Argentina, El Calafate, es casi una ciudad habitada sólo por extranjeros; no es difícil sentirse aquí por momentos como quien está fuera del país”. 
   
Desde otra óptica, el sociólogo Julio Godio analizó los recientes sucesos de Haedo, como advertencia flagrante para el futuro inmediato:“No es el primero en estos años de turbulencias económicas y políticas en el país. Se le debe prestar atención, porque indica un 'estado de exasperación' que podría -si bien no inevitablemente- generar explosiones socio-políticas de magnitud. Siempre el trasfondo de esos sucesos es una combinación entre malestar por bajos salarios, precariedad laboral, desempleo sensación de humillación por falta o el mal funcionamiento de algunos servicios públicos (en nuestro caso, el transporte ferroviario), etc., etc.
(..) En síntesis: 2006 será un año de alta conflictividad social y laboral en Argentina. Existe el peligro de que se produzcan explosiones sociales en un país que todavía experimenta una grave crisis política, pese a las crecientes capacidades político-institucionales de 'ordenamiento' que demuestra el gobierno de Kirchner”.

   Más claro, echarle nafta.


Crónica de una derrota

   
“Perdió Aníbal Ibarra”, ilustró en toda la pantalla Crónica TV cuando en los relojes daban las 19:11 hrs. Afuera, festejaban con alborozo los familiares de las víctimas de las 194 vidas tronchadas en la masacre de Once. Adentro, los legisladores le esquivaban el bulto al escándalo del jueves pasado suspendiéndolo del cargo por 30 votos a favor. De nada le sirvió al oficialismo la operación burda del pase de Eduardo Lorenzo Borocotó, como los constantes aprietes de los conocidos de siempre destinados a tronchar la lucha de los deudos.  
   
Una hora después, un alicaído Aníbal Ibarra enfrentaba los flashes de la corporación mediática para dar una conferencia de prensa. “Esto no significa una destitución, no voy a renunciar”, afirmó mientras su barra brava coreaba“Aníbal no se va”. Movido por ese apoyo alquilado, el ahora destituido jefe de Gobierno porteño apeló a una torpe parodia de victimización, a salidas pseudo filosóficas y al sempiterno complot derechista.
    Pero todo en vano, porque a pesar de eso en la caída de la tarde del lunes 14 se cumplió la profecía de la difunta Mariana Márquez: Aníbal Ibarra es ya un "cadáver político".

    Y aunque el oficialismo trate ahora de despegarse del vergonzoso papel que le tocó protagonizar en el marco del juicio político al intendente porteño -y asegure que no existe real confianza entre Ibarra y el Gobierno-, nadie duda de que el kirchnerismo intentó hasta último momento salvar a su "socio" de las "garras" de los legisladores díscolos.
    Es oportuno recordar que la alianza entre la "Ciudad" y la "Nación" no es algo nuevo. En enero de 2005, a pocos días de ocurrida la tragedia de República Cromagnon, comentábamos desde este mismo medio que "cada gesto político tiene su significado intrínsico. No es casual ningún acto de hombre de la política alguno y, menos aún, cuando se trata de gente del Gobierno nacional.
    El encuentro entre el presidente Kirchner y Aníbal Ibarra fue todo un respaldo del mandatario a la persona del jefe de Gobierno porteño, a pesar de quienes digan que dicha reunión fue sólo a los efectos de repasar las últimas novedades sobre la tragedia. No olvidemos que el santacruceño no suele encontrarse nunca con la gente con la que no comparte criterios. Es más, suele remarcar puntualmente esos voluntarios desencuentros.
    No hay manera de entender cómo Kirchner arriesga su bien más preciado -su imagen- a efectos de dar contención política a Ibarra. Es evidente que, en su autista mundo, es más importante la política que la gente"
.
    Estas palabras cobran especial significancia en las últimas horas y deberían obligar a los inquilinos de la Casa Rosada a reevaluar su estrategia de trabajo a futuro.


Concluyendo


   Ahora que el jefe de Gobierno ya no es jefe de Gobierno, sería oportuno que la justicia avanzara sobre otros temas:
    1-La responsabilidad de Vilma Ibarra en la masacre de Cromagnon. La mayoría de los funcionarios de la ciudad denunciados respondían a ella. “No había ilícito en la cúpula que no manejara Vilma”, dijo a este periódico un periodista acreditado en la legislatura hace unos meses (1).
    2-Las sociedades anónimas que se encuentran detrás de la figura de Omar Chabán. Será la posibilidad de entender por qué algunos intentaron proteger a Ibarra de tal manera durante estos días.
    ¿Una pista? Jorge Telerman estuvo relacionado con el local denominado La Trastienda que opera la firma Bachyard Sociedad Anónima. Este a su vez está vinculado con Chabán.
    No es poco.

Christian Sanz y Fernando Paolella

(1) "El diputado Jorge Enríquez, anterior responsable de las habilitaciones y las inspecciones, creo que puede aportar bastante luz, más allá de su supuesto ímpetu opositor y su sutil 'borocoteada' del último tiempo. Sabe demasiado sobre lo que no se dice", aseguró una importante fuente a estos periodistas cuando estaban culminabando el presente artículo.

 

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