Una simple carta de lectores puso sobre el tapete un tema que viene debatiéndose en otros ámbitos de la sociedad argentina: los incómodos años 70. La grieta que se abrió en esa década aún no se cierra y parece que nunca ocurrirá.
Y ahora, por si fuera poco, la discusión llegó a la iglesia católica. Es que Héctor Aguer, exarzobispo emérito de la Arquidiócesis de La Plata, escribió una carta de lecores en diario La Nación que promete traer cola.
Tiene que ver con la necesidad de la beatificación de monseñor Angelelli, editorial que publicó ese mismo matutino. Ello contrapuesto al asesinato del filósofo Carlos Sacheri por parte del ERP. Dice la misiva:
Soy licenciado en Teología, estudié esta disciplina toda mi vida y la enseñé en distintos niveles, también el universitario. Pero tengo la impresión de que cada vez entiendo menos. Comparto los conceptos del editorial del 30 de julio sobre la beatificación de monseñor Angelelli.
Allí se cita a monseñor Bernardo Witte, sucesor suyo en la diócesis riojana, quien afirmaba que no había pruebas suficientes para considerar aquella muerte un asesinato. Yo mismo, siendo joven obispo, escuché a monseñor Witte decir en una Asamblea Plenaria del Episcopado que la tragedia aludida fue un accidente.
¿Por qué no se declara el martirio del filósofo Carlos Sacheri, maestro de la Doctrina Social de la Iglesia, asesinado por el ERP a la salida de misa y cuya sangre salpicó a su mujer y a sus hijos?
Sospecha: se piensa que Sacheri era "de derecha", y en su libro La Iglesia clandestina había denunciado los errores del progresismo y la infiltración marxista en ambientes católicos. Su beatificación sería "eclesiásticamente incorrecta".
¿Se abre una nueva grieta, ahora en la iglesia?