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DANA D, EN EL FEROZ TRAPECIO DE BABEL

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Y OTRAS HISTORIAS PENDIENTES DE UN HILO
Y OTRAS HISTORIAS PENDIENTES DE UN HILO

CIRCUITO EN D

CIRCUITO EN D

 

Intentaba definirla pero era inasible, un viento raudo sobre la espalda, ese vértigo de asombro y de la nada. Se esfumaba de sí misma, y lo lograba. Ese perfil del punto y coma, donde un paréntesis gana un nuevo espacio, le correspondía y hacía juego con una sonrisa  nerviosa. El poeta buscaba definirla y yo buscaba en su Diario, ese retrato íntimo de un solo trazo. No daba con la palabra, imagen, una descripción que no permitiera ambigüedades aunque ella, Dana D., obstruía sus propias convicciones. Son muchos pisos psicológicos o un laberinto circular, espeso, como una estatua de Buda. Jugaba a una cierta desconocida, que era y no, ella. Un raro aceite le recorría el cuerpo, como esos viejos metales que brillan de todas, maneras. Siempre estaba al tope, si no, no era ella. Una cierta urgencia, la velocidad de la rueda que no cesa de girar. Ese compromiso con estar en movimiento. Buscaba la palabra, una descripción que le calzara. Dana D., era más que un trazo verbal o una oración incompleta. Algo parecido a una obsesión sin punta. Un largo kilometraje de contradicciones. Carretera de soledad en movimiento, se manejaba con toda su carrocería, sin saber adonde la llevaría el paisaje. Unas matas  tupidas de persistente algarrobillo, le enmarcaban esos días de a no saber donde partir. Dana D., un capítulo abierto a un destino confuso, en la perspectiva de lo sinuosamente inconcluso.  No lo sé, pero había una desolación que raspa como una lija metálica y hiere la profunda piel. Le gustaba mostrar su cuerpo con una esbeltez ya no tan firme, algo dudosa por el tiempo. La cara de un mal puñetazo, rompía cualquier otro atractivo.

Pero allí estaba suspendida en su propio aire, en sus días extremos, donde había rabia, dolor, energía, su manera de patear la soledad.  Llegué a un párrafo, a una frase, y me estacioné. “Es el inicio de la dispersión obsesiva”. No avancé más, por ahora. Cerré el Diario, debía concentrarme en una Nota. La redacción giraba como los molinos de viento. Las aspas se sienten cortantes, con sus manos de gigantes y largos dedos apuntando hacia el cielo pero que es tu corazón. Debió dolerle a Alfonso Quijano ese manotazo de la realidad hace 400 años. Eran treinta o cuarenta con brazos de casi dos leguas y la batalla prometía ser fiera, desigual, como suele ocurrir con toda aventura que parte de cero y le roba el sueño al mismo escudero. Se rompen lanzas, pero no sueños. No durmió esa noche de gigantes, el Caballero, emparchó su lanza con un ramo seco y le dio todo el pensamiento de su memoria a Dulcinea. Los sueños hay que vivirlos, para eso se sueñan y sólo eso son.

 

