Un 25 de diciembre, nació en Nazareth quien partiría la Historia en dos. No se conservan grabaciones de su voz, pero sin ninguna duda hubo de ser potente. Tampoco han sido halladas ni filmaciones ni fotos, pero sin duda su porte impondría respeto. Su mirada y proceder eran dulces, pero lo sacaban de quicio los hipócritas, los falsarios y así como también quienes abusaban del poder legal o de facto. Por eso, cuando entró en Jerusalén, Jesús el nazareno echó a latigazos a los mercaderes del Templo, pues habían convertido la casa de su Padre en cueva de ladrones. Es conveniente recordar este episodio, cuando buena parte de la humanidad se conmueve ante la fragilidad del Niño en el pesebre. Porque ya crecido, no vaciló en tomar el látigo y sacudir el polvo de aquellos que mancillaban la fe y el sentir popular.
   Esta semana el presidente Kirchner intentó mostrar en televisión su veta de payaso, y lo demostró con creces al ser invitado al cierre de programa del veleta Marcelo Tinelli. Pero no concurrió solo, puesto que también participaron del convite el jefe de Gabinete Alberto Fernández y la ministra de Economía Felisa Miceli. Los tres se burlaron de Fernando De la Rúa en la humanidad de un imitador bastante logrado, obviando que ciertas vísperas sonrientes generalmente en Argentina son preludio de desastres de magnitud. Pero como en este país se suele olvidar los muertos encerrados en los armarios, el presidente santacruceño sigue festejando a cuenta de su pretensión de pagarle al FMI el próximo 2 de enero. Es el héroe del momento, alabado sin cesar por los mismos alcahuetes que hace cuatro años entronizaron a Adolfo Rodríguez Saá cuando hizo exactamente lo contrario.
   La loca carrera del sinsentido hacia un probable estallido, une a los réprobos e impíos vernáculos, ocupando otra vez las salas del templo. Mientras afuera, el resto de los confundidos ciudadanos se debaten en la duda una engañosa esperanza. Es tiempo de Navidad, en la cual como hace 2.000 años la renovación partía en la soledad agreste de un pesebre. Y hacia allí, miran con ansia los desesperados y los marginados, esperando que de una vez y para siempre ese Hijo de Hombre se levante con la frente alta y eche afuera a los descendientes de los vendedores de ilusiones.


Consejo K

    Uno de las temas que ocupó los debates más calientes de esta semana tuvo que ver con la decisión gubernamental de modificar el Consejo de la Magistratura, algo que al ciudadano común -desconocedor de los vericuetos de marras- no parece interesarle demasiado.
    Debería saber ese mismo ciudadano que, con la embestida del kirchnerismo, el organismo quedaría conformado por 7 miembros políticos y sólo 6 jueces, lo cual viola el artículo 114 de la Constitución Nacional, que establece el equilibrio entre sectores.
    La medida, realmente vergonzosa, ha sido sostenida y defendida por Cristina de Kirchner de manera insólita, descalificando a diestra y siniestra a los opositores políticos (y de los otros) y demostrando su usual capricho con el fin de que avance la medida. Eso sí, sin atreverse a discutir los puntos más sensibles de la propuesta K.
    Descalificar es bien sencillo, lo complicado es poder fundamentar esta alocada idea de avanzar sobre la justicia, sobre todo cuando existe el antecedente de que Kirchner hizo lo mismo en su propia provincia cuando era "todopoderoso" Gobernador.
    Paradójicamente, uno de los operadores que trabaja día y noche en las sombras para modificar el Consejo referido es el secretario Legal y Técnico Carlos "chino" Zanini, otrora Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Santa Cruz. Por su parte, en la tarea de hacer lobby, trabajan activamente Kristina Fernández y el procurador Esteban Righi. La primera caminando incansablemente los pasillos del Congreso Nacional y el segundo operando en el ámbito judicial, donde tiene muy buena llegada con algunos jueces.
    Sea como fuere, el proyecto es un verdadero mamarracho. Según una fuente legislativa, "este proyecto favorece al sector político que en este caso podría trabajar con quorum propio, no sólo en en lo referente al oficialismo sino al sector político en general".
    Cabe preguntarse a esta altura: ¿Por qué el Gobierno plantea semejante reforma en momentos en los que también se ha otorgado superpoderes al Presidente y en el marco de una serie de negocios multimillonarios que el país desarrollará a partir del 2006? ¿Se anticipa acaso el primer mandatario a las posibles consecuencias judiciales de eventuales negociados?
    Nadie puede responder aún a ciencia cierta qué finalidad persigue todo esto, pero la respuesta no parece lejana a las especulaciones de este medio.
    Mientras tanto, el Presidente sigue refugiándose los fines de semana en El Calafate a efectos de controlar su grave problema gastrointestinal y los fondos a pagar al FMI siguen provocando debates infructuosos. Algunos incluso aseguran que el dinero prometido no provendría de las reservas en su totalidad ("parte del dinero viene de Venezuela y otra parte de Irán", dijo una poco confiable fuente esta semana a quienes escriben). En sentido similar opinó anteayer el diario Ámbito Financiero: "Surgieron serias dudas acerca de cómo el gobierno iba a lograr obtener antes de fin de año la totalidad de los U$S 9.810 millones para el FMI. Puntualmente, se hablaba de una diferencia de U$S 1.200 millones en las cuentas públicas a tal fin y de un maquillaje contable para subsanarlo. Al decir Néstor Kirchner que el pago al organismo se iba a concretar el 2 de enero próximo, se daba más validez a esas dudas. Es que el Banco Central cierra su balance el 31 de diciembre, por lo que cualquier cambio al primer día hábil posterior se verá reflejado en el ejercicio contable de 2006 que se conocerá recién en 2007". Todo un dato.
    Mientras tanto, uno no puede dejar de preguntarse por qué el oficialismo sigue transfiriendo tanto poder a personas tan oscuras como Julio De Vido, Carlos Zanini y media docena de funcionarios de primera línea que, más que curriculum, poseen un verdadero prontuario.

Christian Sanz y Fernando Paolella