Los movimientos antivacunas han crecido de manera alarmante. Pero, como cuando éramos chicos jugábamos al teléfono descompuesto, el origen de esta aberración, es una mentira.

En 1998 el doctor Andrew Wakefield fue quien protagonizó uno de los fraudes más grandes en la historia de la medicina y lo respaldó la revista The Lancet publicando el artículo de Wakefield donde afirmaba que la vacuna Tripe Viral (sarampión, paperas y rubeola) causaba autismo.

Días después de esa nefasta conferencia de prensa, donde alarmaba que la Vacuna Triple Viral causaba un síndrome que combinaba el autismo con una grave enfermedad gastrointestinal, Wakefield se reunió con accionistas para discutir un plan de negocios que incluía una vacuna “segura” para reemplazar la Triple Viral, más un kit de diagnóstico para detectar el nuevo síndrome.

Para entusiasmar a su audiencia, les informó que les haría ganar unos 116 millones de dólares al año, pero para eso era necesario que la gente entrara en pánico y los padres dejen de vacunar a sus hijos.

Finalmente, ni el kit ni la nueva vacuna salieron a la venta, pero el daño ya estaba hecho, y las consecuencias las estamos viendo ahora.

En 2004 The Sunday Times publica una investigación del periodista Brian Deer, donde se ven irregularidades en el estudio en que Wakefield se basaba para afirmar que la triple viral provocaba autismo, en 2010 The Lancet se retracta por la publicación del estudio en 1998, y en mayo de 2010 Wakefield es retirado del registro médico inglés.

Entonces, fue acusado de fraude y otros cargos. Pero ya era tarde: muchos niños no recibieron la triple viral.

¿Puede la ambición generar un brote de una enfermedad erradicada? La respuesta es sí.

Se sabe que las vacunas han evitado muertes, pero aún hay personas que no creen y se respaldan en ello. ¿Qué mejor que una afirmación de The Lancet para sustentar su creencia?

Famosos salen a respaldar la locura de que las vacunas producen enfermedades, Jim Carey dice que el hijo de su novia es autista y ella afirma que fue la consecuencia de aplicarle la triple viral, siendo muy peligroso sin elementos contundentes, ya que hoy lo mejor que tenemos para evitar la epidemia son… las vacunas.