·        EL MISTERIOSO ARTISTA DEL CALENTADOR


En cualquier ruta, camino, pueden surgir gigantes o enanos torcidos. La historia y la vida común y corriente están llenas de ejemplos simples. No hay que atravesar un desierto para pasar un camello por el ojo de una aguja. La vida te da sorpresas. El Editor se ha detenido para verme reír mientras leo el Diario del Poeta, una de sus historias y aventuras de la vida real. Caballero de la Triste Figura. Me ha dibujado un calentador de agua a gas. Blanco, de losa esmaltada, tamaño regular, unido como con un tubo ancho de acordeón al exterior. Los técnicos, plomeros, gásfiter, se lo instalaron y calentó una mañana, pero al día siguiente ya no. El gas no pasaba, se compró la válvula y volvió a calentar dos días más. Lo nuevo no es condición ni seguro para el éxito. Agua fría por esos días para atemperar el cuerpo. Vino el técnico con su carrito lleno de herramientas, repuestos y conocimientos. Abrió el calentador, probó, y nada. De pronto vio  dos cablecitos picados. Estaban nuevos,  de paquete, pero  picados. Uno negro y otro verde. Aquí está el daño, sonrió. Fue al vehículo y trajo una pieza nueva con todos los alambritos de paquete y lo instaló. la magia del agua caliente había vuelto, al menos por esa tarde. A la mañana siguiente, volvió a desaparecer el agua caliente. Un misterio del viejo Londres. El técnico volvió y más extrañado que en un principio. Traía en el apuro, todo su arsenal de investigación para resolver el caso. Entró con una sonrisa y una mirada de incógnita: la x sin despejar aún. Miró el calentador y comenzó lentamente a desmontar su fachada. Intentó limpiar una cañería. Observó. Nada. De pronto el agua tibia fue descubierta. Los dos cablecitos, el negro y el verde, estaban picados en el mismo lugar. La risa nerviosa no se hizo esperar. No había una explicación lógica, se había apoderado lo fantástico del calentador. El día espléndido, un sol de verano. Nada conspiraba para no dejar de pensar y reír. ¿Agatha Christie, que habrías hecho, sutil dama de niebla y acertijos? Buscar o armar una intriga. Mantener en una habitación a todos los residentes de la casa y someterlos a un interrogatorio sutil, para armar el futuro rompecabezas. ¿Dos cables de un mismo color, la prueba del delito. Revisaría la dentadura de cada sospechoso o buscaría la herramienta presumiblemente utilizada? ¡Aquí hay un caso, exclamaría!, en el silencio de su trama. ¿Seria algo elemental, Watson? Hércules Poirot, en cambio, alzaría el ridículo bigotito y pondría los ojos en interrogante. Más suspenso y manos a la obra. El técnico miraba como suspendido en una nube. El Poeta señaló con el dedo El tubo expansivo de aluminio, el acordeón que expulsa el calor. Conducía hacia el exterior de la casa, una ventanita aún abierta. Por allí debe entrar, dijo, algún bicho. Murciélago, ratón o cucarachas. La predilección por los cables y quizás sea un murciélago que ve esos dos colores: negro y verde. Risas, porque el caso estaba aparentemente resuelto, aunque no estaba identificado el autor de la hazaña  nocturna. Habría que esperar la mañana siguiente, para saber sin en verdad se trataba de algún artista del trapecio y del juego nocturno era el culpable. El agua caliente de la mañana siguiente sabia a gloria. Sobre la cabeza el chorro inundaba el cuerpo, el descanso reparador matinal, las mallitas habían vencido al oscuro personaje nocturno, noctámbulo, nochero, viudo de atardeceres y crepúsculos, el señor del Trapecio. ¿Qué habrá dicho el personaje cuando se encontró con su pasaje  secreto cerrado? Debió regresar deprimido y quizás comprendió que su juego había terminado. Qué explicación habrá llevado a su casa, porque sin duda contaba  en que se entretenía esas noches cálidas  o de lluvias espectaculares. ¿La noche es mala consejera? ¿La noche es larga, insoportable insomnio de la espera? ¿Hay más claridad en las noches? La luna llena sin duda le acompañaba para el éxito de sus hazañas. La noche es un ascensor bilingüe, a veces enmascarado, sube y baja con un mismo espesor, la asfixia y la alegría. Se detiene en los pisos psicológicos de quien viaja por el hilo delgado de la penumbra.

El hilo se suspende así mismo, se deshace y vuelve atar el nudo  en el aire. En algún momento se cortará y la memoria será en el tiempo vacío de la  noche el nuevo hilo soñado. Es un círculo que se abre al despertar y vuela. Todo lo que viene, queda pendiente, en un hilo, la travesía del día en cualquier punto del planeta. El mundo que rueda en su calabaza de humo, se parte con un soplido, vuela, y nadie pareciera oír el ruido que hacen las calaveras al caer por las escaleras, despeinadas, pálidas, sin un gesto de dolor. Un  cartel escrito con letra infantil, descuidada, dice: Polvo eres y en polvo te convertirás. El tiempo no olvida/deja tu cuerpo al pasar/convertido en nada más... que polvo. Así entona una vieja canción un jardinero con sus manos llenas de rosas. Se llena de una luz  tenue el portal de la casa y las sombras comienzan a salir. Buenas noches, noche.

