Estos tres (3) años que han pasado, sin lugar a dudas, han sido los peores de los últimos quince (15) años, para quienes trabajan en este país.
Desde el inicio del actual gobierno nacional, se han observado, una gran cantidad de políticas (incluyendo declaraciones públicas de distintos funcionarios), que nos hace sentir, que estamos frente a una clase política gobernante con una mirada anti obrera, por donde se la mire.
Así lo han venido demostrando, por ejemplo, con uno de los principales incumplimientos de promesas de campaña que el actual Presidente viene teniendo. Hablamos del compromiso que el mismo asumió con los activos argentinos, al afirmar que en su gobierno, los trabajadores no pagarían más impuesto a las ganancias… Claramente, nunca cumplió. Por el contrario, desde que el actual gobierno nacional asumió, aumentaron la cantidad de trabajadores que pagan este tributo nefasto, injusto y regresivo.
Se estigmatizó a los trabajadores estatales, tildándolos de vagos o ñoquis.
Se estigmatizó a los abogados laboralistas, al hablarse de la industria de los juicios y de mafias de abogados.
Se estigmatizó a los sindicatos independientes de la política, y a los verdaderos dirigentes gremiales, que luchan de verdad por sus afiliados.
Buscaron poner techos a las paritarias.
Consintieron que existan actividades (estatales y privadas), en donde los trabajadores, no han tenido paritarias (teniendo en cuenta el carácter alimentario del salario, para el trabajador y su familia), sin intervenir frente a claras violaciones de derechos previstos en leyes nacionales y en disposiciones de la propia Constitución Nacional. ¿Para qué existe la Secretaría de Trabajo de la Nación?.
Vienen intentando tratar y aprobar una reforma laboral.
Se busca a través de la misma, flexibilizar las condiciones laborales, recortar derechos y conquistas, debilitar las organizaciones sindicales, y en definitiva; llevarnos a la era de hielo en materia laboral (una especie de esclavitud moderna).
Se han despedido a miles de trabajadoras y trabajadores estatales como privados, y no se han arbitrado medidas para suspender por un tiempo los despidos. No han hecho nada para que esto pare.
El modelo del actual, es más bien agro exportador, dirige la mayoría de sus medidas para beneficiar a los ricos, a los sectores más acomodados de la Argentina.
Este modelo, no tiene entre sus prioridades, lograr una mayor industrialización, apoyar y asistir a las pymes que son quienes más generan fuentes de trabajo desde hace años, apostar la producción como a la industria nacional, estimular el mercado interno, mejorar el poder adquisitivo de los ciudadanos para que vivan dignamente.
Si bien existen organizaciones sindicales nacionales, que cumplen su función eficientemente (logran paritarias dignas, nuevos derechos y conquistas, administran eficientemente su propia obra social sin intervenciones de la misma, llevan adelante capacitación, ofrecen muy buenas opciones para vacacionar para quienes representan), como Camioneros, La Bancaria, las dos (2) CTA, los Farmacéuticos, Los Custodios, entre otros; también, hay quienes han consentido la flexibilización laboral en su actividad, quienes han sido serviles, quienes han sido cómplices, y quienes han genuflexos al poder político, y sus representados están pagando hoy, los costos de esta traición.
A ello se suma, la virtual, inexistente y mediocre C.G.T. actual. Es necesaria su urgente normalización, por parte de los sindicatos.
Es importante remarcar, que el gobierno nacional, ha sido acompañado en muchas de sus acciones, por gobiernos provinciales (incluyendo algunos de distinto signo político), lo que es realmente lamentable, porque la ciudadanía y sobre todo los trabajadores no esperan eso de ellos.
Frente a este cuadro de situación, el año 2019, les brinda el tiempo de revancha a los trabajadores argentinos, para elegir gobernantes que tengan un modelo totalmente contrario al actual.
No hay que volver a votar a los verdugos de los trabajadores.
Será el momento de votar gobernantes que reconstruyan el país. Será el momento de votar gobernantes, que vengan de las filas de los trabajadores y no que vengan de la política hace años, como sucede con la mayoría. Pero sobre todo, debemos mandar un claro mensaje a quienes aspiren llegar a cargos ejecutivos nacionales (también provinciales y municipales): “Nunca más gobiernos antiobreros”.
Carlos Emanuel Cafure
Abogado Laboralista
Autor del Libro Violencia Laboral (Ediciones D y D)
Autor de Proyectos de Leyes y Ordenanzas sobre temáticas laborales.
Columnista de Opinión de medios de prensa
subastascafure@yahoo.com