En julio de 1973 nace formalmente la Comisión Trilateral, bajo el impulso y
conducción estratégica de David Rockefeller, presidente del Chase Manhattan
Bank, integrante de la elite financiera internacional, que ha construido y
conduce el llamado Nuevo Orden Mundial.( nuevo orden económico-financiero-social-político-cultural..........).
La preocupación de éste magnate de las finanzas, residía,
en el alto grado de competencia y enfrentamiento, producto de la conquista de
mercados (como, no había una mano invisible que determinaba el equilibrio, sin
ninguna intervención?), que se producía entre Estados Unidos, Europa y Japón.
Es importante destacar que a la entidad se integran
destacados académicos, políticos, hombres de negocios y de medios de
comunicación, integrantes de las elites de los países trilateralistas (Bélgica,
Dinamarca, Irlanda, Francia, República Federal Alemana, Italia, Luxemburgo,
Holanda, Noruega, Reino Unido, Estados Unidos y Japón.). Además se integran
comisiones y organizaciones preexistentes como el Consejo de Relaciones
Exteriores (C.F.R), creado en 1923, el Círculo Bilderberg nacido en 1954 y
representantes de empresas multinacionales: ITT, ATT, General Motors, General
Electric, Allien Chemical, Fiat, Exxon, Shell, etc.
En la organización
hay ciertos Estados que tienen más injerencia que los demás en los caminos
trazados, sin embargo, La Comisión Trilateral representa en primer lugar los
intereses del Capital Financiero Internacional y el de los grupos de empresas
transnacionales, son intereses, que responden a una lógica corporativa de CARÁCTER
PRIVADO y de manera muy relativa a una estatal-nacional.
En primera instancia el
proyecto trilateralista, fue le de armar un proceso cooperativo entre los
sectores del capitalismo desarrollado y en segundo lugar, extender ese proceso,
a los países en desarrollo y socialistas, para
mantenerlos bajo control, con el fin, de ser funcionales al esquema del
poder del Nuevo Orden Mundial.
Bajo éste esquema
los liderazgos de los Estados-Naciones, quedan supeditados a los intereses
cooperativos, que pueden atravesar las fronteras de los países sin impedimento
alguno y más allá, que algunos Estados (Estados Unidos), configuren un espacio
de hegemonía universal, quedan condicionado a los intereses corporativos
(privados), representado por organizaciones fuera del ámbito del espacio público
interestatal.
A mediados de los años
setenta del siglo pasado, la Comisión Trilateral, le encargó un trabajo a tres
conocidos especialistas (Michel J. Crozier, Samuel P. Huntington y Joji
Watanuki) acerca de la gobernabilidad de las democracias.
En ese tiempo
prestigiosos estudiosos de las realidades sociales, entendían que los
basamentos sobre los que sostenía las democracias occidentales, eran, la economía
mixta, el Estado de Bienestar y una prosperidad sostenida y creciente, inclusiva
de todas las clases sociales (en nuestro país, el concepto de “movilidad
social” era el que representaba la resultante del modelo vigente).
Este esquema provocó,
según los especialistas, expectativas sociales desmesuradas, permanentes
demandas de carácter económicas-políticas, que por la dinámica impuesta, se
habían producido “excesos”, que vulneraban el sistema político-institucional
y ponían en jaque el esquema de autoridad vigente.
Este ascenso social y
la participación política, produjeron un “exceso de democracia”, que de la
mano de las demandas económicas, pidiendo una participación mayor en la
distribución de la riqueza (en la Argentina en el año 1974, los salarios
representaban el 50 % de PBI), produjo déficits fiscales, que aceleraron el
proceso inflacionario, que se transformó en la enfermedad “endémica” de
las economías de las democracias occidentales.
La realidad, en
cambio, era diametralmente diferente, nos encontrábamos ante un modelo, que se
caracterizaba por política de pleno empleo, redistribución progresiva de los
ingresos y equitativa de la riqueza y de elevados índice de desarrollo económico-social.
Sin embargo, los
trilateralistas impusieron sus políticas, aplicadas por Margaret Thatcher en
Gran Bretaña y Ronald Reagan en Estados Unidos y que fueron impuestas por
acciones de todo tipo y campañas (guerras) sicológicas y sociológicas en todo
el orbe y especialmente en los países denominados del tercer Mundo.
Bajo éste esquema la lucha contra la inflación, desplazó
del escenario social, al combate contra el desempleo, se desactivó la
participación social (no importó el método usado), se caracterizó como
blasfemia económica la defensa de la economía mixta y el Estado de Bienestar,
los que fueron acusados de ser causantes de las sietes plagas de Egipto.