Después el mundo da vueltas como la cabeza insomne en la almohada. Miro el ventanal y no pienso en nada. La televisión piensa por todos nosotros y lo repite durante el día. La imagen se hace eterna. El mundo se presenta a pedazos y en colores. La fiesta de la muerte, la alegría, el vicio del epitafio compartido. El  horror es religiosamente exacto, bíblico: ojo por ojo. Los cuervos parecieran ser eternos. Se ven en nuestros ojos.

Al otro lado del mundo, Dana D., pacientemente  herraba su camino diariamente. La mula del diario vivir en el limite del frío, soledad, del espacio, el tiempo y la geografía. Alguien creía que le pisaba los talones y presiento que era ella misma. Solo en el mar se sentía libre de alguna manera. Giraba un paso más allá del fin del mundo. No me fabriques historias, reclamaba. Cuando el suspenso era real, se abría así misma y ya nadie la atajaba. Jamás tuve una experiencia así... caminé en una playa solitaria con el viento oeste en mi cara...  miraba el mar, la estepa allí nomás... los arbustos secos, redondos- como gigantescas bolas rodando hasta desarmarse hundirse y desaparecer en el mar... el Oeste se trae todo de la estepa... y el mar recibe... toma... te lleva...  te atrapa... una gaviota me pasa rozando...  que hago ahora?  Dana que té pasa? Desmoronada, desarmada, no soy tan fuerte... la mente  supera al físico alguna virtud me cabe en este mundo loco, no?...... y la receta: solo Diana sabe de ese budín... y te iba a contar q’ las nueces tienen q’ ser de El Bolsón, allí en la Cordillera. Dana se fugaba de todas partes, pero nunca tanto como de sí misma. Se montaba en su bicicleta a pedalear el confín del Sur, a quemar el tiempo, tensionar los músculos, desprenderse del atardecer. Se vaciaba en las playas despojada de sus arenas personales  y ya no estaba con ella misma, sino en ese singular viaje del no estar. El mar ya la retornaría a su curso en algún momento, el que avistaba cada mañana desde su pequeño apartamento incrustado en un vecindario del cual solo sabia sus rumores. En las playas solitarias se documentaba en el monólogo que repasaba como en Diario de Vida sin publicar”: cuantas ilusiones trae el mar y navegar. Y mis planes centrados en el Bar, tanto tiempo sin ir, dos meses. Me vestí sexy con breteles  finitos y gris, con un soutien que asomaba con mucha sensualidad y allí él en una mesa con tres hombres más. Luego venimos al champán, dije, y me alejé a un lugar donde podía verlo, donde me viera. Me saqué el abrigo y sentí sus ojos clavarse en mi espalda. Me crucé tantas veces con su mirada, es tan fuerte, descarado diría. Qué manejo en el medio Atlántico con desconocidos, pensaba, improvisando con éxito, y con este hombre no puedo cruzar más de dos o tres palabras. Me cierra las puertas creo, se cruza de brazos frente a mí. en un momento se fueron dos  amigos de su mesa,  quedaban él y otro  y dos lugares libres, fui con mi amiga S y me senté enfrente hasta las 2 de la mañana. Nos fuimos con S y él se fue, lo volví a cruzar en la avenida yendo a su casa, al partir nosotras. ¿Qué me pasa que no puedo actuar. ? que no atino a decirle... ni siquiera por qué me miras?,eso debería preguntarle... pero ya está...Me  acordaba de tí... es increíble como estás en todos esos momentos tan buenos para mí, como tus palabras resuenan en mis actos...pienso en ti como en alguien en quien podría contarle todo...sin vergüenzas...sin temor al ridículo. Ahora pienso, ojalà aparezca alguien que me lo saque de la cabeza  y del corazón. Vendí mi auto... el martes quedo a pie, tal vez por 30  o  60 días...  hasta que llegue el nuevo...  no es un problema querés una camioneta? Preguntó el Rubio,  cuando la necesites te la pido. eso necesito de ti Rubio, necesito no solo tu camioneta, sino todo tu chasis. ahora dime, tira toda esta basura al tacho, ....pero me gusta mucho ese hombre.......¿será realmente hombre?. Había un infinito en su pensamiento, un nunca acabar, ese círculo de ideas que se atrapan así mismas y muerden con rabia la cola. Too much, para terminar con su propia frase y eso no era todo. La cuerda floja era su propio equilibrio. Después de todo el mundo rueda, sólo que el hombre no ve la misma piedra bajo su pie.

