Para poder analizar de qué se trata la alcohorexia, deberíamos en primera instancia pensar que es lo que popularmente está más aceptado, cuál es modelo de aprobación social y entonces entenderemos uno de los predisponentes de que una persona joven, con un aparato psíquico vulnerable pueda caer en el padecimiento de éste tipo de trastorno que aún no ha sido definido como tal en los manuales, pero crecen cada vez más en las consultas médicas. Afecta principalmente a mujeres, finalizando el secundario o iniciando la universidad.
La adolescencia es una etapa crítica, producto de una interacción entre las condiciones psicosociales y las imágenes culturales que una sociedad elabora en cada momento histórico. De ahí la importancia de contextualizar en la actualidad y en nuestro entorno, las formas de ser adolescente y sus riesgos. Nuestros chicos y chicas se inician de modo más precoz en diversos comportamientos que antes se daban en etapas posteriores. Hoy en día existe la peligrosa obsesión de ser popular, sobresaliendo en alguno de todos los aspectos que a pesar de ser peligrosos están legitimados. Por ejemplo, ésta muy bien visto salir mucho a divertirse, vestir a la moda, ser original o distinto, hacer todo lo posible para ser linda o cool, ser lo más delgado posible y además tomar alcohol.
Claro está que entonces, se las deben ingeniar para que las grandes calorías que aporta el alcohol no hagan estragos en su figura y es así, como se da inicio a la alcohorexia, generando restricción de ingesta calórica los días en los que se va a realizar un consumo excesivo de alcohol.
Los trastornos de la conducta alimentaria están vinculados a una percepción distorsionada de la autoimagen e insatisfacción corporal. Tienen un origen multifactorial y están altamente relacionados con la preocupación por el peso.
Actualmente, existen muchos tipos de trastornos de la conducta alimentaria que se diferencian de los clásicos: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastorno por atracón, llamados Trastornos de la Conducta Alimentaria No Especificados como la ortorexia, vigorexia, el síndrome del comedor nocturno y la alcohorexia también llamada, ebriorexia o drunkorexia, entre otros.
Este trastorno consiste en reemplazar las calorías que aporta una comida completa, por las calorías del alcohol. Es decir, quienes la padecen, en muchos casos dejan de comer para poder tomar más alcohol sin preocuparse por aumentar de peso. Esto puede tener graves consecuencias para la salud, dadas que el alcohol provee calorías pero no realiza ningún aporte nutricional; y en consecuencia, se genera un déficit de vitaminas, minerales y nutrientes que llevan a un estado crónico de cansancio, disminución del rendimiento y propensión a contraer enfermedades.
Finalmente, si éste trastorno no es diagnosticado a tiempo y tratado por un equipo interdisciplinario capaz de resolverlo, los pacientes que lo padecen tienen posibilidades de terminar en un cuadro asociado de doble peligrosidad: la combinación del alcoholismo y la desnutrición, pudiendo culminar en un desenlace fatal.