Se consolida en el mundo y especialmente en nuestro país el
“ciclo hegemónico del capital financiero” , también denominado
“imperialismo mundial del dinero” o “plutocracia financiera”, donde se
abre la economía a los flujos económicos de las empresas transnacionales, se
debilitan los sistemas aduaneros y arancelarios, se desguaza el Estado, se
instalan sistemas impositivos de neto carácter regresivo (los que
menos tienen o menos ganan, son los que más tributan) y por fin la
estocada final, la liberalización total de los movimientos financieros (con el
clásico argumento, que sino, las inversiones de capitales del exterior, no se
producen).
El avance de la
programación mundial del trilateralismo siguió su curso y en el año 1989
impulsadas por el FMI, el Banco Mundial y el BID (brazos ejecutores del
imperialismo mundial del dinero), se realizaron diversas reuniones, en la cuidad
de Washington, en la que participaron economistas, empresarios y políticos
consecuentes con el ideario denominado neoliberal. El motivo era planificar
estrategias para el desarrollo económico-social de los países y especial a los
de América Latina, teniendo en cuenta la crisis general de esta región del
mundo, que se denominó la “década perdida” (1980-1990) y que a partir de
la aplicación de las mismas surgiera la denominada “década de la
esperanza” (1990-2000).
El Consenso de
Washington (se reconoce que Jhon Williamson fue uno de los principales
redactores del mismo) estableció diez requisitos, que deberían aplicar
aquellos países, que estuvieran dispuestos a impulsar el cambio económico
(neoliberal), para lo cual serían apoyados por créditos especiales otorgados
por los organismos financieros internacionales, garantes de la aplicación de
“las reformas estructurales”. Los lineamientos eran los siguientes:
disciplina fiscal, disminución del gastos público, mejora de la recaudación y
reforma impositiva, liberalización del sistema financiero y de la tasa de interés,
mantenimiento de un tipo de cambio estable y competitivo, liberalización
comercial externa (reducción de aranceles y abolición de trabas a las
importaciones), otorgar amplias facilidades a las inversiones externas, realizar
una amplia y enérgica política de privatizaciones de las empresas públicas,
desregulación de las actividades estatales, cumplimiento estricto del pago de
la deuda externa.
Ante el fracaso
rotundo que produjeron la aplicación de las recetas del Consenso, hecho
reconocido en todos los ámbitos políticos, académicos, científicos,
culturales y especialmente en los pueblos que sufrieron sus consecuencias, el
principal mentor del mismo el señor Jhon Williamson, propuso un muevo
“Consenso Ampliado” agregando a las anteriores las siguientes nuevas políticas:
fortalecimiento de las instituciones, políticas para combatir la corrupción,
mercados laborales flexibles, realizar acuerdo con la OMC, establecimientos de códigos
y estándares financieros, prudente apertura del mercado de capitales, regímenes
de cambios flexibles, Bancos centrales independientes-autónomos, establecer
metas y objetivos de inflación, establecer redes de seguridad social y reducción
de la pobreza.
Como corolario del
desarrollo precedente, podemos transcribir lo que el señor Michel Camdessus,
quien fuera director ejecutivo del FMI, respondiera a una pregunta de un
periodista del diario español EL PAÍS, el 24 de abril de 2000, “La historia
humana es trágica por naturaleza, y, cuando se cambia para mejorar las cosas,
siempre hay costos intermedios. Sabíamos perfectamente que desprenderse de las
empresas públicas y la flexibilización laboral iban a dejar gente en la calle.
Pero son fenómenos transitorios en una estrategia que ha servido al desarrollo
humano. Por doloroso que sea, era necesario pasar por esto para hacer empresas más
productivas” (pensemos que calificativos podemos asignarle, a quien dirigió
los destinos del FMI, tantos años y reflexionemos tratando de imaginar para quién
trabajó).
Comenzaremos por
nuestra querida patria la REPUBLICA ARGENTINA: en primer lugar, según los
criterios de medición que se utilicen demuestran que el crecimiento del PBI
“per cápita” entre 1949 -1974 alcanzó entre el 48% y el 67% según
distintos autores, ello en el entorno de una economía cerrada. Lo contrario
ocurrió en el siguiente cuarto de siglo 1976 – 2001, que con un entorno de
economía abierta (neoliberal) el crecimiento “per cápita” alcanzó
guarismos insignificantes para algunos autores y al decir del Dr, Mario Rapoport
en “los Guardianes del Dinero” no existió.