·        EL ATAÙD VIVO DEL GENERAL


El Sur son tantas cosas y muchas de las cuales, es imposible olvidar. Hace 90 años, un 25 de noviembre, nació una criatura singular, que arrastraría la republica del confín del mundo, Chile, desde el desierto a las gélidas tierras y hielos antárticos famosos. Hizo y dijo tantas cosas, hasta que perdió la memoria, que los muertos y desaparecidos bajo sus órdenes, le recuerdan cada día en sus noches. “No me acuerdo, pero no es cierto, y si fuese cierto, no me acuerdo” Una frase que la historia recoge en su water closet. Sí, es el último exabrupto (eructo) verbal del general Augusto Pinochet, cuya desmemoria es ya legendaria, desde que fue detenido en Londres por todos los cargos que la infamia es capaz de reunir en una sola alma. Tengo que haber sido yo, porque era el único que podía hacerlo, dijo frente a su viejo camarada de represión y muerte, el general Contreras, ex Director de la DINA, el servicio secreto que asesinó, hizo desaparecer personas y torturó en el Chile de Pinochet. El desmemoriado, se olvidó de su frase más famosa: No se mueve una hoja en Chile  sin que yo no lo sepa. Cerró en su puño y la mantuvo por 17 años, la libertad de Chile. Ahora todo es olvido/mentira/dios me perdonarà/yo cumplía órdenes de Satanás. Justicia, /Justicia, Capitán general. El arresto de 503 días en Londres, por crímenes de lesa humanidad, el pasado siglo, un 17 de octubre de 1998, debió bastarle a la justicia chilena para proceder y enjuiciar al nonagenario ex dictador. Pero prefirió la  impunidad cómplice. Nunca es tarde, pero Chile es una larga sombra de injusticia. Un esqueleto sin vela en este entierro de la verdad y la justicia. El caso Pinochet es de los más patéticos de la historia. Una telenovela sin fin. Los cadáveres no cuentan. Los desaparecidos menos, porque no se ven. Los torturados ya tienen piel. Que Dios ampare al dios de los dictadores. El general Pinochet, hijo de un funcionario aduanero, se encaramó en la presidencia de Chile, tras el asesinato de Salvador Allende, presidente constitucional. Y ya no se detendría ni frente a su espejo. Cuenta la historia que su mujer, Lucía Hiriart, lo empujó al putch y después  lo manejó como el cadete gris que era en la Escuela Militar. Pinochet ha vuelto a ser procesado por crímenes y desapariciones de personas, por fraude fiscal, falsificación de  identidad y otras menudencias. Silvia Papa, la secretaria dela Corte de Apelaciones de Chile, le comunicó el arresto. El general blindado, está bajo arresto domiciliario en el día de su cumpleaños. Pero allí llegaron sus admiradores a cantarle el  happy birthay en alemán. Lo cierto es que lo están juzgando, o piensan hacerlo, por corrupción. Sus allegados comentan  con nostalgia  el pasado de fiestas faraónicas: “le gustaba servir la mejor comida; muchos mariscos. Él jamás probaba empanaditas ni ensaladas. Le encantaba que le tocaran Los Viejos Estandartes, Lily Marleen y, por supuesto El Rey, se emocionaba con esta canción. Es tan doloroso verlo así, ahora. El mejor regalo sería que él probara que las acusaciones en su contra son falsas”. Tarea  imposible, que la justicia hasta ahora ha podido cuadra en un círculo de horror y espanto.
”Yo fui a varios de sus cumpleaños hasta hace un par de años. Asistí a CasaPiedra cuando cumplió 80 años, quizás el único en que hubo una fiesta como tal. Había dos mil o tres mil personas, muchas tortas. No entiendo cuál es la idea ahora, matarlo, que pase el cumpleaños lo peor posible. Es el colmo, es una alevosía, qué costaba haber esperado “, dijo la diputada María Angélica CristiT. Todo lo que hice, todo lo que actué, todos los problemas que tuve, se los dedico a Dios, ha sentenciado Pinochet en medio de su último kafkiano proceso. Me quiero morir, ha dicho, advertido. 90 años es un tiempo largo, pero debiera esperar hasta que aparezcan los desaparecidos. Hay que velar en vida al General, muchas velas para que se iluminen los muertos de Chile. (El Viejo Estandarte de la Muerte es el sainete de Chile, que espere el Gran Taimado el turno de Chile, la Patria es primero General, la muerte no es cárcel, denos una pista sobre los muertos de Chile, todos sabemos que usted fue, que hizo y deshizo... el tiempo se le acaba, no aún, pero da el estirón de los tramos finales, Chile necesita descansar en paz, con la recuperación de sus desaparecidos y  enterrar sus muertos.) La justicia se ríe de Chile.


