(El mundo, que
niega extinguirse, nos deslumbra con la revelación de nuevas especies de
aves, plantas, mamíferos,
batracios y mariposas. El Edén está aquí, nos dice una rana de 14 milímetros,
una especie que nos observa desde su principado de miniatura. Estalla el
planeta, se enfría, recalienta, vomita, inunda, se destruyen ciudades, caen
puentes dormidos en la noche, ladra el silencio benefactor de las plazas públicas.
Nada pareciera importarle aún al planeta herido, mutilado, salvajemente
agredido. Pájaros que se alimentan de miel, un lugar sin huellas humanas,
tiempo virgen. Paraíso en este siglo. Hallazgo aquí en la tierra, como otros
descubrimientos sorprendentes del pasado más antiguo que todos los ayeres.
En China se acaban de descubrir los restos
del tiranosaurio , dinosaurio primitivo con cresta, que vivió hace 160
millones de años. Fue bautizado como dragón coronado de las cinco rocas de
colores y medía sólo tres
metros Era el padre del feroz depredador Tiranosaurus Rex. Un eslabón
más del reino de las bestias hasta nuestros días.)
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¿De que país habló el presidente?
Me entretenía
dibujando un sueño con la pluma blanca plata, una igual, gemela, le había
enviado al Poeta, cuando se me acercó el Editor y me dijo después de su
discurso de agenda: “Tráeme el estado de la Unión”. Balanceé la pluma,
le quedé mirando y decidí no definir nada, ante semejante imposible
responsabilidad de decir lo indecible, en el país de los lugares comunes,
de la fuerza invencible, de un new fanatismo, en esta era del cristal a
punto de romperse. Piénsalo con calma, remachó sabiamente su petición,
“tienes toda la libertad”. La que no pareciera tener el mundo, según el
presidente, pensé. Se espera todo, se espera nada, muchos desesperan, los
muertos nos hablan cada día. Son ojos ciegos, bocabajo, un huerto sin fruto,
la mano del muerto se roba la noche. La redacción está tan espesa como el
silencio. Nadie espera anuncios verdaderamente importantes, creativos,
trascendentes. Un año después de la reelección del Number One, con cifras
electorales muy elocuentes
aparentemente, los pasos hacia el abismo adquieren notoria velocidad,
perseverancia, tangibilidad. El Planeta es un resorte a punto de saltar
siempre. Nos recuerda esa caja que abríamos
en la infancia y salía un payaso impulsado hacia nuestros ojos. Ahora las
payasadas son de alto riesgo y no perderemos la inocencia. El hongo nuclear es
una verdadera realidad. La pregunta previa es, ¿En qué estado nos ha dejado
la Unión, Señor Presidente?.Tal vez no lo sepa y nadie recuerde cuanto
tiempo falta, para que abandone su frustrado “Sueño Americano” de
sobrepasar la ley no sólo internacional, sino dentro de las fronteras de la
Unión. Dejé la Redacción cuando las laptop estaban silenciadas y corría
una brisa de dudas húmedas, a punto de ser recicladas. Abandonaba mejor el
sitio de las palabras y volvía frente al televisor
cercana al ventanal de mis días. Había que escuchar en riguroso
silencio, el trasfondo de un desastre sin misterio, la opacidad verbal del
balance, en tiempos de declinación presidencial. Sin humos, ni respuestas
frente a los escombros nacionales, llegaba el mensaje del Number One, anclado
en el desierto su voz apagada en el solitario coro de las ánimas. Arrancó el
audio y la imagen con esa solemnidad de la nada,
y quizás cuantos en el mundo esperando algo sensato, real, a favor de
mejores y renovados tiempos. Fue el sueño del pibe desde un principio. Estaba
sentado con dos granadas hablando del mismo tema sobre un mismo mundo acerca
del mismo terror. Lo mismo nunca cambia. El Pasado sigue siendo presente y el
error se multiplica a futuro. “Lo
contrario del pasado no es el futuro, sino la ausencia de futuro; lo contrario
del futuro no es el pasado, sino la ausencia de éste. La pérdida de uno
equivale al sacrificio del otro”. Destapo una limonada en silencio y
ya estoy con usted Mr. President. Un ejercicio inútil, buscar un hilo
conductor, cuando se trata de una mecha encendida.. La gran prensa coincidió
en señalar que se trata de un
discurso sin propuestas, nada programático, ni relevante N.Y.T. y W.P.
