Después de
cinco años Álvarez vuelve al centro de la política de la mano de quien
siempre ha considerado a cualquier frepasista como un enemigo, y que si además
estaba en Santa Cruz era pasible de las más terribles críticas como también
de bloquearle cualquier tipo de participación e iniciativa política. Me
refiero, claro está a Néstor Kirchner, que por estos tiempos le ha agarrado un
enamoramiento por los ex Fre.Pa.So. que solamente resiste el análisis desde el
barato oportunismo político. Un simple atrapatodo, sin más.
Cuando Álvarez abandonó la vicepresidencia dejó atrás
suyo sin miramiento ni contención alguna a todos los militantes que habían
confiado en ese espacio, para sumergirse en su recoleta posición hasta que el
inconsciente colectivo le permita, como ahora, mostrarlo nuevamente subido a las
prerrogativas de la política. Un desfachatado total sin dudas.
Cómo si en
Por supuesto que mientras todo esto sucede sigue creciendo el
pensamiento y convencimiento de que la clase política no tiene límite, ética
ni moral alguna, en ese corto camino que va desde la lucha por el poder hasta
los negociados que ese poder otorga a ese grupúsculo de elegidos por la
democracia representativa. Por cierto bastante ordinaria.
La realidad es que ahora con Álvarez se va completando el
libro de pases políticos. Como desde hace tiempo atrás otros tantos
frepasistas se han apurado a mover sus embarrados pies para subirse a la
transversalidad como ministros, embajadores, legisladores, secretarios, etcétera
y se han olvidado de los ciudadanos que otrora confiaron en ellos. Por supuesto
que la lucha contra la corrupción también ha sido devorada con el correr del
tiempo.
Así las cosas en nuestra Argentina que pierde la memoria tan
rápidamente como los inmorales pierden la vergüenza y el respeto por la
ciudadanía.
Hugo
Alberto de Pedro