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Desde la mentira, al fuego y al agua

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DE KARNE SOMOS
DE KARNE SOMOS

    “Yo no miento nunca”, le retrucó Cristina Fernández de Kirchner a Dientitos, notero de CQC cuando este les insistía a los K que en la cena de recepción a la mandataria chilena Michelle Bachelet se había servido carpacho. Pero no sólo la pareja presidencial desmentía lo evidente, claramente evidenciado cuando el nombrado inquirió a los cocineros de la Rosada acerca de la veracidad de lo consumido. Pues tanto Aníbal como Alberto Fernández, Daniel Scioli y Daniel Hadad negaron con vehemencia lo que quedó patentizado. En una semana en la que organizaciones kirchneristas montaron un parripollo en la puerta de la Sociedad Rural y se anunció que por fin se bajaría el precio de 11 cortes populares, la revelación del programa recientemente mudado a Telefé demostraría que la política del tero sigue funcionando a full. Porque, cosa de Mandinga, al día siguiente de esto se selló el acuerdo con los productores ganaderos mencionado arriba. El colmo de esto, lo sigue constituyendo la risible publicidad oficial que insta a no consumir carne e invita a los incautos a reemplazarla por sustitutos como pescado, pollo y demás. Cosa rara, puesto que las propiedades del vacuno cantante y sonante no se pueden cambiar por ningún alimento.
  
Parafraseando eso de la imagen que vale mil palabras, fue más fuerte mostrar la duplicidad pinguinera que la presión de los cortes de ruta en Trenque Lauquen. Otros que mostraron su iracundia en la calle fueron los camioneros de Moyano, quienes concientes de su presión obligaron al ministro Tomada a sentarse en la mesa de negociaciones una vez más. También marcharon unos miles de inmigrantes bolivianos en Parque Avellaneda y Once, conmocionados por la reciente muerte de 6 compatriotas víctimas del mentado trabajo esclavo. Elusiva definición echada a rodar por los informadores de Telerman, engañosamente sorprendidos cuando constataron que en Capital Federal existen nada menos que 400 talleres textiles clandestinos camuflados de casas particulares. Este remedo de Cromañon también fue posible por la desidia, presencia omnisciente de cuando los que deberían aplicar los controles hacen la vista gorda.
  
Otra muestra flagrante del sempiterno lo atamo con alambre se hizo patéticamente en Tartagal, cuando el río que lleva esa denominación arrasó con viviendas y con las esperanzas de los pobladores. Hastiados de tanta promesa incumplida, también recurrieron al cacerolazo al borde de la desesperación. Como si se tratara de una burla del destino, el jueves 6 el gobernador Romero y Kirchner suscribieron acuerdos tendientes a realizar obras de mejoramiento para evitar que el desastre aumente en magnitud.
  
Tanto la anunciada tragedia de Caballito como la de Salta, son constantes en la postal de la Argentina decadente. No sólo fallan los controles, sino que lo que es peor no existe ninguna política ni de prevención de catástrofes ni de prevención tendiente a evitar semejantes contingencias. Los bolivianos que coparon las calles y los pobladores de Tartagal se unieron en un solo grito, denunciado que desde hace décadas se sienten marginados por la corporación política. Abandonados a su suerte, observando con dolor como unos perecen en un incendio y otros pierden todo a causa de la furia del agua, se hermanan con las víctimas de la impunidad, del gatillo fácil, de la masacre de Once, formando una fila inmensa de dolor reclamante que parece no terminar nunca.


La republiqueta nuestra de cada día

   Como afirmáramos a las pocas horas de ocurrido el incendio del taller clandestino donde murieron seis ciudadanos bolivianos, este será el nuevo Cromagnon y no hay dudas de que será utilizado por el kirchnerismo para disputar la jefatura de gobierno porteño el año entrante. En tal sentido está trabajando actualmente el incombustible Alberto Fernández.
   Más allá del preocupante dato político, esta tragedia ha dejado al descubierto una nueva realidad que ya no puede barrerse debajo de la alfombra: la explotación que sufren a diario los costureros bolivianos. "Pienso que está legalizada por el sindicatos del vestido (S.O.I.V.A.) y paso a fundamentar mi afirmación. Ellos dicen (la gente del altiplano) que les pagan 0,60 pesos por remeras y es verdad porque es es el precio estipulado por el convenio que rige desde hace catorce años y que, de común acuerdo en complicidad, si usted lo prefiere, entre los gremialisttas y la Cámara Argentina de Indumentaria, no fue actualizado. Cualquiera que quiera confirmar este dato no tiene mas que acercarse a la sede de S.O.I.V.A. que está en la calle Tucumán y Maipú y pedir allí las tarifas que se pagan por prenda a destajo Esa falta de actualización ocasiona innumerables perjuicios al trabajador, por empezar, el sueldo actual no supera, por sobre, los trescientos pesos mensuales, mucha gente, sino toda, cuando se jubile apena alcanzará a cobrar la mínima.
   Ningún operario puede acceder a crédito digno en banco alguno porque el monto salarial que figura en el sobre es insignificante. Cuando un operario u operaria es despedido sólo le computan para la indemnización lo que figura en el sobre o lo que cobró en blanco. Lo mismo ocurre con las vacaciones y el aguinaldo"
, comento a estos periodistas una fuente vinculada al tema en cuestión.
   En otro orden de cosas, mientras el oficialismo trata infructuosamente de frenar el precio de la carne, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), publicó esta semana un preocupante estudio que muestra cómo, "con los acuerdos salariales que está avalando el gobierno y de no mediar una aceleración de la inflación, la remuneración de los trabajadores registrados alcanzaría en el 2006 un nivel similar al que tenía en el 2001. A pesar de que se prevé aumentos nominales altos, los logros en términos de salario real son modestos. Esto es altamente indicativo de la dimensión social que tiene la inflación y de la importancia estratégica de repensar profundamente la organización del mercado laboral".


Finalmente

   La vida política transcurre como siempre, entre sobresaltos y operaciones de prensa. Mientras diario Clarín confirma en el día de hoy en su cargo a Felisa Miceli (se asegura que se quedará hasta el final del mandato de K), el Presidente Kirchner sueña con un posible sucesor que no sea tan "lenguaraz" como la discípula de Roberto Lavagna.
   Al mismo tiempo, se viene un interesante pelea por la reestatización de algunas empresas privatizadas. Y es que algunos políticos de la oposición comienzan a preguntarse por qué esta operación se hace a través de sociedades anónimas. Demasiado sospechoso, más aún cuando en el medio se encuentra el ministro "todo terreno" Julio De Vido.
   Todo cambia para que nada cambie. De no creer.

 


Christian Sanz y Fernando Paolella

 

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