Soy un ferviente defensor de la igualdad del hombre y la mujer; entendiendo que la igualdad es una de las formas de la diferencia. Esto que parece un contrasentido no es así, veamos a qué me refiero.
La primer ley de la lógica (Aristóteles) dice que A es idéntico a A, o sea que, algo es idéntico a sí mismo. Para hacerlo bien visible diríamos que 1+1 = 1+1.
Ahora bien, si yo digo que 1+1 = 2 estos dos términos no son idénticos, son iguales; no son indistintos pero sí podemos considerar que tienen la misma valoración o consideración.
¿A dónde quiero llegar con todo esto? Simple, pretendo exponer el hecho de que las personas no somos idénticas, nuestras acciones no son idénticas así como tampoco lo son nuestras capacidades ni nuestras preferencias; por ende, tampoco son idénticas “las consecuencias o los efectos de nuestros actos o valoraciones”.
Somos individuos, somos seres individuales, únicos e irrepetibles, idénticos sólo a nosotros mismos, nuestra individualidad nos identifica y representa nuestra identidad.
Dentro de las diferencias entre las personas, encontramos un sinnúmero de aspectos: raza, credo, físico, capacidades, intelecto, personalidad, preferencias y el sexo, entre otras tantas.
Esas diferencias no sólo son saludables sino que son imprescindibles. Por ejemplo, si no existiesen las diferencias entre el hombre y la mujer, la especie humana simplemente se extinguiría.
Pero más allá de esta obviedad, también existen otros aspectos enriquecedores; la variedad de intereses y capacidades no sólo nos permite convivir sin que estemos todos compitiendo por lo mismo (si todos los hombres fuésemos idénticos estaríamos persiguiendo a la misma mujer, queriendo las mismas cosas o procurando el mismo trabajo); sino que las diferencias, amplían nuestras posibilidades de desarrollo al extender un abanico gigantesco de posibilidades, posibilidades que ninguna persona solitaria tendría la capacidad y el tiempo para abarcar.
Aclaro antes de seguir, que estos conceptos se aplican tanto a los hombres como a las mujeres, lo digo porque nunca falta algún desvelado (también se aplica tanto a los hombres como a las mujeres) que busque un aspecto retorcido del escrito.
Ahora bien, existen identidades grupales, las que nos dan pertenencia a un grupo. Una persona de tez “amarilla” y ojos rasgados es un oriental; una persona en una cancha, viendo un partido con la camiseta puesta y alentando es un “hincha”. Todos los asiáticos y todos los hinchas son idénticos en esa condición (A=A, hincha=hincha) pero diferentes (hincha de futbol, rugby, etc). En realidad sería más apropiado decir que son igualdades grupales más que identidades, este es un problema del mal uso del lenguaje.
Todos los tenistas son iguales, en cuanto su “identidad” como tenistas, pero diferentes en cuanto su individualidad. Existe una “general de la ley” que los hace a todos iguales y algunas particularidades que los hacen distintos.
De igual manera, todos los seres humanos son iguales, en cuanto a su “identidad” de seres humanos, pero diferente en cuanto su individualidad.
Roger Federer y yo, en nuestra condición de tenistas, usamos raquetas, pelotas y canchas que nos “identifican” como tenistas. Esto no implica ninguna acción “activa” de nadie, esa acción (valga la paradoja) es la no acción, o sea, no impedir u obligar nuestro reconocimiento como tenistas (igualdad de derecho).
Esto no quita que Roger Federer sea sensiblemente mejor jugador de tenis que yo. Si quisiese que fuésemos idénticos (igualdad de hecho), debería darle a él, una paleta de ping pong y una cancha de futbol de su lado al enfrentarnos. Esto alteraría absolutamente las condiciones de igualdad que nos “identifica” como tenistas (no se juega al tenis con una paleta de ping pong).
Del mismo modo, nuestra condición de iguales como personas, por nuestra “identidad” de seres humanos, no implica ninguna acción “positiva” por parte del prójimo; sólo obliga a la “no acción” contra la vida, la libertad y la propiedad ajena; o sea, los únicos, verdaderos y fundamentales derechos humanos.
Ahora bien, si tanto Roger Federer como yo somos tenistas, ¿por qué no cobramos lo mismo? ¿Únicamente porque él juega un poco mejor que yo?, para nada. Si las personas odiasen el tenis y les gustase la comedia y el absurdo, sin dudas yo sería millonario y él pobrísimo.
Las demandas (preferencias) de las personas, son las que le dan valor a las ofertas individuales. Es porque la gente prefiere el buen tenis que Federer gana más que yo, así como el buen modelaje de Gisele Bundchen, la calidad literaria de Cristina Bajo, la voz de Andrea Bocelli o los análisis de Oprah Winfrey. A pesar de que soy el modelo típico de “macho blanco heterosexual” de esta “sociedad machista y patriarcal”; mujeres, negros y ciegos ganan más que yo. ¿Debería organizar una marcha?