describieron este callejón sin salida de Irak, degastante
para el estado de la Unión. Dos terceras partes de los norteamericanos
saben que las cosas internamente andan mal.
Más del 60 por ciento opina que va por una ruta equivocada y que debe
cambiar de dirección. Los malos vientos soplan y conducen sus pasos, todos
los caminos hacia la Casa Blanca. Fuera de las fronteras de la Unión, su
imagen es ripio y no alcanza para una caricatura, porque es demasiado serio el
oficio de la risa. Mientras escucho, recuerdo que
Estados Unidos comparte con México y Rusia la distinción de los tres
países con peor distribución de la riqueza. La Guerra Fría tiene sus méritos
y resultados junto a las escalofriantes, cruentas, costosas, inútiles,
guerras en Afganistán e Irak. 45 millones de norteamericanos no tienen seguro
de salud, comenta un corresponsal extranjero y 20 por ciento de la población
es funcionalmente analfabeta. Bueno, Kandahar y Falluja ya no existen, son cráteres
marcianos en la tierra. El 59 por ciento de los norteamericanos cree en las
profecías apocalípticas de Juan en la Biblia, comenta la revista TIME. ¿De
qué tamaño será el cielo para tanta locura humana? Los agujeros negros
parecen ser las bóvedas más seguras para reciclar el espanto colectivo,
demencial, que no cesa. Un 46 por ciento de los norteamericanos comunes y
corrientes cree que hay demasiada libertad de prensa en Estados Unidos. Los
Padres Fundadores de esa nación deben estar
sudando frío con semejante desconcierto después de más de dos siglos
de prédica sobre las libertades pública y privadas. Nadie apuesta a un
futuro que vuela por el aire sin paracaídas. ¿Libertad para el mundo y
vigilancia en casa? ¿El mundo es un juguete rabioso en manos del presidente?
Las palabras siguen cayendo monocordes y se centran en ese líquido negro,
espeso, mágico, adictivo y símbolo de guerras y conquistas. En mala hora,
dirán algunos, el desierto es tan rico en petróleo. Algunos comentan que se
hicieron 200 borradores para llegar a estas palabras. Debieron borrarse todas
las palabras. Nunca pensadas, ni menos dichas. ¿Es más fácil borrar un país
del mapa? Borrón y discurso nuevo. Surgió
del último borrador la nueva palabra comodín, mágica, etanol por
gasolina. Estados Unidos es adicto al petróleo, reconoció Bush. Se
importa desde naciones inestables, precisó. ¿Quién las desestabiliza? Eso
no se lo preguntó.¿Un mal aporte del último borrador o fue un borrador más
improvisado? Muchos ya tienen un cerebro no sólo en borrador, sino borrado.
El Capitolio se veía serio escuchando a un presidente cercado por sus
errores, que arengaba más a sus tropas, que presentar propuestas a su pueblo
que lo había reelegido hace apenas 12 meses. No hubo mucho
más, ni menos. Es lo que se dijo en limpio, un mal borrador de lo
mismo. El Sur no existe, ni una sola palabra para América latina. Algunas
cuantas líneas conocidas para el tema migratorio, la frontera mexicana, el
foso de la vergüenza y miseria, y
se acabó el mensaje. El mundo está más complicado que lo dicho en el
Capitolio. Qué importa el mundo en una jaula o en una cajón/Qué importa
si viajamos en un vagón/de tercera o primera clase./Quién dirá quién es
quién/Soldado la muerte natural es real/no oprimas el gatillo/sin consultar
tu destino./Feroz el silencio si la bandera regresa a casa/Por qué sostener
la muerte y no la vida/de pie se respira el aire/la brisa que se siente
llegar/Noche envuélveme en tu refrán/quiero ser noche para soñar.
