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TRUENA CANTALAO EN FUNDACIÓN NERUDA

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Pablo Neruda murió hace casi treinta años y nos dejó una obra fundacional de poeta materialista, sus tres casas museos y un sueño que aún naufraga en las tumultuosas aguas frías de Isla Negra, donde el poeta instaló su última residencia.
Murió con un nudo en la garganta debido a los trágicos acontecimientos de Chile, delirando por los fusilados, y fue enterrado en el anonimato en un cortejo flanqueado por ametralladoras, un día gris que marca el inicio de las protestas contra el régimen castrense en Santiago.
La Chascona, su casa de Santiago, había sido saqueada, posteriormente Isla Negra fue expropiada, secuestrada, clausurada. El patrimonio físico del poeta conculcado, se esfumó, porque había sido heredado al Partido Comunista de Chile, donde él militaba.
Esta es una historia conocida, el Vate se iba en medio del dolor, pero quería seguir viviéndose más allá de su poesía. Por eso dejó un sueño respaldado por el capital de su obra y pertenencias materiales, heredadas a Chile. Generoso en amores, desprendido en la amistad y en las cosas materiales, dejaba a sus herederos un sueño, tan inmaterial como su material poesía, pero realizable, y sobre todo, era su apuesta a la cultura en sus diversas manifestaciones y un techo firme a la cantera poética chilena.
Dirán que para un poeta es fácil soñar. Posiblemente. Soñar despierto, es otra cosa, podrían argumentar los más escépticos. Todo en la probabilidad del sueño. Pero sin sueños, la realidad se angosta. Soñar no es privilegio de poetas. Algunos estudiosos creen que nos volveríamos locos si no soñáramos. De poetas y locos y soñadores, todos tenemos un poco.
La Academia Sueca dijo de la poesía de Neruda está integrada por una masa avasalladora y se interroga si existe cosa igual en la historia de la poesía. Como la nieve cayó su poesía, la lluvia intensa del Sur, inaugural de residencias y proyectos, convocaba cada día a la vida con su palabra y gestos, los sueños nerudianos que heredó en su proyecto que llamó Cantalao. Un pueblo para poetas, en las proximidades de Isla Negra. Recuerdo esa zona vagamente de vientos, intrincada, con oleaje. Allí en Punta de Tralca, donde los truenos de la poesía se elevarían al cielo, Neruda sembró su utopía.
En la actualidad Cantalao es menos que una Utopía, un sueño abandonado.
Años después, su esposa y heredera, Matilde Urrutia, pondría en marcha una estrategia para rescatar el patrimonio del poeta mediante la creación de una Fundación y cumplir con su testamento. Años demoraron sus restos para llegar a Isla Negra.
De esta manera surgió la figura de Juan Agustín Figueroa hermano de la amiga de Neruda Aída Figueroa y asesora de Salvador Allende. Una vieja comunista que se alió a su hermano de derecha, latifundista, por una buena causa, rescatar Isla Negra, el patrimonio de Neruda y formar una Fundación. Todo bajo la anuencia de Matilde Urrutia. Figueroa fue quien construyó el andamiaje jurídico para retornar el patrimonio nerudiano a sus herederos legítimos y poder cumplir con el testamente del vate de Isla Negra. Muere Matilde y la Fundación queda en manos de amigos y artistas próximos a Neruda. El Pintor Mario Carreño, el actor Roberto Parada, el escritor Jorge Edwards, Flavián Levine, Raúl Bulnes y Juan Agustín Figueroa. Los dos primeros fallecieron, Edwards y Levine se retiraron posteriormente. El Directorio, nos informa Reyes, cambió su equilibrada composición.
La nueva directiva presidida por Juan Agustín Figueroa, quedó en familia, como bien apunta Reyes. Marcela Elgueta, su esposa, Aída Figueroa, hermana y Jorge del Río, abogado, miembro del staff de Figueroa. Raúl Bulnes, amigo del presidente. Los otros dos directores son el escritor Volodia Teitelboin y Enrique Inda.
Casi tres décadas después, es evidente que los deseos testamentarios de Neruda no se han cumplido, según lo revela su sobrino nieto, Bernardo Reyes, recientemente expulsado de la Fundación Neruda, porque se “encontraba lejos de Temuco (La Frontera, Sur de Chile) y ya no tenía razón de ser su permanencia en esa institución”.
Bernardo Reyes dirigía el Tren de la Poesía, un portal en Internet sobre Neruda y dedicado a su obra, y señala que el 90 por ciento de los trámites para desarrollar ese proyecto debía hacerlo en Santiago, la capital. La Fundación Pablo Neruda adujo para su exoneración, la existencia de graves problemas económicos, informa el poeta Reyes, y él alega en su descargo, que le pagaban 200 mil pesos, el salario de un junior, que le permitían pagar algo más que el teléfono. El Tren de la poesía, un portal muy visitado, costaba anualmente 15 millones de pesos y la Fundación aportaba 2.5 millones, señala Reyes en una carta enviada a este columnista. La oficina del proyecto era la casa del propio sobrino nieto de Neruda y él con su esposa gestionaban y trabajaban para la realización del proyecto on line.
Bernardo Reyes al analizar su abrupta partida de la Fundación, reitera que no existe una gestión cultural en esa organización, “salvo la realización de los Talleres de poesía que dirigen Floridor Pérez y Jaime Quezada.” Todo lo demás, denuncia, “es ponerle la firma a los proyectos que otros hacen, sena buenos o malos, pero que no nacen como iniciativa de la propia Fundación Neruda.”
El Tren de la Poesía se montó como “la gran vitrina de la Fundación, en donde quedaba de manifiesto el carácter nerudiano, popular y convocador”, precisó el poeta Reyes. Totalmente opuesto al manejo, denunció, elitista de la actual directiva de la Fundación.
Cuestionó igualmente la administración, la que calificó de pésima, porque si hace cinco o seis años, con los mismos ingresos no existían problemas, por qué ahora con iguales recursos y gastos, la institución atraviesa por dificultades económicas. “¿Dónde hace agua el bote?”, se interrogó Reyes.
En su opinión, la salida repentina de la Fundación se debió para acallar su voz, ya que estaba denunciando hechos concretos.
Para Bernardo Reyes lo que habla es el trabajo. Este 23 de septiembre, día del fallecimiento de Neruda, anunció, lanzará tres libros relacionados con el autor de Residencia en la Tierra, 20 Poemas de amor y una canción desesperada, Odas elementales y Canto General, entre otros libros.
Album de Temuco, un libro iconográfico que edita”mi archivo personal de fotos y documentos. Retrato de Familia, un ensayo nerudiano en tercera edición y Casas, referido a las residencias de Neruda.
Televisión Nacional de Chile, recordó Reyes, anunció recientemente que llevara acabo una miniserie de Volodia Teitelboin, cuya realización utilizará fundamentalmente: los libros Adiós Poeta de Edwards, Retrato de Familia.
Bernardo Reyes, subrayó finalmente, que Los Cuadernos de Temuco, un libro de la infancia nerudiana, fue descubierto por él y ya cuenta con más de 12 ediciones. Son más de 150 poemas de la infancia de Neruda y de su juventud, que "fueron incorporados gracias a mis investigaciones. Los originales habían sido rematados en Londres y se habían dado por perdidos. El libro se hizo con una vieja fotocopia, que fue lo que yo entregué, por escritura notarial.”

 

Rolando Gabrielli

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