En estos días se conoció una noticia conmocionante ocurrida en EEUU. Una chica, muy joven, en medio de un trastorno psicótico por uso de drogas se arrancó los ojos en una Iglesia de Carolina del Sur.
Según lo que se supo, Kaylee, así se llama esta chica, tuvo una especie de delirio místico y se sintió llamada a salvar a la humanidad en ese sacrificio de auto mutilación. Este tipo de casos límite nos llevan a verificar el poder de las drogas para provocar acciones de extremo peligro para sí mismos y para su entorno.
Probablemente esta chica tuviera antecedentes psicopatológicos, no lo sabemos, lo cierto es que venía de semanas de consumo de drogas, principalmente metanfetaminas, y el final no pudo ser más lamentable.
Ahora está en rehabilitación y la noticia, obviamente, dio la vuelta al mundo por el dramatismo y porque mucha gente se pregunta a qué están expuestos los chicos cuando consumen drogas sintéticas que ni siquiera requieren de grandes cultivos. En la serie Breaking Bad, se ve que sólo con un departamento y algunos implementos propios de un laboratorio químico, se pueden hacer un negocio multimillonario.
Los delirios asociados al consumo de drogas son unas de las tantas consecuencias posibles. Y en este punto es importante señalar el aumento de la violencia y la agresividad en situaciones delictivas que terminan en asesinatos sin que uno pueda comprender que llevó al delincuente a matar a alguien que ya le había dado lo que quería. La mayoría de las veces la respuesta está en el consumo.
Otra consecuencia muy frecuente de la intoxicación con drogas y de ciertas instancias de la abstinencia es el delirio celotípico. Yo insisto Alfredo, en que no hay que ver la violencia de género como un hecho aislado de otros fenómenos sociales El abuso de drogas terriblemente tóxicas y con consecuencias destructivas del sistema nervioso, también provoca violencia hacia las mujeres.
El delirio celotípico es quizás la ilustración más elocuente de lo que quiero decir. Vamos a ver el mecanismo que se pone en acción:
Un hombre que consume, por ejemplo, cocaína, sabe que descuida a su mujer. Este hombre, además, usa todo el dinero para comprar drogas. Todo esto le genera un problema en su autovaloración, se siente mal, sabe que no es un buen marido, teme el abandono, inconscientemente como mecanismo compensatorio, genera la idea de que su mujer lo va a dejar por otro, y en su delirio esa idea se vuelve una realidad. Este persona tiene la certeza de que su mujer sale con otro. Y bajo efectos desinhibitorios y euroizantes del consumo, ve llegar a su esposa de su trabajo y la muele a palos porque está seguro que vuelve de acostarse con otro hombre.
Se me dirá que hay una cultura machista que permite que los hombres se sienta dueños de sus mujeres. Es probable, pero también te puedo asegurar que la saña con la que los hombres atacan a las mujeres y la incapacidad de inhibir ese impulso tiene que ver con el consumo de drogas.
¿Son sólo los adictos los que ejercen violencia hacia las mujeres? No, por supuesto. Pero insisto en que el problema del narco y de las adicciones a drogas devastadoras está íntimamente relacionado con la violencia social y doméstica.
El tratamiento de estos males sociales es multifacético, y quebrarle la espina dorsal al narco es una de las tareas más importantes del Estado.
No podemos desconocer el lamentable accionar del Sedronar durante los años kirchneristas.
Recordemos que Ramón Granero, al frente de la Sedronar desde el 2004 hasta el 2011, hoy acusado como partícipe necesario por la falta de controles en la importación de unos 40 mil kilos de efedrina desviados para la fabricación de estupefacientes.
Recordemos también que en 2016, después de ser detenido, Perez Corradi (supuesto autor intelectual del triple crimen) dijo que Forza le había asegurado que el ex jefe de Gabinete era un personaje clave en el tráfico de efedrina. “La Morsa” es Aníbal Fernández, quien se quedó con el negocio de la efedrina.”, dijo.
Y a propósito del triple crimen, en 2008 por Argentina pasaban toneladas y toneladas de efedrina que venía de Medio Oriente. Con la supuesta fachada del uso medicinal de ese compuesto, llegaban los barriles a Buenos Aires a 120 dólares el kilo y se vendían a los narcos mexicanos a diez mil dólares por kilo, negocio redondo.
Cómo hizo con todas las estadísticas, el kirchnerismo prefirió silenciar la realidad. Desde 2010 el Sedronar no presentó números sobre el uso de drogas en nuestro país. Recién en 2017 se volvió a medir y el aumento es escalofriante. Se duplicó el uso de drogas ilegales y los jóvenes más vulnerables se ven como el grupo de mayor riesgo por las actividades de narco menudeo y por el uso del paco que es extremadamente adictivo y destructivo. También asusta el crecimiento de las drogas sintéticas como el éxtasis y las metanfetaminas.
Según un sondeo que mostró recientemente el Sedronar, durante el último año al 35% de los encuestados le ofrecieron drogas.
Por ahora vamos a dejar acá. El tema de las drogas presenta una gran complejidad y tiene aristas políticas, sociales, económicas y psicológicas. El viernes en el psicódromo vamos a hablar de qué pasa puertas adentro de las casas. Cómo manejar el tema de las drogas con los chicos, y vamos a escuchar los casos que nos quieran acercar.