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El borrador borrado por la realidad
El discurso no
interesó, ni a moros ni a cristianos, una ceremonia verbal, rito de los
poderes, un globo que se infla por inflar y permanece estático en el aire,
inmóvil como un sol sin energía, ni luz.
Se apaga como se encendió.¿Todo el presupuesto militar del mundo para
destruir el mundo? Cuanta originalidad para transformarse en unos dinosaurios
del siglo XXI. Dan pasos de cataclismo como si estuvieran en el ballet.
Cuerpos de trapo al vacío. Canciones ruidosas, sin nombre. Letreros en
blanco. Todas las señales cambiadas. Religiones sobre el viento, bajo las
aguas, el Mar Rojo no devuelve los cadáveres. Es furia, tempestad, verbo,
fiebre del desierto, la náusea y
la peste de las viejas combinaciones de las eternas enfermedades. El hombre es
su perro de bolsillo, colmillo de hiena hiriente, sonriente, pudiente y
complaciente. El mundo está vacío de actos heroicos. Redunda la paranoia. El
encantador escalofrío de repasar los muertos por la parrilla de los vivos.
Este infierno que devoto nos mira y abriga en sus llamas. Los sueños se
drogan. Las alfombras mágicas vuelan al reino del espanto. El clima cambia,
el hombre es incorregible. Algunas especies desaparecen. Animales y plantas,
fueron alguna vez parte del hábitat. Una isla estalla en el Sur de Argentina.
¿Los museos son los únicos lugares de paz?. Cosas muertas, cosas vivas, qué
vida. ¿Qué hago con sus palabras, Mr President? La vida sigue su curso, los
hechos mundiales no suceden, ni son meras noticias, ni forman parte de la
rutina de los periodistas y tampoco existen por una mera coincidencia. Apago
el monólogo-chat con la Unión, fin del delirio y recuerdo las palabras del
poeta, el sueño, me dijo, no olvides el sueño. Viajé por un instante a la
isla de arena dorada. Sucumbí al espejeante mar y borré mis días fatales,
que patinaban en un gran lago recién congelado bajo mis pies duros, fríos,
compartidos con quien no debiera. Sangre coagulada, respiración
sin ninguna razón. Hora cero. Qué invierno tan frío. Se me congela
el lago bajo mis pies. Siento la risa del Editor frente a la miniatura de
Golf, un arranque de locura de su ocio, en el mismo juego de cada día, la
torpeza del palito y el hoyito. Se deshojan las margaritas en este nuevo
escenario de turbantes en turbulencia.
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El mundo es una caricatura
El mundo es una
caricatura porque el poder mundial es una parodia de sí mismo. Hollywood o
cineastas independientes como Robert Redford, Woody Allen, George Clooney,
Michael Moore, Steve Spielberg y Peter Jackson`s, tendrían que develar en una
gran cinta este mundo fantástico creado a partir de la mentira, manipulación
constante de los hechos, falsificación de pruebas y sobre todo, la búsqueda
de armas de exterminación masiva inexistentes en Irak y por el desierto,
junto al Tigris y a El Eufrates. Un material irrepetible para intentar
explicarse este nuevo escenario mundial, caricaturizado por los poderes fácticos
reales, engolosinados por el petróleo, el control del planeta y las guerras
focalizadas de “prevención”. Los
paisajes de grandes contrastes serían un lujo para el espectador de cualquier
parte del mundo, con un telón de fondo de humor, ironía, intriga y drama,
todos los ingredientes que superaría la mejor ficción de la meca del cine.
