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Drogas, AMIA y Menem Jr (ya lo anticipó Tribuna)

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LAS PROMESAS INCUMPLIDAS DEL MENEMISMO
LAS PROMESAS INCUMPLIDAS DEL MENEMISMO

DROGAS

 

De inmediato, y pasando por encima de la legislación vigente y los usos internacionales, se pidió auxilio a distintos países para que cooperasen con el rescate de las víctimas sepultadas bajo los escombros y ayudasen en la investigación. Fue así que comenzaron a llegar aviones con técnicos y tropas del Estado de Israel y de los Estados Unidos. Los elementos que disponía el gobierno nacional fueron subordinados a los recién llegados. Pero hay mucho más.

El 19 de julio a las 6.29 por el cable EIGRA 010365, la Embajada Argentina en Israel con la firma del entonces embajador José María Otegui, confirmaba que se encontraba viajando a Buenos Aires el embajador Dov Schmorak, hombre de confianza del entonces “Premier” Itsaak Rabin. El motivo era según el embajador Otegui, “COORDINAR INTERPRETACIÓN DEL ATENTADO Y PRESENTAR UNA VERSIÓN UNIFICADA DE LO OCURRIDO” ¿Qué diablos significaba esto? El significado queda a criterio del lector... Y la vergüenza, para toda la colectividad judía.

A Rabín los tiros de los “ultra” judíos los mandaron a arreglar cuentas con Yahve...

El triste rescate de los sobrevivientes, de los restos, de los fallecidos y heridos, está aún presente en las retinas de los ciudadanos de nuestro país. Los invitados extranjeros hicieron su tarea y partieron con sus conclusiones –si e que las hubo-, y aún hoy continúa la ignorancia de las mismas por algunos sectores del pueblo argentino y del pueblo de Israel.

Tratándose de una entidad civil y de un hecho que por sus características constituye un delito federal, se designó juez instructor de la causa al Dr. Juan José Galeano, único juez del fuero que dicen estaba estrechamente vinculado al secretario de Inteligencia, Hugo Anzorreguy.

Galeano tenía un antecedente por demás curioso. Era conocido en el ambiente de Tribunales como “el juez del pebete federal”, en una jocosa alusión al procesamiento que había dictado contra un detenido que se había comido un sándwich que encontró en su juzgado.

No es mi intención hacer una recopilación sobre el hecho en sí y aún sobre los posibles autores materiales. Sobre el particular hay una nutrida bibliografía. Mi deber es hacer público lo que sé de este horrible hecho y dar mis puntos de vista sobre el mismo.

Carlos Menem y su hermano Munir fueron siempre activos militantes de la causa Palestina-árabe. Esta actitud quedó claramente de manifiesto en un reportaje que publicó la revista Nación Árabe de Hussein Trikki en su número 4 del mes de octubre de 1963. Ambos hermanos daban testimonio del apoyo que brindaban a la causa árabe. Carlitos, irresponsablemente, afirmaba: "Estoy seguro que Palestina será nación soberana e independiente, y de que Israel habrá de desaparecer".

Menem tenía en ese momento 33 años. No era un chico de pantalón coarto... Era abogado, y como lo describe el reportaje: “es uno de los dirigentes políticos de mayor arraigo en La Rioja.”

He señalado tres casos en los cuales Menem prometió cosas que luego no cumplió. Los “damnificados” tienen los medios y antecedentes más que suficientes para ser los autores intelectuales. Y tienen muy mala fama en el trato con incumplidores.

Yo descarto categóricamente que Irán haya tenido ingerencia alguna en esta cuestión. Carecía de motivaciones. Ha sido y continúa siendo uno de los mejores clientes comerciales de nuestro país. El echarle la culpa la Hezbollah por el hecho de ser shiita e Irán ser un país con una amplia mayoría religiosa perteneciente a esa rama del islamismo, carece de validez. El hecho práctico de acusar a Irán y tenía y sigue teniendo como único objetivo alejar de Siria –con la cual Israel se encontraba negociando los acuerdos de paz- toda sospecha o responsabilidad. Pero, principalmente, evitar que se pensase que se trataba de una venganza contra el Presidente de la República. Por más esfuerzos que realizó el gobierno menemista por desviar la atención hacia la “pista iraní”, no lo consiguió. Hasta se ha llegado a decir que a Menem le fueron pagados diez millones de dólares para que guardara silencio sobre la vinculación de Irán en el atentado. Hemos visto que la respuesta de Suiza es que la “famosa” cuenta en la que se decía se habían depositado diez millones de dólares para silenciar la “inexistente” pista iraní, no existe. Yo había afirmado que no aparecería nada.. Hoy puedo decir, como en tantas otras cosas, que no me equivoqué...