Lo único que tengo derecho a demandar, es a que se respete mi vida, mi libertad y mi propiedad; pero si exijo que se vendan la misma cantidad de mis libros que los de Cristina Bajo, que se me dé un programa de televisión igual al de Oprah Winfrey o que gane tantos torneos como Federer, necesariamente estaré afectando la propiedad, libertad y vida de mis “rivales” y de los consumidores.
Millones de personas pagarían una fortuna por un recital privado de Andrea Bocelli, pero dudo que alguien pague un centavo para ser su copiloto en una carrera de autos; no lo eligen por su ceguera sino por su voz; tampoco se dejarían operar por Cristina Bajo o por Oprah Winfrey.
Este absurdo es similar, aunque menos evidente, a los denigrantes cupos femeninos en la legislatura. Si no hay restricción por sexo en las condiciones de elección, la imposición de ese término sectario afecta necesariamente la propiedad, la libertad y la vida de los otros candidatos y de los ciudadanos.
Todos tenemos derecho a “intentar competir”; ya sea en el mercado o para un puesto de trabajo, en la política o incluso para conquistar a una pareja. Pero ese derecho a “intentar competir” no nos puede asegurar el resultado, salvo que afectemos el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad de los demás; obligando al otro a comprar lo nuestro, al empleador a darnos trabajo, a los partidos a incluirme en una lista o a mi pareja a que me quiera.
Si somos diferentes, nuestras acciones serán diferentes y sus resultados también lo serán. Y si nuestros resultados son diferentes, ¿por qué estos deberían tener la misma valoración por parte de los demás?
Si Federer gana más que yo, si Cristina Bajo gana más que yo, si Oprah Winfrey gana más que yo; ¿por qué no debería existir diferencia entre lo que gana un empleado eficiente, dedicado o responsable con el incapaz, indolente o irresponsable?
Incluso esa “igualdad de ingresos” es una competencia desleal contra los que estan en peor situación. Si cuesta lo mismo una entrada para ver jugar a Federer o a mí... ¿adiviná cual cancha estará vacía? Si tenés que cubrir un cargo y te cuesta lo mismo un genio que un trabajador promedio, vos ¿a quién contratarías?
Así como no puedo cobrar lo mismo que Federer si pretendo algún espectador en las gradas (en realidad creo debería pagarles); si soy una persona poco capacitada y quiero tener alguna chance en el mercado laboral, no puedo pretender cobrar lo mismo que los mejores.
Los datos del INDEC acerca de la disparidad de sueldos entre hombre y mujer son ciertos pero su análisis es falaz. La diferencia en los ingresos por sexo, al comparar la media y la mediana de universos ambiguos y definidos de modo grotesco; no analizan aspectos esenciales como horas de trabajo, compromiso o productividad, ítems que verdaderamente marcan la diferencia y no el mero dato del sexo.
Iguales y diferentes, iguales reglas para todos producirán necesariamente diferentes resultados de cada quien. Esa es la Libertad, esa es la verdadera Igualdad.
"Los datos del INDEC acerca de la disparidad de sueldos entre hombre y mujer son ciertos pero su análisis es falaz". Si inducen a un análisis falaz entonces no son acertados desde su planteamiento. Los que suponen que algo va a mejorar si se logra la igualdad de ingresos acumulados no aportan ningún argumento válido más que supuestas buenas intenciones. En realidad es el mismo criterio que usan dentro de las corporaciones para limitar el trabajo de dos que están casados. Las políticas de personal recomiendan no dejarlos trabajar en el mismos sector, también les recortan los aumentos tomando en cuenta el sueldo de ambos y no los méritos de cada uno, y en general a la empresa le conviene tener sólo un empleado por familia para valerse del apoyo que da el resto de la familia. Eso mismo, el perfeccionamiento de la explotación pero llevado a toda la sociedad, es lo que pretenden con esta guerra de géneros. El objetivo es que hombres y mujeres dejen de formar sociedades familiares de individuos que colaboran, para ser individuos aislados a merced del mercado, del Estado, o de la administración social. No tiene sentido hacer una suma de lo que ganan todos los hombres y compararlo con la suma de lo que ganan las mujeres, porque no tiene sentido ni nadie ha justificado correctamente que esa igualdad sea algo conveniente o deseable. No es cuestión de capacidades potenciales o teóricas, es cuestión de modas y sesgos culturales. La realidad actual y desde hace décadas es que con la complicidad y acción de los mismos que ahora piden igualdad, ambos sexos son sobre influenciados desde la infancia en base a toda clase de estereotipos. Ahora se suma la ansiedad de los padres por detectar lo antes posible si el chico va a ser homo o trans, una tremenda barbaridad pero también basada en estereotipos de identidad. En vez de volver atrás con toda esa demencia, ahora apoyan una igualdad que no es igualdad como seres humanos sino una igualdad de ingresos para dos estereotipos opuestos, manteniendo esos estereotipos. Por eso es que ni siquiera escuchan eso de igual sueldo por igual trabajo porque no es eso lo que buscan.