Si Carlitos Chaplin viviera, ya se estaría rodando la película del siglo
XXI, ahora que hay tiempo. Rodaría el mundo con el insuperable Charlie de la
mano de la risa volaría por el desierto con los pies rasantes de la mano de
la luna del viento cruzaría hacia el sol y END.“Aparece un gran precipicio
sin fin y el mundo va rodando hasta que llega al borde y se devuelve rodando
como una rueda que un niño poner a rodar por un campo de trigo. Un niño árabe
entra al Jardín de Rosas del la Casa Blanca, corta una y al salir a la calle,
se le va poniendo negra. Camina por las calles desoladas
de Washington y llega donde un grupo de jóvenes negros que están
cantando: Libertad para esta rosa negra/mi corona de espinas/ por tu
esclavitud/Estatua de Babel, libertad de papel/Soy tu abismo, amor/abrázame/olvida
esta confusión/ la vida es maravillosa ilusión/Libertad para esta rosa
negra/para las espinas ningún dolor/mi corona te pertenece. Y todo lo demás
vendría por añadidura. Nunca como antes un filme
había estado tan escrito, anunciado, revelado, como ahora en esta época
de fuegos artificiales y reales. El Mundo es carne de celuloide, un hueco
helado que se congela, arena, azufre, un puñado de polvo nostálgico de otros
planetas, que nos invitan a viajar,
como si fuéramos estrellas huérfanas que nos quedamos en tierra.
Si Hamlet detectó que algo olía mal en Dinamarca, y de eso hace mucho
tiempo. La frase hoy es anillo al dedo para el mundo actual. Huele mal. Va a
la deriva lo que carece de centro
y no ve su propia orilla. No puede haber una madeja sin hilo. El cuento es
como sigue: “Había una vez un Reino tan lejano que nadie se acordaba de él.
La gente en la otra parte del mundo estaba ocupada de la guerra, envidia,
poder, celos, de la mentira. No es que en ese Reino no hubiera un poco de cada
cosa, pero en esencia vivía en paz, feliz, preocupado de
cuanto ocurría a los
habitantes del Reino. Sabían por algo más que referencias, que el mundo olía
mal, era shakespereano desde el punto de vista de Hamlet, en materia de
olfato. El Reino era pequeño, pequeño de verdad en tamaño y administraba la
Isla más grande del mundo. Nadie sabía como esa isla cabía en la imaginación
de este Reino little. Si la isla se revelara, aunque tenía pocos habitantes,
si no, no sería una verdadera isla, podría tapar muchas veces con su peso al
little Reino, donde el frío hacía sonreír al tiempo y silbar al viento. O
si avanzara por el mar y pasara frente a sus costas, lograría al menos
asustar al reino y reclamarle algunas cosas. Con un gran susto bastaría. Si
bien el Reino vivía de la venta de equipos industriales, combustible,
alimentos, muebles, productos farmacéuticos, todos productos civilizados,
nuevos, de nuestra época, siempre se le reconocerá como una fábrica de
cuentos infantiles. El Reino había vivido de la magia y de los sueños. Era
una isla, lo conformaban muchas más islas, casi todas desabitadas y esa gran
isla que les hacía soñar como si fueran unos gigantes. Allí había nacido
en sus aguas azules una Sirenita que le gustaba cantar y tocar el arpa. Su sueño
era salir a la superficie y sólo cuando cumplió 15 años le fue concedido
ese deseo. Pero como era un Sirenita y no tenía alma, a pesar de los
esfuerzos de la Hechicera de los abismos, no pudo cambiar su suerte y se
convirtió en un espíritu del aire. El territorio era ondulado como una
cuncuna, y formaba un archipiélago. El clima suave, brumoso y húmedo, le hacía
parecer a veces como un trozo de mantequilla. La historia se deslizaba como en
un tobogán llena de felicidad. Un mundo para ser disfrutado
y creer que realmente para ello había sido creado.
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Mahoma y El Patito Feo
No
todo era miel sobre hojuelas, El Patito Feo, también existió y esa
historia se ha extendido por todas partes del mundo hasta el día de hoy.