Pero también la opinión pública empezó a percibir que algo muy negro se encontraba oculto detrás del intento del gobierno menemista. La revista Tres puntos , entonces propiedad de los Timerman, destacaba el 22 de julio de 1998: “Todo el mundo sabe, sobre todo Estados Unidos, que el Hezbollah responde a un sector del gobierno sirio.”

Cuando asumió el poder, Menem nombró a su hermano dilecto, Munir, embajador en Damasco. Durante su gestión este no pudo lograr que su hermano fuese invitado a Siria. Tampoco lo logró una gestión que realizó su hermano Eduardo, quien viajó acompañado por Omar Vaquir. Vaquir es íntimo amigo de Monser Al Kazar desde la época en que estaba en Bulgaria como embajador argentino. Sólo recién en noviembre del ´94, cinco años después de su promesa a Haddam, consiguió Carlitos “estadista” ser invitado a la madre patria. Lo que no logró fue que Afees Assad condenara el atentado a la AMIA. ¡Faltaría más!

Cuatro meses antes se había producido el brutal atentado a la AMIA. Hoy, transcurridos más de diez años, los resultados obtenidos son irrisorios. De más está decir que en este tipo de hecho, cuando no se averigua y se esclarece en forma inmediata, nunca se llega  a los responsables. Y no hablamos en este caso de responsables refiriéndonos a un “lumpen” que trafica con “autos mellizos” y su conexión en la “maldita policía”. Me refiero a los “otros”, a los que pagaron para que el atentado se produjese y a los que generaron las “razones” que motivaron a los que pagaron.

Fuera de los Telleldín y los Ribellis, hay nombres que circularon profusamente en todas las investigaciones privadas que se efectuaron. Ksanoore, Haddad y otros son apellidos de origen sirio. Cuando estuvimos en Damasco, en el grupo que llegó con Menem, viajaba un médico, el Dr. Horacio Haddad , propietario de un sanatorio en la zona oeste del Gran Buenos Aires. Según los informes que yo tenía, era muy importante dentro de la colectividad siria. Casualmente, el Dr. Hadad es el presidente de la Fundación Los Cedros. En dicha fundación, dicen, tenían refugio miembros de uno de los grupos más extremistas y duros del “nacionalismo” vernáculo: los integrantes de “La Hostería Volante”, grupo que nucleaba a los antiguos seguidores de Disandro. Estos “muchachos”, cuya sede se encontraba en La Plata, provincia de Buenos Aires, se decía, eran los que servían de escolta y custodia a Monzer Al Kazar cuando visitaba nuestro país. Y yo pregunto: ¿tiene el Dr. Haddad alguna vinculación con Nassib Haddad, dueño de la empresa de volquetes y además propietario de una cantera que compró nitrato de amonio, explosivo que se dice fue usado en el atentado? No es a mí a quien corresponde la respuesta . Quienes deberían darla llevan postergándola más de diez años. Y para ayudar a esta postergación han colaborado muchos. ¿Cuáles son las conclusiones a que arribaron los expertos de Israel y Estado Unidos que llegaron con inmediata posterioridad al atentado? ¿Qué resultado obtuvo la SIDE capitaneada por mi “amigo” Huguito Anzorreguy? ¿Qué averiguó en Siria el “Señor Tres” de la SIDE, Rodrigo Toranzo (a) “el Muffa” a quienes sus huéspedes dejaron “de a pie” en pleno valle de la Bekaa? Nuevamente vuelvo a repetir, contra Irán no hay más evidencia que la expresión de deseos de apartar a los verdaderos autores intelectuales de la investigación. Y yo, con la más íntima convicción, sin dudar apunto a Siria. Al cumplirse el noveno año del atroz atentado, el diario Página 12 publicó un artículo que parcialmente se reproduce: “Un alto funcionario de la SIDE (un tal Patricio Finnen) le contó a este diario que la cúpula de los espías, que estuvo a cargo de Hugo Anzorreguy, prohibía de hecho cualquier investigación de la pista siria. No había de hecho ninguna prohibición escrita, pero cuando uno llevaba una idea que podía avanzar sobre sospechas relacionadas con los sirios –obviamente más cercano a los Menem, Yoma o Al Kazar-, la orden era no ir para ese lado. “Déjelo, eso no va a conducir a nada “, era el argumento imperativo con el que obligaban a desistir de cualquier investigación que fuera hacia el lado sirio. Lo que estaba impuesto era que había que ir para el lado iraní, sí o sí. En eso había acuerdo con los servicios de inteligencia norteamericanos e israelíes.