Los argumentos no importan y la igualdad tampoco. En realidad, ellos lo viven como una batalla para una conquista y nada más. Lo que importa es que el dinero del Estado está en manos de "especialistas" que tienen un discurso idiota, y mientras nadie se dé cuenta hay que aprovechar para conquistar toda la renta y todos los privilegios que sea posible. Para ell@s no es cuestión de entender, sólo es cuestión de ganar. El fanático es el primero de los traidores a cualquier causa, porque el fanático no necesita conocer las consecuencias de llevar sus ideales a la práctica, sólo es fiel a la fuerza de su fanatismo para sacar ventaja sobre los demás.
JUSTICIA DE GÉNERO El teísmo es la doctrina que afirma la existencia de un Dios creador del universo y que interviene en su evolución con independencia de toda religión. El DOGMA del MONOTEÍSMO despeja cualquier DUDA o INCÓGNITA. Por esta CONDICIÓN TOTALIZADORA, TODO ES COMO DIOS LO HA DISPUESTO, incluidas la VIDA y la MUERTE. Consecuentemente, sería el ABSOLUTO CREADOR Y DESTRUCTOR, aunque ésta función catastrófica, supresora, fuera atribuida a su contracara, también, metafísica, EL DIABLO. LA OBRA MAGNA de Dios en su Universo ha sido LA CREACIÓN DE LOS SERES HUMANOS, con DOS GÉNEROS o SEXOS: MACHO Y HEMBRA. ÉL nos aseguró la continuidad vital BIOLÓGICA a través del mecanismo natural denominado COITO o CÓPULA GENITAL. Mediante el cual, el MACHO experimenta un deseo ERÓTICO, se yergue su PENE (espada según grafican algunos psicoanalistas) y PENETRA a la HEMBRA por su herida natural (similar interpretación, de divanes) denominada VAGINA. Si la mujer es fértil posee en espera la célula OVULAR, que es FECUNDADA en el mismo instante que la célula seminal (SEMEN) sea aceptada en ese prodigioso interior del cuerpo femenino. Comienza el necesario PROCESO REPRODUCTOR que, tras nueve meses de embarazo MATERNAL, expulsará, parto mediante, a uno o más flamantes seres de la misma ESPECIE. Esa penetración puede ser consentida o resistida. En tal caso, el macho puede VIOLAR a la hembra y la concepción igual se produce como consecuencia ajena a la voluntad del organismo maternal ya fecundado. Vemos aquí, objetivamente, la INJUSTICIA PRIMARIA de un acto de VIOLACIÓN que sólo podría cometer el macho a través de su fuerza física superior. El dueño de la “espada” puede ausentarse, mientras que la mujer “herida” está obligada a soportar la VOLUNTAD DE DIOS. Contrario sensu: la hembra jamás podrá violar el macho, para ser fecundada, pese a su deseo, porque no hay forma de obligar a una erección viril con orgasmo seminal. Sin deseo de discutir la INFABILIBILIDAD DIVINA, DIOS planificó un esquema natural viciado de posible SOMETIMIENTO FORZADO. ANTICIPO que, para MÍ JUICIO, LA IGUALDAD DE GÉNERO ES UNA UTOPÍA. Si en en algún momento de la Historia futura LA DESIGUALDAD desapareciera, los actuales humanos no la vamos a ver. El desarrollo de esta secuencia analítica descriptiva lo demostrará en sus conclusiones. Si bien la naturaleza humana es intrínsecamente INJUSTA -es común hablar de LA LEY DE LA SELVA- la SOCIEDAD, en su avance civilizador, ha procurado CREAR NORMAS QUE ORGANICEN A LAS COSTUMBRES de modo tal que impere la MAYOR JUSTICIA. Creamos el DERECHO Y SU LEGISLACIÓN con el objeto de dar a cada uno lo que en Justicia corresponde. Como lo enseñara el filósofo y jurista austríaco HANS KELSEN en su “Teoría Pura del Derecho”, se producen LOS HECHOS (lo que ES por objetividad), pero es misión del Estado legislador asegurar LO QUE DEBE SER, subjetivamente considerado para asegurar la PAZ SOCIAL. Las leyes tratan de dar a cada ser lo que en Derecho le corresponde. LO QUE NUNCA PODRÁN LAS LEYES del HOMBRE es ALTERAR LAS NORMAS DE LA NATURALEZA DIVINA. Para