En los últimos 30 años,
la clase media y las franjas más bajas de la población perdieron entre el 15 y
el 40% en el reparto de la riqueza producida, a mediados de los setenta el
ingreso del 10 % más rico era 12 veces superiores al 10 % mas pobre, hoy esa
brecha, es de 29 veces. De tener un distribución del ingreso, similar a la de
los países europeos, ahora el país, tiene un mapa social semejante, a los países
latinoamericanos más desiguales.
La participación de
los trabajadores en el Ingreso Nacional, pasó de recibir el 50% en los mediados
del 70, a 36 % en los 90 y con la recesión
y la última devaluación se redujo al 29 %, diferencia que significó
entre los dos últimos períodos comparados una pérdida para la clase
trabajadora de 25.000 millones de pesos. Esto se refleja en el amplio superávit
fiscal primario (caída profunda en los salarios reales del sector público
post-devaluación, menos mal que el gobierno no se autocalifica de ortodoxo),
que se utiliza para el pago de los intereses y de la deuda a los organismos
financieros internacionales (se estima que entre el 2002 y el 2004 se pagaron
10.000 millones de dólares).
En el año 2004 la
distribución de la riqueza era la siguiente el 20 % más rico se quedaba con el
53 %, el 20 % medio alto con el 21 %, el 20 % medio con el 14 %, el 20 % medio
bajo con el 8 % y el 20 % más bajo con el 4 %. Ante esta situación, que es
similar en todos los países de América Latina, el Banco Mundial (justo quien)
advierte, que no se podrán resolver los problemas económicos, si no se reduce
la extrema desigualdad que separa a
los más ricos del resto de la sociedad.
El reflejo de los
expresado se ratifica al desmenuzar la estructura impositiva nacional, que tiene
un neto carácter regresivo, debido que se sostiene principalmente en los
impuestos al consumo, proporcionalmente pagan más los que menos ganan. Además
después de la devaluación los precios subieron, por lo tanto, el sector de
ingresos fijos (empleados y jubilados), pagan en proporción más impuestos, a
pesar que el poder adquisitivo de esos ingresos es más bajo. El Estado recauda
más por el denominado impuesto inflacionario y al mismo tiempo licua los gastos
estatales en especial sueldos y jubilaciones (más allá de los pequeños
retoques que se dieron en ambos casos)
La estructura
impositiva en porcentajes del PBI es la siguiente: Impuesto a los consumo 43 %,
impuesto a las ganancias 20 %, Impuesto al comercio exterior 12 %, impuesto a la
seguridad social 12 % y otros impuestos 13 %, la presión tributaria se ubicaría
por encima del 26 % en el año 2004 (Nación y Provincias).
En
cuanto a la desocupación, según las estadísticas del INDEC a fin del año
2004, basadas en la población urbana, los desempleados alcanzarían la cifra a
1.815.000 personas, pero si se consideran como desocupados las personas que
reciben los planes sociales la cifra se elevaría a 2.430.000 y la subocupación
(personas que trabajan menos de 35 horas mensuales) llega a la cifra de
2.145.000, es decir, que estaríamos hablando de 3.960.00 personas con problemas
laborales, pero si los porcentajes, se proyectan sobre la población total ,
incluyendo la rural, los desocupados suben a 2.000.000, a 2.600.000 si se
incluyen los que tienen planes sociales y los subocupados a 2.300.000, en este
caso, haciendo un total 4.900.000 personas con problemas de trabajo.
Creemos importante destacar lo sucedido en la ALDEA GLOBAL,
como la denominan los hacedores del NUEVO ORDEN MUNDIAL, hacia fines de 1990
existían corporaciones dedicadas a la producción de bienes y servicios en un número
de 37.000, que controlaban 174.000 filiales en todo el mundo con capitales
invertidos por 1,736 billones de dólares.
En el año 2001
sumaban 64.592 y tenían 851.167
filiales expandidas por todo el mundo, con inversiones que llegaban a la
significante cifra de 6,8 billones de dólares, estas filiales estaban
distribuidas de la siguiente manera: 100.825 en economía desarrolladas, 494.900
en países en desarrollo – de las cuales 363.885 se encontraban en China – y
255.442 en los países de Europa Central y del Este.