El país le hace una cruz y se va con sus muertos.


Al país lo crucificaron los malditos sepultureros/caballeros de sombreros/señores del mal, agoreros/policías, mercaderes, sepultureros/ que el cielo les confiese y les entierre/sus palabras mentirosas/canallas así no es la cosa/Los muertos hablan de justicia/honor, valor, no del gran patrón.

Pinochet se acabó, no existe, ha dicho recientemente el presidente chileno, Ricardo Lagos. ¿No existe para los Tribunales de Justicia?  ¿Ni para los recaudadores de impuestos? ¿Un entierro antes de tiempo? ¿La historia ya fue enterrada? ¿Un país necrofìlico?  No, que se presente su cadáver como prueba de tanto delito. Más de tres mil muertos y desaparecidos, unos 30 mil detenidos y torturados y un millón de exiliados. Es ese el balance del olvido. Cuando subo a un ascensor sé que no llegaré al cielo. Sólo a un piso no tan alto como la realidad misma. Desde allí, sobre el ventanal la historia repasa su lección. Chile está lejos. Un país que cuelga frente al mar. Chile es Sur, un alero en el fin del mundo, ala en el vuelo, Cóndor de la cordillera, blanca nieve, Chile país desierto de Norte a  Sur, parece un lucero no un muerto. La guitarra es mejor que el lamento.



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        EL BLOG DE ARENA


Al otro lado el mundo no es mejor. Calabaza rota la cabeza del hombre. Las cruces frente al ardiente Rancho de Texas. La muerte llega a diciembre invicta. Perseverante como pocas, la muerte entra de espaldas y se sienta en un bar a contar los muertos. Cae nieve, sol, lluvia, el viento del desierto, la misteriosa montaña se lleva el tiempo, a la muerte no le importa, siempre se arrastra  con algo. Suaves mantas de olvido, para Chile. La avestruz enseña sus dientes de oro y la libertad  se hace un poco más estatua. Un mundo circular para la noche de la historia. La nieve llega al Norte y el verano al Sur. Algo más debiera brillar en los ojos del mundo, que la blanca nieve sobre la puerta de tu casa o el sol Sur que hace brillar la montaña y el mar. A solas nos hemos quedado con la historia reciclada por la miseria, el terror, la mentira, la salvaje hora de la guerra. La muerte es un apostolado en Irak, Afganistán, en cualquier calle mal atravesada del mundo y se rinden honores en los campos de tortura. He aquí el mundo, diría un poeta de verso patético, asombrosamente real. El mundo no está para poesía, poeta, coagula por la herida su  presente. La muerte purga a su competencia. La desesperación se documenta en un Blog, en el frente de batalla. ¿Una idea de sobrevivir con la última palabra? El Frente es una correa de transmisión de muerte. El capitán D. Bout, se inspira  en el sol, a quien, él, invasor, le otorga la divinidad del dominio y reinado sobre todo. ¿Lo ve como un Dios, agresivo o hermanado en al desesperación? El sol se apaga  al anochecer, Bout, y debe mirarlo a usted y a sus tropas con compasión y un poco de desdén. Así mira el paisaje a los turistas. También le asigna un rol militar, como  lo que es realmente, un arma natural del enemigo. “El sol es completamente despiadado; aquellos bastante tontos como para llorar en medio de un ataque encontrarían que sus lágrimas se evaporan antes de golpear el suelo”. La muerte no permite el llanto, quizás los ratos libres, donde el ocio carga con el futuro ataúd, capitán Bout. El soldado de origen indio, Neil Prakash, no tiene reparos en describir, al son de su propia demencia, su placer por la  muerte y la guerra: ¡Mi sonido favorito es el de un F-16 durante un ataque aéreo- adora las explosiones!: “Es simplemente alucinante cómo se ve un tanque cuando está matando”. Un verdadero soldado de la Libertad. En su blog “Just Another Soldier”, el ahora reservista, Jasón Hartley, opinaba con realismo: “Ser un soldado es vivir en un mundo de mierda. Desde el tipo que cocina mi comida y lava mi ropa hasta los pilotos Apaches y los Boinas Verde que replican todo lo de Hollywood, nuestras vidas están en una constante estado de fiasco”. Su blog fue cerrado, tanta libertad apesta, más cuando es confesional. Leonard Clark, describió al capitán de su batallón como un “buscador de gloria” y a su sargento como un “monstruo inhumano”, se hizo notar cómo muchos soldados dudaban de la guerra en Irak. También fue censurado. Las guerras sólo hacen libre a los muertos. Blogs guerreristas, poéticos, simples cronistas,  así los califican. La guerra es un sapo feo. Hoy  le devolverán a las madres y viudas norteamericanas, no sólo las pertenencias personales, sino  la Laptop, el registro más personal de la propia muerte. El último clic del soldado. Titulo para un filme. Atravesado pro la palabra. La Torre de Babel toma su venganza en Irak. Revuelve las letras, el abecedario y una sola palabra aparece en la pantalla: Muerte. La aventura en el Frente se paga con la vida por delante y por detrás. Ya nada queda. El sol vuelve a repasar la zona de combate. Levanta la arena el desierto. Un viento helado recorre a los muertos. Un soldado apunta en su calendario: un día más.