el caso: ÓVULO FEMENINO FECUNDADO POR SEMEN MASCULINO = SER HUMANO VIVIENTE (en gestación programada por la propia NATURALEZA). Poner fin abruptamente a esa concepción en el vientre de la madre significa CRIMEN o ASESINATO. Este epílogo es INACEPTABLE A ULTRANZA, no sólo por la Iglesia Católica Apostólica y Romana (religión oficial en la República Argentina), sino en otros diversos CREDOS y pensamientos filosóficos humanistas. A esta altura no podemos seguir con esta vulgar descripción naturalista, jurídica o religiosa. Debemos ir a los SENTIMIENTOS que forman parte de la PSIQUIS HUMANA. El EROTISMO ES UN SENTIMIENTO DESEOSO que produce la ERECCIÓN peneana y culmina con el ORGASMO, (bilateral o unilateral), que libera al SEMEN en busca de su natural albergue ovárico. Hay una SATISFACCIÓN complementaria en toda la maquinaria orgánica puesta en acción: EL GOCE PLACENTERO. Que no siempre se produce de manera mutua, pero pasa a ser RAZÓN A CONSIDERAR. Porque al ACABAR el ejercicio, con goce y placer, o sin ellos, la consecuencia biológica es la GENERACIÓN DE UN NUEVO SER VIVO. Descubrimos otra INJUSTICIA. El varón SIEMPRE GOZA (la eyaculación alivia carga hormonal); mientras que la hembra puede no gozar, y quedar embarazada SIN ORGASMO. UNA DESIGUALDAD SUSTANCIAL. Que requiere ser tenida bien en cuenta si deseamos vivir en una SOCIEDAD LO MÁS JUSTA POSIBLE. El macho, más aún el violador, puede desentenderse: logró su “desahogo”, mientras su “VÍCTIMA” será madre por consentimiento o sin él. NO TIENE DERECHO DE APELACIÓN. No interesará si TUVO O TIENE GANAS DE PARIR. Los sacerdotes y laicos creyentes dirán que HA SIDO BENDECIDA POR DIOS. A ella le está vedado sentir que se produjo un HECHO NO QUERIDO O FORZADO, Y NO TIENE REMEDIO. Vemos en ese SUJETO FEMENINO de este acto bilateral, a un ser que convivirá soportando DOS MALES ANÍMICOS: DESIGUALDAD E INJUSTICIA. Peor aún, el final puede convertirse en LA MUERTE por anormalidad en la parición con supervivencia o defunción del bebé. LA MUJER NO TIENE EL DERECHO A SENTIR MIEDO. Debe encomendarse a sus símbolos religiosos, comenzando por Dios, sin el mínimo certificado de garantía vital que asegure su natural INSTINTO DE CONSERVACIÓN. Seguimos incorporando elementos a las torrecitas de la DESIGUALDAD GENÉRICA E INJUSTICIA. Tampoco la hembra deberá poseer VOCACIÓN DE MADRE (la función más importante de la vida). Esto no puede ser motivo de meditación, el hecho es IRREVERSIBLE, un DEBER SER automático que surge de un HECHO producido aún contra su voluntad. Y del padre, si es conocido, ni hablar. YA LO HIZO: asuma su participación o desaparezca de los lugares que suele frecuentar. Antes de tirar las cartas sobre la mesa hay una SEGURA PERDEDORA. Y un “GANADOR” que deberá recoger la renta o huir del tapete. Mientras tanto lo que sobreabunda es el CAPITAL HUMANO DE UN PLANETA SUPERPOBLADO, que obligó a los chinos al conocido recurso del SEVERO CONTROL DE LA NATALIDAD. A esta altura debo considerar el enfoque PRAGMÁTICO, una suerte de DERECHO CONSUETUDINARIO, para paliar el CONFLICTO INDIVIDUAL Y SOCIAL. Con todo el dolor que implica la muerte de “N.N.”, LEGALICEMOS AL ABORTO VOLUNTARIO sin la mínima cortapisa, con atención científica médica y psicológica gratuitas.- LA IGUALDAD DE GÉNEROS ES UNA UTOPÍA. Si alguna vez pasa de ser una consigna IDEALISTA a una REALIDAD INTANGIBLE nosotros no lo veremos.-
Muy buena nota, sobretodo el recalcar lo humillante de las leyes de cupos, cualquier mujer pensante y preparada debería oponerse a esta estupidez. Encima en nuestro país esos cupos se utilizan para acomodar esposas, hermanas, hijas y/o amantes.
Creo que en USA existe una ley con ese asunto de los cupos, pero es para las personas de raza negra.