Cuando nosotros éramos chicos jugábamos en la en la plaza, en la vereda o, en mi caso, que vivía en pleno centro de Buenos Aires, en algún baldío. ¿Te acordás? Las indicaciones eran simples: “Cuidado al cruzar”, “No hables con extraños”, “No te vayas con nadie”.
Ahora somos padres y las cosas están más complicadas, porque podemos tener a los hijos tranquilos en la casa jugando con un celular o una tablet y pensar que están bajo nuestra mirada. Pero podría no ser así. De hecho, no es así.
En estos días se conoció el hecho protagonizado por un papá que advirtió que su hija estaba siendo acosada por WhatsApp por un hombre mayor de edad que le pedía fotos desnuda y la mandaba fotos obscenas. Un claro y triste ejemplo de lo que se ha dado en llamar Grooming.
Grooming es una palabra en inglés que se puede traducir como «acicalar». La expresión «children grooming» se refiere al trabajo de desinhibir a un chico. Es ese proceso que los perversos planifican y desarrollan con meticulosidad, porque ahí es donde encuentran el gran placer, convertir a un niño o niña o adolescente en una especie de esclavo sexual, dinamitando su inocencia y generando un daño irreparable.
Este papá asistió al encuentro haciéndose pasar por la nena y al ver al encontrarse con un hombre de 29 años, lo desfiguró a golpes. Por supuesto, hay que decir que la justicia por mano propia no es nunca una buena decisión, en ningún caso, pero en esta situación, además, se perdieron las pruebas. Si el papá hubiera pedido ayuda a la unidad de cibercrimen, podrían haber interceptado los teléfonos antes y recolectar muchísimas pruebas.
Notemos que en este caso, no en todos, el abusador pasó a la instancia de pedir una cita. No hace falta que aclare que ese encuentro puede terminar en secuestro, violación, toma de imágenes pornográficas para aumentar el acoso, violencia física y hasta asesinato. Hay otro tipo de perversos que no buscan el encuentro físico, sólo les interesa la comunicación virtual y probablemente intercambien imágenes con otros delincuentes similares alrededor del mundo (mientras algunos “comunicadores” sostienen y difunden por los medios que no ven nada de malo en la pornografía infantil). Pero, tengamos muy presente que el daño psicológico del chico o la chica, por más que no haya contacto físico, es enorme, muchos de estos casos terminan en suicidios porque no puede lidiar con una situación tan ominosa.
El Grooming o acoso sexual virtual es un tema muy serio, los acosadores se hacen pasar por chicos, conocen los temas que interesan en cada franja etaria, se ponen en contacto con los menores mediante Facebook, instagram, juegos en red, y cuanta situación de intercambio se los permita. En el caso al que nos referimos fue por WhatsApp, La madre de la nena, afortunadamente, advirtió el teléfono desconocido del que la chiquita recibía mensajes.
Lo que busca el acosador es una primera foto, aunque sea mínimamente insinuante, que la nena o el nene accede a mandarle como una travesura, sin tomar dimensión del peligro al que se está exponiendo. Éste es el primer ladrillo para construir todo el edificio del chantaje. Luego vendrán una serie de exigencias donde, con cada foto o video que le mande la víctima, irá quedando más esclavizada a su voluntad. A esa altura ya la habrá amenazado con mostrarle el material a sus padres, a todos los contactos de la escuela, del club o a sus amigos. Porque también sienten un gran placer en hacer la inteligencia del entorno, saben cómo presionar hasta la desesperación.
Entonces, ¿cómo cuidamos a los chicos?
Prohibir nunca es el mejor camino, fundamentalmente porque anula la libertad y, por lo general, resulta inútil. Los chicos tienen una vida muy activa en internet. Hasta hace poco se les aconsejaba a los padres que la computadora estuviera en un lugar visible. Pero la tecnología va más rápido; los chicos tienen acceso a todo desde el celular. Mientras nosotros estudiamos su cuenta de Facebook, ellos podrían tener tres perfiles más y chatear a través de otras tantas aplicaciones que nosotros ni siquiera conocemos.
Las claves son: educar, informar y advertir. Y que los chicos puedan confiar en sus padres.