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        GEORGE LE ESCRIBE A SANTA


¿Qué dirá el Blanco Blog de George? “Sigue ardiendo  el Rancho.  Estoy en el sótano de las encuestas. Debimos secuestrar la lámpara de Aladino y frotarla hasta que aparecieran las armas de exterminio masivo. El pueblo debe tener fe: para navidad puede encontrarlas Santa Claus en alguna de las chimeneas de los Palacios de Saddam. Debimos adentrarnos antes en el lado oscuro, para llegar a tener claridad.¿o somos nosotros el agujero negro? Dame luz Oh Blog de mis últimos días.  Mejor voy a tocar la trompeta del retiro de la Caballería, no sea que alguien me monte en el caballo Apocalypsis Now.” PD: Querido Blog, no fui yo el que lo dijo primero. Un último deseo: Santa, te escribí una cartita en mi blog. “Querido Santa: El mundo se ha hecho muy difícil para un niño como yo. Me encuentro algo sólo, ya no tengo con quien jugar. Tengo terror a salir a jugar al jardín de mi Casa Blanca. Las rosas me miran hurañas. No hay tiempo más que para cortarlas. Siento que el tiempo hiela mis manos, el corazón se congela y el invierno recién comienza. ¿La Guerra Fría ya terminó en el Polo? Necesitamos buenas noticias. ¿Hay petróleo en el Polo? Estamos en guerra, Santa, mi juguete son sus malditos pozos negros, que  tanto necesitamos para mover las ruedas de mi Imperio y aceitar los bolsillos de sus dueños. No soy bueno escribiendo, ni pensando pero si imagino cosas.  Veo unos duendes negros  picando hielo sobre el respaldo de mi cama. ¿Son Demócratas, árabes, talibanes, Santa? No pases por Guantánamo, Bagdad o Afganistán, esas tiendas las atendemos nosotros. No es cosa de competencia, sólo una cuestión de mercado, ley de oferta y demanda, cono algo de monopolio. Si vieras CNN, me ahorrarías tantas palabras. Los tiempos han cambiado tanto: desastres por todas partes. Algunos muy naturales, otros, nosotros mismos. Necesitamos una receta tuya, algo así como una galleta mágica para endulzar diciembre. Pero, temo lo peor. Antes de finalizar, no me tortures con la idea de enviarme con tus  enanos rojos una carta  con una carta vacía con un sobre negro lleno de cruces. Algo me soplaron los vientos del Polo Norte. Ya sabes la capacidad de mis satélites, cámaras ocultas, espías y mis enanos censores, mensajeros. El Bien y el Mal, son algo relativo. Mi mensaje de fin de año, se basará en la filosofía que No hay Bien, que por Mal no venga. No haz pensado, perdona este giro de la carta, en trasladarte a la Casa Blanca y desde aquí repartir tus bendiciones. Necesito popularidad, Santa. La Biblia se topa con el Corán. Todo mi alcance resulta limitado. Necesito Viejo Zorro, algo como los cuentos de Las Mil y Una Noches. Mis cuentos ya nadie los cree. Si pudieras repartir a los niños del mundo una Casa Blanca, que dijera: La Casa de tío George es la (de) Casa Santa. No sé, algo así. Arregla el mensaje y pasa por tus honorarios. Y podrías agregarle: Si el mundo fuera de la mano de Tío George, nadie nos atajase. No vuelvas con tus bromas y amenazas de lanzarme una bola de nieve para sepultar la Casa Blanca. Puede que esté allí durmiendo.