Pasó el tiempo y Página 12 redobló la apuesta. En su página 5 afirmaba: “SIRIA NO: cada uno por sus propias razones, Menem y Rabin acordaron una versión única del atentado que no involucrara a Siria”

Y yo no acuso a nadie en particular, pero conozco demasiado cómo son las cosas para ignorar de dónde vienen “los tiros”. Carlitos Menem sabe “que no hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla.” También lo saben Laura Ginsberg y Diana Malamud, que hasta hace poco se reunían los lunes a las 9:53 h. de la mañana con gente frente al Palacio de Justicia. Saben de dónde vino el atentado en el que perdieron sus seres queridos y por culpa de quién. Pero que, envueltas en la trágica y sangrienta “interna” de la colectividad judía, que se extiende al Estado de Israel entre “ortodoxos” y laicos, no podían decir todo lo que sabían. Sólo les alcanza su persistencia para denunciar la inutilidad y frustración de una investigación que saben que no llegará  a resultados positivos por culpa de los cómplice de afuera y los traidores de adentro. También sabía Beraja, judío de Alepp-Siria, que estuvo en prisión atrapado en sus manejos financieros y en los negocios con el menemismo. Y cómo sabe, por algo le dijo a una periodista de Página 12: “Por qué no lo investigan a Jorge Antonio, el “Padrino” de Estrella de Mar y tantos `negocios de mariscos y de los otros´”Y Corach, el “Gorila del ´54”, recordado por mi amigo Isidoro Gilibert e insultado por sus paisanos de la forma más terrible durante el acto recordatorio del atentado en 1997, también sabe. ¡Vaya si sabe! Como también se sabe de su vinculación con “las pesqueras” y con el “Padrino” Don Jorge... Y sabe mucho Zulema, que en esas largas charlas que hemos tenido y que habrán hecho las delicias de los que desagradaban, aseguraba con poca convicción que los sirios no eran. Que Assad a Carlos no lo quería porque la había tratado mal a ella...Con todo el respeto que puede merecer su dolor y el calvario en el que vive, me permito disentir. A Assad, el padre difunto, y al hijo, Haddam, y al resto de la dirigencia siria ella no les interesa un pito. No les representa ningún problema ni tampoco le deben nada. Si afirma que su hijo murió en el “tercer atentado”, que diga a quiénes responsabiliza –con nombres y apellidos- y por qué razones lo mataron. Su silencio valía mientras su “ex” vivió, en 1999, la utopía de la “re-re” y en el 2003, la posibilidad de un nuevo mandato...

Hoy callar ya no sirve y mañana menos que hoy y así sucesivamente. El silencio en este caso no es salud, significa complicidad ... Nadie como Zulema conoce los laberintos de su ex marido. Somos muchos lo que conocemos partes, como la que he relatado previamente. Como me dijo una tarde en Punta del Este el hijo de un viejo caudillo del Litoral: “Carlos sólo teme a los que conocen sus crímenes y sus vicios” y yo le conozco algunos... Y si Zulema sabe y no habla y sólo amenaza, ella también es cómplice. Yo no lo soy. Por eso, el 22 de abril del 2002, ante la citación del Juez Juan José Galeano, concurrí a prestar declaración testimonial en la causa Nº 1156 caratulada “PASTEUR 633 – ATENTADO- (Homicidio, Lesiones, Daños) Damnificados: A.M.I.A. y D.A.I.A. (Legajo Nº 194). Y lo haré cuando se me cite para el proceso de la conexión internacional.

Pero esto no termina aquí. Vale la pena señalar, en apoyo de mi teoría sobre la “Pista siria”, la noticia publicada por el diario La Nación el 28 de septiembre de 2002, que decía que se había identificado al conductor del coche-bomba, y que el mismo era un joven libanés que vivía en el valle de la Bekaa, en la frontera con Siria. Que él y su familia integraban las milicias de Hezbollah.

En octubre del 2003, ante el Tribunal que juzga el atentado a la AMIA, el Director de Contrainteligencia de la SIDE, Jaime Stiusso, liberado del secreto por disposición del presidente Kirchner, reivindicó la validez de la “Pista siria”.

Me pregunto: ¿es necesario más?... Ah! y como yo lo he dicho antes, en noviembre de 1995 al General Rabin, el que pactó con Menem el silencio sobre el monstruoso atentado, lo liquidaron varios tiros...

¿Y qué ocurrió con el juicio? Todos libres y Galeano echado... Esta es la Argentina de hoy día. Amén.

Oscar Spinosa Melo
spinosaoscar@hotmail.com
Especial para Tribuna de periodistas

 

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