Desde el primer minuto en que un menor empieza a navegar en internet debe saber que sólo debería chatear o entrar en contacto con conocidos y rechazar a los desconocidos, por más que le parezcan chicos como él o ella. No deben dar jamás información personal, ni familiar, ni de sus amigos. Por más que suene duro hay que contarles con crudeza los riesgos que existen en la red y cómo operan los delincuentes y abusadores.
Correcto el contenido pero no el título. Definir un delito a partir de las preferencias del delincuente es lamentable. Además el delito no es que a alguien le gusten los chicos sino que le guste abusarlos corromperlos y envilecerlos.
Me pregunto ¿Cuáles son las "las redes de la pedofilia" y como es que nadie las denuncia? Tribuna de Pronchistas está a full con este tema, Kualquiera.
¡Otra vez la AUSENCIA DE JUSTCIA hace que se trate este tipo de DELITOS con extensas teorizaciones y recomendaciones preventivas para padres ausentes! Si un padre tiene que hacer "JUSTICIA POR MANO PROPIA", como sucedó en estos días, es porque el ESTADO no le brinda la ATENCION , primero, y la SOLUCION despuès a su situación. Está claro que LOS LEGISLADORES no están consubstanciados con la PROBLEMATICA DE LA SOCIEDAD, están mas atentos a las especulaciones de INTERESES PARTIDARIOS que a las NECESIDADES DE SUS MANDANTES que somos los CIUDADANOS. Es cierto que los PADRES SON QUIENES TIENEN LA PRIMERA Y MAYOR RESPONSABILIDAD, pero el ESTADO debe brindarle el MARCO ADECUADO, en este caso a través de la JUSTICIA, para que los perversos delincuentes, no solo sufran duras penas sino que tengan que afrontar durísimas indemnizaciones, sobre todo por la secuelas que dejan en sus víctimas que podrían insumir casi toda su vida. Es sabido que la mayoría de los abusadores FUERON ABUSADOS, es por ello que se impone cortar con esa "cadena" de perversidad y miseria humana, mas cuando la convierten en ¡NEGOCIO!. ¡Hay que penalizar con dureza a los CAUSANTES y punto! Despuès discurramos sobre la importancia de la educación sexual y todo aquello contenido en el ámbito formativo de la persona. Esto debe hacerse SIMULTANEAMENTE ¿O no saben caminar y masticar chicle a la vez?
Che, AndaNazi, ¿Qué redes usaba Joanna Picetti?
El asunto es mucho más fácil de lo que se supone, lo que pasa es que las complicaciones vienen de un absurdo básico que es creer que los menores tienen derecho a la privacidad. Si le das privacidad a un menor lo más probable es que alguien aunque sea un poco mayor, invada y abuse de esa privacidad. El problema es que el descerebrado progre medio está programado para pensar sólo en abstracciones como la infancia, la sexualidad, los grupos, las etiquetas de grupo, la socialización y la sociabilidad. No hacen falta redes, alguien de seis años puede ser amenazado intimidado o abusado psicológica y emocionalmente en un grupo de Whatsapp de la escuela y no necesariamente por un adulto, lo puede hacer alguien de diez once o doce años. Pero hay mucho más. Entre los chicos de nueve a doce es frecuente que armen grupos de Whatsapp en la escuela y que acepten a cualquier desconocido que diga que es un jugador de fútbol o un famoso. La cosa es incontrolable si la administración del grupo queda en manos de los chicos. Por eso, del mismo modo que no es prudente dejar a los chicos solos y descuidados tampoco hay que dejarlos descuidados ante el celular o la computadora, el recaudo más elemental es que se respeten realmente las condiciones de las redes sociales que establecen que los titulares de cuentas deben ser adultos. Si el chico necesita estar en FB o en un grupo de Whatsapp, el administrador o el titular debe ser un adulto que esté a su cuidado y debe poder ver todos los mensajes que se intercambian. Algunos dirán que cómo les vamos a invadir la privacidad a los chicos. La cosa es totalmente al revés. Los chicos tienen que aprender a no exponerse en lugares públicos, y los adultos tienen que ayudarlos a que no se les olvide.