Según el diario británico FINANCIAL TIMES informaba que un
79 % delas 500 mayores Transnacionales están radicadas en los Estados Unidos o
en los países de la Unión Europea. Si se incluye a Japón, la cifra aumenta al
91 %, es decir, más del 90 % de las mayores empresas del mundo pertenecen a la
tríada del poder internacional, Estados Unidos, Europa y Japón (Trilateral
Comisión).
Siguiendo el concepto de James Petras la GLOBALIZACIÓN no es
otra cosa que la conquista de los mercados “anteriormente restringidos y
sectores económicos en los países ex comunistas y nacionalistas del tercer
mundo”.
Los Estados Unidos son el sector dominante con el 48 % de las
500 firmas más grandes del mundo, la Unión Europea con el 31 % y Japón con el
12 %, estos constituyen, los principales núcleos de lo que denominan Stella
Callón - Víctor H. Ducrot, en su libro Recolonización o Independencia,
IMPERIO GLOBAL PRIVATIZADO.
En este esquema las Corporaciones Financieras llevan la
delantera en esta carrera de GANANCIAS Y HAMBRE , las de Estados Unidos en 1990
recibieron un 36 % de los beneficios mundiales, y en 1997 aumentaron su
participación al 44 %, como un dato importante para destacar cabe señalar que
en 1990 la deuda de América Latina según la CEPAL alcanzaba la cifra de
450.000 millones de dólares, hacia el año 2000, a pesar de los cuantiosos
pagos de capital e intereses, la
misma alcanzaba la extraordinaria cifra de 750.000 millones.
Con respecto a la DISTRIBUCIÓN MUNDIAL DE LA RIQUEZA,
podemos informar, que la Tierra comprende aproximadamente una superficie de 510
millones de kilómetros cuadrados, de ellos, los océanos y mares representan
alrededor de 360 millones y la tierras emergidas unos 150 millones. Dado que el
continente antártico cubre 14 millones, nos queda, un suelo sin hielo de 136
millones de kilómetros cuadrados, en el que viven unos 6.500 millones de
personas, siendo la densidad global de nuestro planeta, de 48 habitantes por Kilómetro
cuadrado.
Los INGRESOS TOTALES estimados en el año 2004 en el mundo se
estimaron en 53 billones de dólares medidos en paridad de poder adquisitivo (es
el poder de compra que esos dólares tendrían en Estados Unidos), esto
determina un monto de 8.154 Dólares “per cápita”. (El Ingreso medido en
tipo de cambio en dólares, es decir, en dólares de cada país, representa 40
billones de dólares, de los cuales 10 billones y medio habrían sido objeto de
comercio internacional).
En el mundo hay más de 210 países, pero sólo, se procesa
información económica en 175, los cuales están clasificados en dos grupos:
economías avanzadas, 29; y otros mercados emergentes y países en desarrollo,
146. En el primer grupo, 1.000 millones de personas habitando sobre 32 millones
de kilómetros cuadrados, SE APROPIARON DE UN 56 % DE LOS INGRESOS GENERADOS EN
EL PLANETA en el 2004, es decir, 32 BILLONES en paridad poder adquisitivo de dólares
(30.000 dólares “per cápita”)
El resto 5.500 MILLONES DE PERSONAS viviendo sobre 104
millones de kilómetros cuadrados, recibieron un 44 % del INGRESO MUNDIAL, 23
BILLONES en paridad poder adquisitivo de dólares (4.182 dólares “per cápita”).
De la 29 economías avanzadas (desarrolladas), 19 están en
Europa, 5 en Asia, 2 en América y una en el denominado Oriente Próximo.
Alemania, Francia, Italia, Austria, Bélgica, Finlandia,
Irlanda, Holanda, España, Portugal, Grecia, Luxemburgo junto al Reino Unido,
Dinamarca, Suecia, Islandia, Noruega y Suiza, completan el paisaje de la Europa
desarrollada, con 400 millones de habitantes, sobre casi 4 millones de kilómetros
cuadrados; recibe de INGRESO casi 11 billones en paridad poder adquisitivo en dólares,
en el año 2004 a razón de 27.500 dólares “per cápita”.
Japón con 130 millones de habitantes sobre menos de 400.000
kilómetros cuadrados generó INGRESOS paridad poder adquisitivo por 3,7
billones de dólares, es decir, 28.500 “per cápita”, es importante
informar, que Japón es una superficie 23 % superior a la Provincia de Buenos
Aires, Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur son economías que se las
considera recientemente desarrolladas e industrializadas, sobre 137.000 kilómetros
cuadrados habitan 80 millones de personas que generaron INGRESOS por 1,7
billones de dólares paridad poder adquisitivo, es decir, más de 2l.000 dólares
“per cápita”, destacamos que la superficie que ocupan estas naciones,
representa un 83 % del correspondiente a la provincia de Córdoba.