Christian Andersen, su autor, no vivió una vida de paraíso terrenal y sus
historias también forman parte de su historia que es la historia de millones
como ocurren en la vida real las historias y nos convertimos en nuestra propia
triste, feliz o infeliz historia. La historia está cansada. Acaba de decir
Humberto Eco y razón tiene. Pero alguien se las ingenia para arrastrar al
mundo como si el loco del pueblo se hubiese tomado la palabra. Andersen fue
también un Patito Feo, siempre rechazado por las mujeres, pero dejó páginas
inolvidables, y en especial este relato muestra que la sociedad no era muy
tolerante en esa época y tampoco en otras. Basta con ver el Muro que separa a
México de Estados Unidos, para darse cuenta del foso Norte/Sur. La tolerancia
es un viejo tema sin resolver en
muchas partes del mundo. El siglo XXI se ve estancado en este tema que
arrastra a millones de personas a
enfrentamientos no vistos en otras épocas. Un nuevo acontecimiento, insólito,
ha puesto a caminar el fantasma real de Mahoma por el mundo, con la edición
de las caricaturas del diario danés Jyllands-Posten, que muestra al
profeta del Islam con una bomba envuelta en el turbante. El juego de la imagen
está costando caro a Dinamarca y al mundo, no sólo por las sedes diplomáticas
incendiadas, los muertos bajo
protesta, sino porque se ha adicionado una dosis innecesaria a los crudos
enfrentamientos entre Oriente y Occidente. Las 12 caricaturas sobre Mahoma,
como los apóstoles de la discordia, ha llevado a algunos países árabes a
bloquear los productos daneses. Mucha tinta y sangre ha corrido, como
la ira del Islam, la condena del Papa, de Estados Unidos y Gran Bretaña,
ante el desliz de la prensa danesa, ya que el Islam es una religión
reconocidamente pacífica. Ha caído sobre los medios de comunicación la
pregunta de hasta donde llega el límite de la libertad de expresión, en
tiempos en que todo está restringido, vigilado, censurado para el hombre
”postmoderno”, tan dado a su individualismo. Hoy camina bajo las atentas cámaras
ocultas y hace su vida con las libertades restringidas, lee y ve lo mismo,
piensa igual. El hombre hamburguesa. El hombre sin memoria. El hombre
presente. El hombre ombligo. El hombre cabeza de músculo. El hombre
descabezado entra a la casa y besa a su esposa, como si atravesara un
silencioso vaso de agua. El rostro se vuela sin nombre sin paradero. Siglo de
la libertad inflamable, un siglo en llamas. Tiempo de bibliotecas vigiladas.
Los desamparados no pueden refugiarse de la soledad de la palabra. La peste
del terror. Camus. El país sitiado. Solemnes retazos del tiempo. La conducta
es un código. ¿Alcanzaremos abrir el paraguas nuclear?
Rusia ha vendido misiles a
Irán para que defienda sus instalaciones nucleares. El mundo cambia, seguirá
cambiando. Los nuevos gobernantes de Palestina democrática, el movimiento
Hamas, fueron invitados a conversaciones
a Moscú. Tips del mundo global/nuclear/apunto de explotar. Pienso en mi
antiguo College de Arapahoe. Debe estar nevando en estos días, la chimenea
encendida, el humo sobre la montaña nevada y el frontis gris de la edificación.,
los árboles deshojados, el viejo ventanal donde
dejaba rodar el sueño que
venía del Sur y yo simplemente flotaba.
Pienso en Sur y una luz lejana se convierte en estrella. Hay esperanza
en medio de la tormenta. Pueblos solitarios, que el tiempo no ignora.
Calendarios de ceniza. El rostro de la noche no es tan oscuro. Fuego al sur
del sur, los ancestros iluminan la ruta de los ríos, la misma noche. El
canelo huele a los hijos de la
tierra. El viento se echa a un
lado. No hay más nadie. La sombra de los antepasados, tutela
el futuro.
Silvia Banfield©2006