En la vereda del mundo se navega sin brújula. La nave es un leño a la deriva.  No es una metáfora, poeta. Se detiene un ascensor en el piso equivocado.  El petróleo le arranca los ojos al mundo. Cuervo que bien pagas nuestros pecados de gula energética y de bolsillos cromados en verdes monedas. Muros, migración, muerte, mierda, mundo, todo se recicla. Todo es construido por la mano del hombre. MH, una marca registrada. Made es con M, y también Man. La raza humana se deshumaniza en todos los frentes que puede y se hace sombra así misma. ¿Que es más despiadado, la naturaleza o la naturaleza humana? Pregunta incompleta. ¿Qué empuja al hombre a tanta destrucción?. Ya estamos preguntando en serio. La naturaleza se defiende en su propio cuadrilátero. Sobrevive si no se rompe la cadena de eslabones que la sostiene. Si no, su sensible esqueleto de madre proveedora no rezongaría de esta manera. En Papua, Nueva Guinea sus famosos atolones del delta del Carteret, estàn desapareciendo, engullidos por el mar. Hay otras islas (Las Marshall o las Maldivas) en peligro de extinción como los animales, las aves, el hombre. Migran las aves, pero el hombre levanta  muros,  promulga leyes, ponen siete llaves a las fronteras, aunque en el pasado y aún hoy, esas mismas naciones, no creían en las fronteras y conquistaban territorios a miles de kilómetros de sus metrópolis. Instalaban sus carpas de campaña y se quedaron por siglos, hasta que la tierra se secó y sus habitantes  decidieron que era hora que se marcharan a casa. La frontera norteamericana Mèxico-Estados Unidos, se ha transformado en el paso de la Muerte, en sus tres mil kilómetros vigilados, patrullados, en permanente estado de alerta. Un muerto por cada kilómetro. Tan cerca las Naciones Unidas de esa cerca, muro, y no dice nada. Si no se apoderar de las materias primas, el Sur viviría en paz, muy pocos tendrían que salir con tanta riqueza que las mayorías no pueden disfrutar. Se siente, huele, el olor a miedo, a desesperanza, temor, inseguridad, a todo lo contrario de la libertad,  cuando alguien quiere pasar, entrar, buscar, hacer una vida diferente-eso cree, eso busca- en el Norte y ese alguien es del Sur. Cruje de un salivazo de serpiente la corrupción por las cuatro fronteras y el alma del inmigrante que atraviesa en un vagón de sueños comienza a caer a pedazos desde que topa el desierto hacia el asfalto de la felicidad. Tantos  millones que siguen viviendo en el limbo, rodeados de sueños, sin papeles, dentro de un vagón de carga. La vida es este vagón sin sol/la muerte nos acompaña/mi alma desolada es un desierto/sòlo echa a rodar mi voz/y pensamientos una noche sin fin/Abràzame en tu lejanìa/para que no duela el corazón/¿Por qué nací en la frontera del dolor? Baja calendario la fecha/Sube el termòtetro del sol/para brillar mejor/en esta soledad/La vida es este vagón sin sol/la muerte nos acompaña.