Estados Unidos con casi 290 millones de habitantes sobre 9 y
medio millones de kilómetros cuadrados generaron INGRESOS por 11,2 billones de
dólares en el año 2004, es decir, un promedio de 39.000 dólares “per cápita”.
Canadá cuenta con 30 millones de habitantes sobre 10
millones de kilómetros cuadrados, con INGRESOS aproximados a 1 billón de dólares
paridad poder adquisitivo, con un promedio de más de 33.000 dólares “per cápita”.
El cuadro de los países denominados del primer mundo es
completado por Australia, con más de 20 millones de personas, sobre un
territorio de 7,7 millones de kilómetros cuadrados, Nueva Zelanda, con 4
millones de personas en un territorio equivalente al 90 % de la Provincia de
Buenos Aires y finalmente Israel con 6 millones de habitantes, sobre 21.000 kilómetros
cuadrados.
El denominado G-7 es el que lidera la DISTRIBUCIÓN DEL
INGRESO EN EL MUNDO: el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania,
Francia e Italia en el año 2004 tuvieron INGRESOS en conjunto por 23 billones
de dólares paridad poder adquisitivo, equivalente casi a un 44 % del total, con
una población que alcanza las 700 millones de personas, equivalente al 11 % del
total mundial, con un promedio de alrededor de 32.860 dólares “per cápita”,
el RESTO DEL MUNDO, es decir, 5.800 millones de personas generan un INGRESO de
30 billones de dólares paridad poder adquisitivo, por lo cual, alcanzan un
promedio de 5.172 dólares “per cápita”; JUSTA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA,
QUE NOS OFRECE EL NUEVO ORDEN MUNDIAL.
Este resto del mundo, presenta asimetrías y esta siendo
integrado en forma conjunta al proceso global que lidera el primer mundo, salvo
algunas excepciones, padece el traspaso a manos extranjeras (debe leerse manos
de las transnacionales del primer mundo), de la propiedad de los activos
nacionales, tanto públicos como privados, con la inevitable pérdida del
control y la soberanía.
Hay dos casos especiales que merecen destacarse y que deberán
estudiarse en profundidad, con investigaciones de tipo de individual, el primero
es China, con un territorio de algo más de 9 millones y medio de kilómetros
cuadrados y albergando a una 1.350.millones de personas generó INGRESOS por 6,7
billones de dólares paridad poder adquisitivo y el otro es nada menos que
India, que en casi 3,3 millones de Kilómetros cuadrados,
habitados por 1.100 millones de personas generó INGRESOS por 3 billones
de dólares paridad de poder adquisitivo, en
el resto del mundo quedan aproximadamente 3.050 millones de personas cuyas
condiciones de INGRESOS y en consecuencia de pobreza son disímiles.
No es imposible terminar nuestro trabajo, sin informar sobre
otros datos, que creemos de suma importancia, para conocer la realidad del
mundo: uno de cada tres niños está subalimentado, 1.300 millones de personas
carecen de agua, tres millones de infantes mueren por año de enfermedades
prevenibles con vacunas, un millón de mujeres muere cada año por problemas de
salud vinculados con la gestación, mil millones de adultos no saben leer ni
escribir, en el año 200l 1.101 millones de personas vivían con 1 dólar por día,
y con 2 dólares diarios la cifra alcanzaba a 2.733 millones de personas.
Mientras tanto el mundo gasta 767 mil millones de dólares
anuales en programas militares, más de mil millones de personas carecen
servicios básicos de salud, y en año
1990 los países desarrollados, enviaron 56 millones de dólares en ayuda económica
a los países pobres y al mismo tiempo le vendieron equipos de guerra por la
suma de 36 mil millones de dólares.
Sin embargo, debemos tener en cuenta, las líneas de la
futura evolución demográfica, la proyección para el año 2050 en su variante
media arroja una guarismo de 9.000 millones de personas. En el escenario de las
economías desarrolladas, no habrá casi evolución demográfica, por lo tanto,
merece ser investigada la realidad del mundo que hoy denominamos en desarrollo o
emergente, que contendrá alrededor de 8.000 millones de habitantes.
Dr.
Juan Carlos Vacarezza
Colaboración Dr. Horacio
Gonzalez