La iglesia católica nos quiere dejar sin limbo, borrar ese estado tan natural en la tierra. El decreto  para borra el limbo de nuestra existencia, está por firmarse en el Vaticano. Es un lugar lleno de almas que no conocieron Dios. Dante le llamó “noble castillo” Es un viejo tema debatido por los siglos de los siglos por la iglesia, pero seguirá existiendo en limbo en la tierra. Ese estado de la nada en que viven millones de personas. Los perseguidos en la sombra por el stablishment. Los expulsados. Humillados, encarcelados, vejados, olvidados. Esos que nunca los dejaron ser niños.

·      DE SANTA AL NIÑO GEORGE

Querido George: Recibì tu cartita, claro, me refiero a una que enviaste hace màs de medio siglo. Uffffffffff, cómo cambian los tiempos. El mundo era otro, vivíamos a menor velocidad, si hasta el trineo rendía más kilómetros por hora con menos tráfico. Tú sabes que mi combustible son las sonrisas de los niños. Cero petróleo. Sigamos con tu mensajito, cuando no pensabas en ser Emperador. Me hablabas de un Sueño, Libertad, Prosperidad, Amor y recuerdo la Estatua de la Libertad que dibujaste abrazando el mundo. Una idea muy original y quizás interpretaste a los franceses que se la donaron a los norteamericanos. Sé que te compraste un Rancho muy grande en Texas y que allí pasas más tiempo, a veces, que en tu Casa Blanca. Ahora comparte el Rancho con unos activistas antiguerra de Irak, lo que no está mal, porque en verdad, tú que lees la Biblia, las guerras sólo permiten construir armas, ataúdes y odio. Hasta yo me siento mal haciendo juguetes. Me decías que el mundo cuando caía nieve se hacía más blanco, más puro y silencioso, y que me veías deslizar por las noches desde el Polo con mi sonrisa sin importar color o condición humana alguna para todos. Estabas inspirado George, cuanta verdad en tus pequeñas palabritas. Los niños no mienten. Los niños son mi propio corazón y es su magia la que me permite seguir viviendo. Yo quiero enviar un  saludo especial a un niño llamado Charlie, en Colorado, sé que escuchará mi mensaje y quiero compartir con él estas navidades, porque él nunca perderá la fe en las personas, porque su sonrisa continuará abriendo con la Llave Mágica de Colorado, las sonrisas de las personas. La magia está en nosotros mismos, George. Hace más frío en la tierra que en el Polo, donde nos preparamos para tu felicidad George y de todos los que tienen alma de niño y creen en la humanidad, luchan por los demás. Cuando eras niño, tu responsabilidad era ser feliz y vivir sin mayores sobresaltos para ti y tus padres. Pero ahora, el azar te puso en las manos el mundo. Ni más ni menos, George. La pelota más importante  en todos los juegos del planeta. Debes saber como  jugar, batear, para que la pelota no se pierda en el campo de juego. Estás con las bases llenas, pero en contra. Todos los ojos del Estadio mundial, están sobre tus espaldas. Quiero decirte algo con la confianza que pusiste en mí cuando me escribiste. No vuelvas a mentir, no mientas más, las mentiras nunca son necesarias y las tuyas no están comprometiendo a todos. No buques más las armas de exterminio masivo están en tu mente y es más fácil guardarlas bajo las rojas alfombras de las Naciones Unidas en Nueva York. Si vas a retirar la Caballerìa de Irak, hazlo, y pronto, que esa guerra está perdida de aquí a la China. Pero no ilusiones a los soldados, sus madres, a  tu propia nación y el mundo con palabras fantasiosas. La mentira es una inmensa bola de nieve que podría hacer desparecer la propia Casa Blanca. Te sugiero que bajes tus jinetes del Apocalysis y que estas navidades no sean un discursito más. Aprende de los huracanes, que la historia se repite.

    Un abrazo, SANTA CLAUS.

SILVIA BANFIELD©2005

 

3 comentarios Dejá tu comentario

  1. que gran historia! MI historia personal..... nunca pensé que estaría acá .... gongrats a Rolando G y a ti Silvia B

  2. realmente me gustaría conocerte.... has dejado momentos inolvidables de mi vida con una prosa increíble.... lo releo y me rio.....

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